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Reportaje:

Precios agrarios del campo al cielo

El aumento de las cotizaciones en origen cogió a la UE con la despensa vacía

Tras mucho tiempo en una posición discreta y actuando incluso como freno al aumento de los precios al consumo, en 2007 estalló la alimentación. La subida espectacular de los precios de una serie de materias primas básicas para la alimentación animal y humana y su repercusión en el incremento del coste de los productos transformados han constituido el hecho más importante en los últimos 12 meses en el sector agrario y la industria agroalimentaria.

El pasado mes de noviembre, el incremento interanual del IPC se elevó al 4,1%, la tasa más alta en los últimos 22 meses, con una subida del 30,5% en la leche, el 14,1% del pan, 8,6% en quesos, 10,6% en los productos lácteos y el 11,4% en los pollos. El sector agrario se ha beneficiado de la nueva situación de precios al alza y ello ha supuesto reabrir el debate sobre el papel de la Política Agrícola Común (PAC) para el aprovisionamiento de materias primas. Pero, con la mirada puesta en los consumidores, las subidas también han vuelto a poner sobre la mesa el proceso de formación de precios de los productos transformados, desde los márgenes de las industrias agroalimentarias, hasta los aplicados por una distribución cada día en manos de menos grupos.

El fuerte incremento de la demanda indica que ha terminado el ciclo de la alimentación barata en todo el mundo

Los expertos temen que la subida experimentada en esta campaña no sea solamente una situación coyuntural, sino que nos hallemos ante el comienzo de una nueva fase en la que se acabe la alimentación barata. La situación actual, aunque con menos virulencia, se podría prolongar en el futuro ante la existencia de un nuevo escenario de las producciones y la demanda alimentaria mundial.

Las razones de las subidas

El incremento de los precios de las materias primas para la alimentación en su conjunto ha tenido un doble impacto. Para una parte del sector -cerealistas, productores de girasol o de leche de vaca- ha sido la cara de la moneda. Por el contrario, para las cabañas ganaderas de ovino, porcino, vacuno o conejos ha supuesto la cruz al no poder trasladar el incremento de 35% en los precios de los piensos a las cotizaciones de las carnes.

Esta situación de subidas de las materias primas ha respondido especialmente a cinco factores, algunos de los cuales se van a mantener en el futuro.

En primer lugar, por la existencia de unas producciones a la baja en el mundo provocadas por las malas cosechas en cereales y oleaginosas. España, debido al fuerte crecimiento de sus cabañas ganaderas intensivas como porcino, vacuno o la avicultura, es uno de los países del mundo más dependientes de las importaciones para la alimentación animal, con unas compras medias de entre 10 y 12 millones de toneladas anuales. Por este motivo, aunque la producción de cereales en la última campaña en España fue de 23,6 millones de toneladas, una de las más elevadas de la década, el comportamiento alcista de los precios se ha debido al funcionamiento y las tensiones de los mercados internacionales.

El incremento de los precios de los cereales, productos lácteos u oleaginosas se ha debido, en segundo lugar, a un aumento de la demanda en todo el mundo, muy especialmente en países asiáticos como China o India y del norte de África. El tránsito de más de 1.000 millones de personas de una economía de subsistencia a nuevos consumidores ha cogido a la oferta con el pie cambiado, provocando problemas de precios no sólo en países ricos que pueden pagar mayores precios, sino en países pobres que no pueden hacer frente a las nuevas cotizaciones.

En la subida de los precios de una serie de materias primas para la alimentación animal y humana, han jugado igualmente las operaciones especulativas de los fondos de inversión, que han vuelto a este tipo de opciones a la vista del comportamiento de los mercados.

El destino de producciones de cereales, oleaginosas o proteaginosas para la obtención de biocombustibles -reduciendo la oferta para alimentación animal o humana- ha tenido igualmente un impacto en la subida de los precios de las materias primas, aunque el volumen utilizado hasta la fecha no ha sido importante. Su efecto podría ser más elevado en el futuro.

Finalmente, en el caso de la Unión Europea, la subida de los precios en todos los países, no solamente en España, respondería en parte muy importante a la inexistencia de stocks en las producciones básicas. Frente a la política comunitaria anterior, las últimas reformas han impulsado la eliminación de los mecanismos de intervención para regular mercados y eliminar los stocks públicos. Con los mismos objetivos, en los últimos años se han desarrollado apoyos y medidas para favorecer el abandono de producciones agrícolas y ganaderas.

Almacenes vacíos

Fruto de esa estrategia, en la actualidad, la UE tenía sus almacenes vacíos en producciones como leche y derivados, cereales o carnes. Los responsables comunitarios han considerado que regular mercados mediante compras de excedentes era una política muy costosa. Así, de montañas de mantequilla, leche en polvo, cereales o balsas de aceite, se pasó a stocks cero, salvo en alcohol vínico o azúcar. Esa política se ha traducido en este momento en la necesidad de acudir a las importaciones a precios caros y que los consumidores paguen un doble impuesto. El primero, como ciudadanos comunitarios financiando las ayudas de la PAC y, en segundo lugar, pagando los alimentos más caros en la tienda, cuando el objetivo de la PAC era ofrecer una alimentación abundante y barata.

En medios agrarios no se descarta que la subida de los precios de las materias básicas en origen sea una razón más en manos de la Comisión Europea para justificar que los productores ya tienen unos buenos ingresos con los precios de los mercados y que no sería un trauma eliminar progresivamente las ayudas actuales al sector agrario. Bruselas, lejos de aumentar los fondos para ayudas directas al campo, tiene sobre la mesa una importante propuesta de recortes de las mismas hasta 2014 para destinar esos fondos al desarrollo rural. Una coyuntura como la actual, con precios elevados en origen, es igualmente un factor que puede utilizar la UE para seguir con los recortes sin deteriorar las rentas agrarias.

La estrategia comunitaria de reducir excedentes se justificaba en la posibilidad de acudir siempre a las importaciones para cubrir el déficit a bajos precios desde terceros países menos desarrollados y, a la vez, apoyar sus economías. Pero el tiro le ha salido por la culata a la UE. Los precios de las materias primas se han disparado en todos los mercados, y esos precios caros los están pagando los consumidores comunitarios, con alta capacidad adquisitiva, pero también los ciudadanos de los países pobres a quienes teóricamente se quería apoyar.

Los precios por sectores

En el comportamiento de las producciones y precios, cabrían destacarse las siguientes:

- Cereales: subidas medias por encima del 70% en el año donde las cebadas pasaron de 0,12 a más de 0,20 euros; los trigos blandos, de 0,13 a 0,24 euros, y los trigos duros, de 0,18 hasta 0, 36 euros. La subida se produjo por la mayor demanda mundial, malas cosechas en el exterior, stocks comunitarios a cero y, en menor medida, por su uso para biocombustibles. El incremento medio de los precios de los piensos superó el 35%.

- Girasol. Los precios en el campo pasaron de 0,24 a 0,45 euros el kilo de pipa por las malas cosechas en el exterior y la necesidad de importar.

- Ganadería. Los precios de la leche en el campo pasaron de 0,30 a 0,48 euros el litro por la falta de oferta en España y en toda la UE y por la reducción de la cabaña provocada por las reformas comunitarias y los abandonos.

El pollo ha subido por la reducción de la cabaña ante los precios de los piensos.

El principal motivo de la subida de los huevos ha sido la reducción de la cabaña de gallinas ponedoras ante la subida de los piensos.

El vacuno, el ovino y el porcino fueron la otra cara de la moneda en origen, aunque no al consumo. Precios estables o a la baja que se sumaron al incremento de costes de producción.

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