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Unos 40.000 adolescentes son "consumidores problemáticos" de cannabis

Psicosis, irritabilidad y fracaso escolar, entre los principales efectos de la droga

A pesar de los recientes descensos, el cannabis sigue siendo la droga ilegal favorita de los más jóvenes. Uno de cada cinco menores de 18 años la consume habitualmente, y un 2,2% de ellos (unos 40.000 chicos y chicas) son ya "consumidores problemáticos" de esta sustancia, según ha explicado Amparo Sánchez, miembro de la comisión clínica creada en 2005 por el Plan Nacional sobre Drogas para el estudio de los efectos de los estupefacientes.

Uno de los objetivos de esta comisión es desmontar el tópico de la inocuidad del cannabis, sobre todo entre lo más jóvenes. Y en su informe Cannabis II, presentado esta mañana, aportan nuevos datos que confirman alguno de los efectos apuntados en el Cannabis I de 2006, y añaden otros nuevos.

Más información
Informe 'Cannabis II'
40.000 jóvenes españoles, de entre 14 y 18 años, presentan un "consumo problemático" de los 'porros'

Uno de los aspectos en que más se ha avanzado es en el efecto de la droga sobre el cerebro. Igual que la mayoría de estas sustancias, el cannabis tiene un efecto sobre el denominado mecanismo de recompensa, en que está implicada la dopamina y que causa la adicción. Pero, además, ha explicado Sánchez, se ha visto que altera otras dos regiones especialmente sensibles en personas muy jóvenes: el hipocampo y la amígdala. Estas dos regiones del cerebro están relacionadas con la memoria, la concentración y la capacidad de planificar tareas. De ahí que ya esté "confirmada" la relación entre la droga y el fracaso escolar. Sánchez ha indicado que estudios internacionales han demostrado que sólo un 2% de las personas que se inician jóvenes (la edad del comienzo del consumo está en España en los 14,6 años) consiguen un título universitario, mientras que la proporción entre los que no han tomado nunca la sustancia es del 38%.

Los datos son coherentes con el trabajo Estudes 2004, que demostró que un 36,6% de los alumnos que habían repetido dos o más cursos eran consumidores de cannabis, frente a un 20,2% (un 40% menos) de los que fumaban pero no habían perdido ningún año. Estos porcentajes sólo son superados por los consumidores de tabaco y alcohol, lo que es lógico ya que estas drogas legales son más frecuentes, y, además, normalmente el usuario de cannabis es un policonsumidor, y con lo que más combina la hierba es con esas dos sustancias.

El cannabis, vía hacia el policonsumo

Este aspecto del policonsumo ha sido destacado por la delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Carmela Moya, quien ha subrayado el efecto de "puerta de entrada" del cannabis hacia otras sustancias ilegales. Aunque matizo que esto hay que entenderlo en su justa medida: lo normal es que quien consume otras drogas, como cocaína o heroína, haya empezado por el porro, aunque eso no quiere decir que todos los que fuman hachís o marihuana acaben pasándose a otras sustancias. Las causas de esta relación, aparte de las biológicas que predisponen genéticamente a una adicción, están en el entorno de las sustancias. Todas se obtienen en el mercado ilegal, por lo que es fácil que al buscar una se entre en contacto con las otras.

Entre los aspectos que se van confirmando con el tiempo (los estudios sobre los efectos de las drogas sólo se pueden medir de manera retrospectiva ya que muchos son a largo plazo y no sería ético someter a un grupo de población a su consumo para investigarlos) está su relación con algunas de las enfermedades mentales más graves. Por ejemplo, se ha calculado que un 13% de los casos de esquizofrenia se podrían haber evitado si el enfermo no hubiera tomado la droga. También se multiplica por tres el riesgo de sufrir psicosis.

También se ha visto que el riesgo de sufrir un accidente de tráfico durante la hora siguiente a la de fumar porros se multiplica por tres, ha añadido Sánchez. Además, como lo normal es tomar la droga fumada, se intensifica el efecto del tabaco (cáncer o bronquitis crónica), ya que el consumidor tiende a hacer inhalaciones más profundas para colocarse,ha indicado la experta. "Así que eso de que es mejor que fumar tabaco solo es mentira", ha agregado.

Otras consecuencias son una bajada de las defensas, problemas para la regulación de la tensión, y que los cannabinoides se transmiten de la mujer embarazada a su hijo, en los que se ha visto que tienen menos peso al nacer y menos memoria y concentración durante su desarrollo.

Entre las últimas evidencias científicas que se están descubriendo están que el cannabis modifica la producción de hormonas. En las mujeres ello puede suponer desajustes en la menstruación; en los hombres, una bajada de la testosterona y un aumento del riesgo de sufrir cáncer de testículos.

Pero además también están los aspectos sociales. Aparte del fracaso escolar, el adicto -sobre todo el adolescente- tiende a aislarse de los amigos que no consumen, abandona a su amigos y sus relaciones, para centrarse en la búsqueda de la sustancia.

Todas estas evidencias, sin embargo, no han conseguido calar en la sociedad. Aunque el consumo ha bajado desde 2004 (del 36,6% de la población al 30,5% en 2008) hay un aspecto que preocupa a las autoridades. Actualmente, hay menos gente que cree que consumir cannabis habitualmente es peligroso (un 88,3%) que los que saben del riesgo de fumar una cajetilla diaria (el 88,8%).

AP

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