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Reportaje:Empresas & sectores

BP y Rosneft van juntas al Ártico

Las dos petroleras intentan cicatrizar sus heridas con una alianza estratégica

Pilar Bonet

La petrolera británica British Petroleum (BP) y la compañía Rosneft (propiedad del Estado ruso en un 75%) tienen una gran oportunidad de cicatrizar sus respectivas heridas gracias a su alianza estratégica sin precedentes para explotar el Ártico. El intercambio de acciones, anunciado en Londres en la noche del 14 al 15 de enero, ha sido bendecido por jefe del gobierno ruso, Vladímir Putin, y su viceprimer ministro responsable de energía, Igor Sechin, que es presidente del Consejo de Directores de Rosneft.

Por medio de esta operación, valorada en 7.800 millones de dólares, BP adquiere un 9,53% del capital de Rosneft y esta compañía, un 5% de BP. Ambas petroleras constituirán además una empresa mixta en el plazo de dos años (67% Rosneft y 33%, BP) para explotar la plataforma rusa del Ártico, en concreto tres bloques (Prinovozemelsky Oriental 1, 2 y 3) situados en una zona de 125.000 kilómetros cuadrados en el mar de Kara, cerca de Nóvaya Zemliá, un territorio que Rusia ha utilizado hasta ahora con fines militares. Las reservas de la zona se calculan en 49.700 millones de toneladas de petróleo y 1,8 billones de metros cúbicos de gas, según datos de la época soviética, que serán revisados y actualizados con métodos más modernos. Sólo las empresas estatales -como Rosneft o Gazprom- tienen derecho a licencias para operar en la plataforma del Ártico ruso.

Una empresa mixta explotará la plataforma rusa en el Ártico
Las reservas de la zona ascienden a 49.700 millones de toneladas de crudo
Rosneft se benefició de la venta de Yukos, la empresa de Jodorkovski
BP logra diversificar su actividad tras el desastre del Golfo de México

La capa de hielo en el mar de Kara puede llegar a alcanzar los 2,2 metros de espesor, y la infraestructura de explotación en esas condiciones requiere de enormes inversiones y también de la sofisticada tecnología que BP está en condiciones de aportar por su experiencia en Alaska. La inversión inicial de 1.000 millones de dólares correrá a cargo de BP, y los gastos se repartirán después entre las dos compañías. Ambas empresas constituirán también un centro de desarrollo de tecnologías del Ártico en cooperación con institutos de investigación rusos y fundarán también otro centro de control y prevención de accidentes.

La operación da a Rosneft la posibilidad de salir a terceros mercados y convertirse en un jugador global. Esto ha provocado cierto nerviosismo en EE UU, ya que BP tiene contratos de abastecimiento con las Fuerzas Armadas estadounidenses. La alianza sirve también para blanquear la imagen de Rosneft, afectada por su participación en la operación de acoso y derribo de la petrolera Yukos, que fue fundada por el magnate Mijaíl Jodorkovski, actualmente en prisión. Rosneft fue la beneficiaria final de la truculenta subasta de privatización de la compañía Yuganskneftegaz, joya de la corona de Yukos.

La compra de las acciones de Rosneft por parte de BP supone una protección suplementaria para la compañía rusa frente a los accionistas de Yukos, que continúan presentando reclamaciones en los tribunales internacionales. Rosneft ya tuvo que pagar 440 millones de dólares a la empresa Yukos Capital por decisión de los tribunales holandeses.

Los directivos de BP dicen no temen las acciones judiciales y de hecho han defendido la legitimidad de la subasta por la que Yuganskneftegaz pasó a manos de una fantasmal empresa (Baikalfinansgrup) tras la cual estaba el Estado ruso, a fines de 2004. Desde el punto de vista financiero, Rosneft se había blanqueado ya con su salida a Bolsa en Londres en 2006. BP adquirió entonces una participación del 1,25% de Rosneft.

En Rusia, BP está presente en la empresa mixta TNK-BP, formada al 50% con un grupo de oligarcas rusos (Alfa-Access-Renova), entre ellos Mijaíl Friedman y Víctor Vekselberg. Los conflictos con los socios rusos obligaron a Bob Dudley, actual director ejecutivo BP, a abandonar Rusia en 2008. Ahora, Dudley ha vuelto con mayor experiencia y tras asumir duras decisiones de desmembramiento de BP para hacer frente a los gastos de limpieza en el Golfo Pérsico. El jefe del Gobierno, Vladímir Putin, le ha recibido con alfombra roja y sus socios rusos de TNK-BP han sido marginados de la operación. Los representantes de TNK alegan que BP ha transgredido sus acuerdos al no informarles previamente de su operación con Rosneft e ignorar sus derechos preferenciales. Ahora, TNK-BP podría quedar en vía muerta o acabar siendo absorbida en una fase posterior de desarrollo de la alianza Rosneft-BP.

La operación con Rosneft da una alternativa a BP, cuya estrategia centrada en EE UU ha sufrido un duro golpe con la catástrofe del Golfo de México. Pero los dirigentes de Rosneft quieren ver el lado positivo de la catástrofe y elogian la experiencia adquirida por BP en las operaciones de limpieza, aunque afirman que la alianza estratégica no está relacionada con el desastre del Golfo.

El Gobierno ruso elaborará un régimen especial de impuestos para la empresa de exploración del Ártico, y Eduard Judainátov, director ejecutivo de Rosneft, expresó su deseo de seguir el modelo de la brasileña Petrobras y llegar a una capitalización de centenares de millones de dólares. La capitalización de BP antes de la operación era de 150.000 milones de dólares y la de Rosneft, de 83.000 millones de dólares. En los primeros nueve meses de 2010, Rosneft tuvo unos beneficios de 7.620 millones de dólares y BP, unas pérdidas de 8.990 millones.

En todo caso, Rosneft-BP inicia un nuevo capítulo de la explotación de los hidrocarburos en Rusia, y paradójicamente el Estado asume el papel que en su día quería protagonizar Jodorkovski, es decir, fundirse en alianzas con las compañías petroleras occidentales y utilizarlas como trampolín para convertirse en un jugador global.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.
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