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Web 2.0: Internet y más allá

Pocas generaciones a lo largo de la historia tienen la oportunidad de ser testigos de cambios tecnológicos de la envergadura de aquellos a los que nos hemos enfrentado durante las dos últimas décadas, aquellos que modifican los hábitos sociales y culturales y que se consideran como tecnologías disruptivas. En este sentido es fácil reconocer que una de ellas es la telefonía móvil, que ha revolucionado la forma en la que nos comunicamos. La otra tecnología, sin necesidad tampoco de pensarlo mucho, es Internet.

Con más de 1.000 millones de internautas en todo el mundo, logrados en algo más de una década desde su desarrollo, la Red se ha convertido en el entorno de comunicación más importante de la Historia. En este corto periodo hemos asistido a su eclosión y al estallido de la burbuja con las consecuencias que todos conocemos. Apenas apagados los rescoldos de la crisis puntocom -bursátil y financiera, ya que el número de usuarios nunca dejó de crecer-, asistimos a una nueva revolución en Internet, en la que el éxito no se mide exclusivamente en el Nasdaq, sino en el uso que audiencias de millones de usuarios, los verdaderos protagonistas, hacen de las nuevas aplicaciones.

Asistimos a una nueva generación en la que el éxito no se mide en el Nasdaq, sino en el uso que millones de usuarios hacen de las aplicaciones

Web 2.0, Internet de nueva generación, networking, software social... nuevas etiquetas para una realidad emergente y compleja. Para los que nos les gusten las etiquetas y los nombres grandilocuentes para definir los nuevos cambios tecnológicos conviene recordar las palabras de Cien Años de soledad: "El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo". Algo parecido es lo que ha ocurrido con la terminología, no al gusto de todos, al intentar buscar la nueva definición que abarque los cambios tecnosociales que se presentan en Internet, transformaciones que tienen una ineludible vertiente tecnológica con la irrupción de Ajax (Asynchronous JavaScript and XLM), que designa un conjunto de tecnologías que permiten el desarrollo de aplicaciones web más interactivas, de forma más fluida y rápida. Sin embargo, la transformación social más relevante de la nueva generación de Internet es la participación de los usuarios como creadores y miembros activos de la comunidad, los superusuarios. Fenómeno este que altera las reglas tradicionales de los modelos de negocio y de las estrategias de marketing. Mientras analistas y expertos de todo el mundo se afanaban en establecer las estrategias para anticipar y predecir la televisión del futuro, dos jóvenes de California, con apenas unos pocos empleados creaban YouTube, la mayor plataforma de intercambio y búsqueda de vídeos que, con aproximadamente 20 millones de usuarios suscritos que llegan a descargarse más de cien millones de vídeos al día, puede revolucionar el futuro del sector audiovisual.

A finales de 2005 y comienzos de 2006, con algunas puntocom cotizando a máximos históricos, la compra millonaria de Skype por eBay, y sin olvidar el escándalo financiero de la empresa japonesa Livedoor, ofrecía una peligrosa combinación demasiado similar a la que llevó a la crisis de finales de los noventa. Sin embargo, y con los datos de que se dispone hasta la fecha, la burbuja ha sido más mediática que real y los inversores parecen haber aprendido la lección, o quizá no han tenido tiempo de olvidarla. Nos encontramos ante una inflación de creatividad e innovación que ha puesto de nuevo en la picota a Silicon Valley como referente mundial, poniendo de manifiesto como fórmulas magistrales la apuesta por el riesgo y la innovación, únicos modelos de éxito en la nueva sociedad de la información.

La Web 2.0 no resuelve las dudas sobre los modelos de negocio en Internet y su viabilidad, pero establece y abre las vías de futuro para sectores como el ocio digital, la industria de la música y el vídeo... Caminos de no retorno, sustentados en modelos que no sabemos a ciencia cierta cómo serán, pero que podemos estar un poco más seguros de cómo no volverán a ser, aunque el proceso de transformación será, ya lo está siendo, complejo y conflictivo. Cambios que se producen a gran velocidad, sobre los que apenas hace unos años nadie había previsto su evolución e influencia, como demuestra el éxito de los blogs, o fenómenos como el intercambio de vídeos o el almacenamiento de fotos, por no hablar de las redes sociales de amigos como MySpace, o el sorprendente mundo virtual Second Life, y así interminables posibilidades que surgen a diario y que pueden alcanzar audiencias millonarias de usuarios en unos meses. Internet se ha convertido en una gran conversación en la que todos pueden participar. ¿Alguien se la quiere perder?

José M. Cerezo es gerente de Análisis y Prospectiva de la Fundación France Telecom España.

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