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Prisión para un terrorista que mantuvo contactos con el cerebro del 11-S

El juez considera que Ali al-Marri, bajo custodia desde hace ocho años, mantiene intacta su voluntad de atentar

Un agente durmiente de Al Qaeda ha sido encarcelado en Estados Unidos acusado de conspirar para obtener material para fines terroristas. Ali al-Marri, de nacionalidad qatarí y saudí, se había declarado el pasado mayo culpable de conspiración para proporcionar apoyo a la organización encabezada por Osama bin Laden.

Al-Marri fue capturado dos meses después de los ataques del 11 de septiembre de 2001. Ya entonces admitió que mantenía contactos regulares con Khalid Sheikh Mohammed, presunto cerebro de los atentados en Nueva York y Washington.

El juez federal de la ciudad de Peoria (Illinois) que le ha condenado a ocho años y cuatro meses de cárcel considera que Al-Marri mantiene inalterada la voluntad de atentar contra Estados Unidos.

Perdón y llantos

Al-Marri no pudo con la presión del juicio y en su última sesión se derrumbó en llantos y dijo que pedía perdón por haber militado en Al Qaeda. Asimismo, admitió que había recibido entrenamiento en campos de instrucción de Al Qaeda en Pakistan entre 1998 y 2001.

Al-Marri se infiltró en territorio estadounidense la víspera de los ataques del 11-S haciendo uso de un visado de estudiante. Según el relato del fiscal, bajo esa apariencia Al Marri investigó sobre el uso de venenos en instalaciones como túneles y presas. Fue detenido en diciembre de 2001 bajo la acusación de fraude en el uso de tarjetas de crédito.

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En 2003 la Administración republicana de George W. Bush lo etiquetó como "combatiente enemigo" y le recluyó en un penal de Carolina del Sur. En diciembre de 2008 el Supremo accedió a revisar la legalidad de su detención. Pero dos meses despues, tras la victoria de Obama en las urnas, fue formalmente acusado por una corte federal de brindar apoyo a un grupo terrorista extranjero, en referencia a Al Qaeda.

En una declaración leída ante el juez, Al-Marri prometió que nunca volvería a intentar atacar a los estadounidenses y explicó que se reuniría con sus padres una vez que recupere la libertad. Sin embargo, poco antes, la psicólogo Deborah Sirrat había afirmado ante el tribunal que probablemente Al-Marri volvería a intentar un ataque contra el país.

Esta facultativa dijo que el acusado era un profesional de la manipulación y que rechaza violentamente cualquier tipo de intervención de EE UU en Oriente Próximo.

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