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Reportaje:Información privilegiada | Empresas & Sectores

Las quejas de los banqueros a Zapatero

Las entidades muestran su descontento por las ventajas de sus rivales extranjeros

Miguel Ángel Noceda

Además de los malos datos del paro, del espionaje madrileño y de la visita vaticana, durante la semana no se ha hablado de otra cosa que de la reunión del lunes del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el vicepresidente económico, Pedro Solbes, con los presidentes de las principales entidades financieras del país para hablar del crédito. El encuentro fue cordial y educado, sin gestos raros ni palabras fuertes, lejos del lenguaje y de los mensajes mitineros que el propio presidente había utilizado un día antes durante la campaña electoral gallega y las declaraciones que el día siguiente profirió el ministro de Industria, Miguel Sebastián ("se nos agota la paciencia con los bancos").

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Las declaraciones explosivas de Sebastián produjeron un efecto diverso dentro del Gobierno y del PSOE. Mientras en algunos círculos se le respaldaba, el número dos del partido, José Blanco, no tardó en descalificar al ministro, y otros miembros del gabinete mucho más comedidos, como Elena Salgado y el propio Solbes, subrayaron que si hay que tener paciencia se tiene la que haga falta.

El tecer encuentro del jefe del Ejecutivo con los financieros -el próximo se prevé para primavera- sirvió para aclarar algunos términos sobre la concesión del crédito tras la preocupación de Zapatero por la falta de fluidez del dinero, y plantear quejas sobre otros extremos. En este sentido, los seis financieros que se sentaron con Zapatero y Solbes (Emilio Botín, del Santander; Francisco González, del

BBVA; Ángel Ron, del Popular; Isidro Fainé, de La Caixa; Miguel Blesa, de Caja Madrid, y José Luis Olivas, de Bancaja) asumieron y pusieron sobre la mesa la queja generalizada en el sector sobre las ventajas competitivas que tienen los bancos extranjeros frente a los bancos y cajas españoles tras haber recibido ayudas públicas en sus países de origen. La queja se convirtió en formal y Zapatero tomó nota.

En el transfondo asoma, además, la nacionalización de bancos y la inyección de dinero público. Ambas cosas parecen descartadas de momento -aunque algunos dirigentes socialistas autonómicos (por ejemplo, el presidente de Extremadura, Alejandro González Vara) y algunas entidades financieras lo hayan pedido- porque las entidades españolas son solventes y no tienen activos tóxicos.

Y es que no se puede descartar taxativamente que alguna entidad no caiga en la maraña y haya que acudir a su salvación. En España existe el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), cuyo funcionamiento se ha demostrado eficaz en otras ocasiones, y la mayoría piensa que hay que mantener esa fórmula. Pero la posibilidad de crear un banco malo para activos tóxicos, como propuso el comisario Joaquín Almunia el mismo lunes en Madrid, nunca es descartable.

De la reunión no salieron propuestas nuevas. Se habló de la financiación y de la posición de los bancos, de que no se dan tantos créditos porque las empresas no los piden como antes; del papel del Instituto de Crédito Oficial (ICO), al que las entidades piden unos créditos más rentables; también de otros sectores importantes (automóvil, energía, turismo...) y de las prospectivas económicas que maneja cada entidad, que Zapatero tiene muy en cuenta.

Los invitados guardaron la formalidad, aunque luego en la lucha diaria cada uno busque la mejor forma de salvarse. Han dado orden de extremar el control en la concesión de créditos, y eso ha hecho mella. Por ejemplo, las Cámaras de Comercio, que preside el ex ministro socialista Javier Gómez-Navarro, aprovecharon el alboroto mediático para difundir una encuesta que refleja que el 80% de las pymes tiene dificultades para obtener un crédito y que el 17% no obtiene ni un euro.

La banca insiste en que se debe a la falta de una demanda solvente. Emilio Botín, en el que Zapatero ha encontrado un verdadero aliado, lo subrayó en la presentación de resultados el jueves, tras insistir en que el Gobierno ha prestado dinero, pero no lo ha regalado: "La banca no puede dar créditos alegremente, lo que sería nefasto es que no los diera a los clientes solventes". Precisó que el Santander concede el 80% de los créditos solicitados. -

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, durante la reunión con los banqueros del pasado lunes.
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, durante la reunión con los banqueros del pasado lunes.GORKA LEJARCEGI

Ampliación de asistentes decidida a última hora

La cita en La Moncloa tuvo cambios formales e incorporaciones decididas a última hora, las del tercer banco y la tercera caja de ahorros, para ampliar el abanico de representación. La ampliación no se decidió hasta entrada la tarde del domingo, momento en que el gabinete de Presidencia localizó a los presidentes del Banco Popular y Bancaja, Ángel Ron y José Luis Olivas. Esta vez se evitaron las suspicacias de la primera reunión, en la que acudió Braulio Medel, como presidente de Unicaja, cuando no está ni entre las cinco primeras. Lo podía explicar el hecho de que Medel, cercano al presidente andaluz, Manuel Chaves, y al PSOE, presidió la CECA. El nuevo invitado, Olivas, presidió la Comunidad Valenciana con el PP.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Noceda
Corresponsal económico de EL PAÍS, en el que cumple ya 32 años y fue redactor-jefe de Economía durante 13. Es autor de los libros Radiografía del Empresariado Español y La Economía de la Democracia, este junto a los exministros Solchaga, Solbes y De Guindos. Recibió el premio de Periodismo Económico de la Asociación de Periodistas Europeos.

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