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Reportaje:

El negocio solar sigue adelante

Las empresas reciben con alivio una nueva normativa, muy suavizada

Para el nuevo ministro de Industria, Miguel Sebastián, y para el secretario general de Energía, Pedro Marín, ha sido una pesadilla. Por cifras y por enfrentamiento con las empresas del sector. Pero, finalmente, el sector de la energía solar fotovoltaica tiene una nueva regulación. Seguirá siendo negocio, pero menos.

La nueva normativa establece un tope de 400 megavatios (MW) nuevos anuales y menor retribución. Frente a los 45 céntimos de euro por kilovatio/hora (Kw/h) producido, los productores cobrarán 32 céntimos por Kw/h, tanto si están colocados en el suelo (huertos solares) como si las instalaciones son en el techo de los edificios. Si éstas últimas son de pequeña producción, la prima será de dos céntimos más.

El mercado fotovoltaico español mueve ya 7.800 millones de euros

No obstante, para suavizar el impacto en la industria que supondrá la limitación, en 2009 habrá un cupo extraordinario de 100 MW y en 2010 de 60 MW para las plantas en suelo. El objetivo: alcanzar unos 3.000 MW en 2010 y alrededor de 10.000 MW en 2020. Crecimiento sí, pero controlado. Todo sea para evitar la situación actual, con todas las previsiones superadas (este año acabará con unos 1.500 MW instalados cuando el objetivo para 2010 era inferior a 400 MW).

Y es que, a su llegada al ministerio Sebastián y Marín se encontraron con un sector, el solar fotovoltaico, en plena explosión. Una energía renovable, prometedora, pero cara y tecnológicamente aún inmadura, había pasado a ser casi un producto especulativo más. Miles de empresas, miles de puestos de trabajo, miles de huertos solares y millones, muchos millones en primas. Las cifras con las que se encontraron Sebastián y Marín eran espectaculares. Sólo en 2007, el mercado español (7.800 millones de negocio, 26.000 empleos, entre directos e indirectos) había crecido un 450%.

La avalancha había sido tan espectacular que, en apenas dos años, las instalaciones se habían multiplicado por tres y habían superado las 18.000. Hasta la asociación empresarial ASIF (Asociación de la Industria Fotovoltaica) había realizado llamamientos públicos para poner orden. Pero la nueva regulación daba miedo. Industria enseñó las tijeras y las empresas del sector -especialmente las grandes compañías e inversores- amenazaron con todos los males del mundo si se ponían límites excesivos a un sector en plena expansión. Ahora, con la nueva regulación, todos respiran. -

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