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Reportaje:Empresas & sectores

Siniestro casi total

Duros ajustes y 'airbag' de dinero público ayudan al automóvil a sobrevivir en la crisis

El año pasado estábamos al borde del precipicio y éste estamos dando un paso adelante. Así define la situación que atraviesa la industria automovilística el responsable de una de las marcas instaladas en España. Otros prefieren calificarla de montaña rusa en un parque de atracciones no apto para cardiacos, con cifras que suponen un retroceso a los niveles de los primeros años noventa. En los 20 primeros días de abril la caída ha sido del 49% y para final de año está previsto un descenso del 25%, según la asociación de fabricantes Anfac.

Y es que, como ha ocurrido con la construcción: durante los últimos años se han construido viviendas para dos décadas, en la industria automovilística se arrastra también desde hace tiempo un exceso de capacidad de producción que sólo en Europa se sitúa en torno a tres millones de automóviles anuales.

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Durante el año pasado, cuando menos, existieron dos partes muy diferenciadas en el ejercicio: la del primer cuatrimestre y la del resto del año. De ahí que, a partir de ahora, la caída de las ventas parecerá menos dura al compararse con meses de grandes batacazos.

Incluso la producción, que arrastraba un descenso vertiginoso durante los últimos meses, se ha suavizado en marzo, con una caída del 15,6%, que en el caso de los turismos es sólo del 4,8% gracias al tirón de algunos países como Alemania, Francia, Italia y Reino Unido, que ha supuesto incluso un ligero aumento de las exportaciones durante el pasado mes de marzo.

Las ayudas directas a la compra por parte de las Administraciones de esos países están detrás de este respaldo a la producción española. Algo que no ocurre en el ámbito de los vehículos industriales, con un panorama desolador. Durante el mes de marzo los vehículos para más de 3,5 toneladas han caído en 38% y los de más de 16 toneladas un 43,7%. No es de extrañar que haya sido

Iveco España la que ha anunciado esta misma semana el último expediente de regulación de empleo, ERE, "extintivo para aproximadamente mil personas".

Desde que a principios del pasado otoño se anunciaban las primeras reducciones en la producción, ha sido continua la notificación de este tipo de expedientes. Los primeros en dar la alarma, por sufrir las primeras embestidas de la crisis, fueron los concesionarios. Su patronal, Faconauto, advertía a primeros de agosto que estaban en peligro más de 15.000 empleos, una cifra que ha ido incrementando con el paso del tiempo. Con el agravante de que en su mayor parte se trata de pequeñas empresas, muchas de ellas familiares, con menos recursos para hacer frente a situaciones como las que atraviesan en estos momentos.

En muchos casos además han tenido que hacer frente a los costes de unos stocks impuestos por el fabricante para sacar adelante sus cifras de venta. Según Antonio Romero-Haupold, presidente de Faconauto, los concesionarios tienen más de 450.000 vehículos almacenados, lo que supone un coste de 28.500 millones de euros en pólizas de crédito. Se han perdido ya más de 10.000 empleos y están en el aire otros 20.000 "si el Gobierno no adopta medidas antes del verano".

Hasta ahora, el Gobierno ha preparado un Plan de Integración de Automoción en el que se recogen medidas que afectan a cinco ministerios: ayudas a la financiación, apoyo logístico, laborales, fomento de la I+D o impulso del coche eléctrico, que no han convencido a nadie. "Están bien, pero no son suficientes", es el sentimiento generalizado al respecto ya que la mayor parte de las mismas tendrá sus efectos a medio y largo plazo, y desde el primero hasta el último reclaman una ayuda directa a la demanda como única solución para salir del bache. Una solicitud que hasta ahora ha chocado con la actitud del hasta hace poco ministro de Economía, Pedro Solbes, cerrando a cal y canto las arcas del Estado a nuevos planes como el Renove o Prever, de ayuda directa al achatarramiento.

Con la llegada de Elena Salgado se han abierto nuevas esperanzas y se espera como agua de mayo las primeras manifestaciones de la ministra al respecto. Otro de los alivios solicitados periódicamente, es la supresión del impuesto de matriculación, al que tampoco están dispuestas a renunciar las comunidades autonómicas. Pero hay que destacar en ese sentido el reciente ejemplo de Navarra, con la puesta en marcha del Plan Renove Auto hace ahora un mes, que supone ayudas directas a la compra de 1.200 o 2.200 euros según las emisiones de CO2, y que ha supuesto un incremento de las ventas del 30%. Si cunde el ejemplo y se suman nuevas comunidades, la medida puede abrir una importante guerra autonómica que obligará a tomar cartas en el asunto a la Administración Central.

La adjudicación a la planta de Seat en Martorell de la fabricación del Audi Q3, es un buen ejemplo del papel que pueden desempeñar todas las partes implicadas en este tipo de negociaciones.

La acumulación de coches ha sido uno de los principales problemas del sector en los últimos meses.
La acumulación de coches ha sido uno de los principales problemas del sector en los últimos meses.C. ÁLVAREZ

La esperanza eléctrica

Entre las distintas oportunidades que se van a presentar por la crisis generalizada del sector automovilístico y que esta semana trae de nuevo rumores de grandes acuerdos entre firmas como

Fiat, Chrysler, Opel... se encuentra la apuesta por los combustibles del futuro -en los próximos días, Chevrolet presentará en España su gama de modelos adaptados para el gas licuado-. Y en particular las expectativas levantadas en torno al vehículo eléctrico. Un fenómeno global al que ha querido subirse el Ministerio de Industria con las intenciones de llegar a un millón de unidades en España en 2015.

Pero al margen del optimismo y las posibilidades de alcanzar esa cifra, la industria española no debería quedar al margen de los desarrollos tecnológicos y sus aplicaciones en ese ámbito.

Las conversaciones entre todas las partes implicadas: administraciones, fabricantes, compañías eléctricas..., van por buen camino. Este año se incorporarán a las calles de algunos países, como Japón o Estados Unidos, los primeros modelos comerciales, aunque su presencia será testimonial durante bastante tiempo.

Las características de la producción automovilística española, especializada en segmentos bajos y con modelos semejantes a las propuestas eléctricas, la hacen más compatible que en otros países. Pero su producción masiva queda todavía lejos. Mientras tanto, deberían proliferar ejemplos como la fabricación del Q3 en Martorell para asegurar el futuro de una de las industrias con más peso en la economía nacional. -

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