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Entrevista:Vicepresidente de Dow Chemical | GEOFFERY MERSZEI

"España reúne las condiciones para invertir"

Lluís Pellicer

El día de la entrevista, Dow Chemical todavía no había presentado los resultados del segundo trimestre, pero su vicepresidente ejecutivo Geoffery Merszei ya podía presumir de haber alcanzado el segundo mayor resultado operativo de su historia en los tres primeros meses del año. Los datos del segundo han sido incluso mejores. El gigante químico norteamericano alcanzó su mejor Ebitda, que ascendió a 2.342 millones de dólares (1.646 millones de euros) y unas ventas de 16.046 millones de dólares (11.284 millones de euros). Aun así, Merszei, procedente del sector financiero, advierte del "entorno impredecible" en el que se mueven las empresas globales.

Pregunta. ¿La crisis ha quedado atrás para Dow Chemical?

"De nuestros 10 principales clientes estratégicos, seis o siete son europeos"
"Antes los Gobiernos solo daban licencias. Hoy son clientes, socios e inversores"

Respuesta. Ha pasado en cuanto a lo que podemos hacer nosotros. Sin embargo, es muy difícil controlar lo que ocurrirá fuera porque el entorno es muy impredecible. Nadie podía adivinar lo que ocurriría en Japón, Egipto o Túnez. Sin embargo, nuestras previsiones a largo plazo son buenas. Contamos con una cartera fantástica, muchos más productos de los que jamás tuvimos, crecemos en países más rápidamente de lo que hacíamos en el pasado y las joint ventures dan grandes resultados.

P. El perfil de esa cartera se ha ido transformando. ¿Cuáles son ahora las principales actividades de la compañía?

R. No se trata de un cambio repentino. Hace 20 o 30 años entre el 70% y el 80% de la actividad correspondía a los plásticos. Hoy el mundo está cambiando, sobre todo en cuanto a la energía, en especial la electricidad y el petróleo, y a nuestros accionistas no les gusta que invirtamos en empresas que un año dan beneficios y al siguiente ya no. Prefieren empresas con ingresos más predecibles. Pero además, queremos ser proveedores de soluciones. Por eso adquirimos Rohm & Haas. Esa compra fue un gran cambio, porque hasta entonces nos hacíamos con empresas pequeñas, pero si eres una gran firma de productos básicos de química y plásticos, la adquisición de pequeñas sociedades no te permite cambiar tu perfil.

P. Esa compra ascendía a 11.980 millones. ¿Cómo la han digerido?

R. Era una empresa muy interesante, con unos productos que llegan directamente al consumidor y que requiere de mucha investigación. Es una firma con unos ingresos de más de 10.000 millones de euros y, además, no es sensible a los costes del petróleo. Muchos de nuestros negocios básicos son muy rentables, pero un año ganas más dinero que otro porque dependen más del precio del crudo. Nos siguen gustando los plásticos, aún somos el líder mundial en ese negocio, pero queremos estar más en el ámbito de las soluciones, de la innovación y el desarrollo. Al fin y al cabo, todo lo que hacemos es química y ciencia.

P. ¿La misma estrategia vale para Europa?

R. La región de Europa, Oriente Próximo y África supuso en el primer trimestre el 36% del negocio. Dow Chemical es en Europa un poco diferente que en otras zonas, porque más del 90% de lo que produce lo vende en el mismo continente. Ahora bien, el producto es muy similar: agricultura, plásticos, tecnología, purificación de aguas, electrónica...

P. ¿Qué perspectivas tienen de crecimiento?

R. En Europa la colaboración con las universidades es mucho mejor que en otras partes del mundo. Son centros no focalizados en los negocios, sino en ciencias, sobre todo física y química. Pero tiene otra ventaja: de nuestro top ten de clientes estratégicos, seis o siete son europeos.

P. ¿Por qué?

R. Las empresas europeas, en muchos casos las manufactureras, creen en la tecnología. Y con esas sociedades tenemos relaciones muy estrechas que nos permiten no solo estar en Europa, sino en China o Latinoamérica. La gran diferencia es que la mayor parte de la producción en Europa no es low cost, sino competitiva. Me explico. Tenemos clientes que se dedican a las manufacturas, por ejemplo en España, Italia o Alemania. Nosotros aportamos tecnología para que su producción sea más eficiente, de forma que no solo venden en esos países, sino que también exportan a China.

P. Recientemente han firmado una joint venture con una empresa de Turquía. ¿Es esa la estrategia de crecimiento para el continente?

R. Esa empresa con la que hemos empezado a colaborar es líder en fibra de carbón, un material que se usa para productos que van desde los bolígrafos a los aviones. Históricamente, Dow Chemical ha sido muy activa en las alianzas. Tenemos cerca de 80 en todo el mundo, cada una con su tecnología y su especialidad, y en el primer trimestre contribuyeron en 300 millones de dólares en nuestros resultados. Son alianzas al 50%, que no controlamos, pero son muy rentables. Nosotros no lo podemos hacer todo solos, y esas empresas tienen la oportunidad de crecer mundialmente.

P. Ha venido para inaugurar un centro de I+D+i en tratamiento y desalación de agua en Tarragona. ¿Supone eso que apuesta por España?

R. El negocio del agua es una parte importante de nuestro negocio actual y futuro. Somos líderes en tecnología de agua, por ejemplo, en desalinización y reutilización. España es una ubicación clave en esa actividad y Tarragona es un emplazamiento perfecto para la desalinización. Estamos trabajando, además, muy estrechamente con la universidad y este tipo de tecnología no es solo buena para Dow Chemical, sino también para España. Por eso nos decantamos por Tarragona para el primer centro global de tecnología que nos llevará a unos mejores costes de eficiencia, al separar y limpiar agua. Y el uso eficiente del agua reduce los costes en un 35%.

P. Sin embargo, el año pasado cerraron una fábrica en Tarragona...

R. En los últimos seis años hemos invertido 600 millones de euros en Tarragona. Sabemos que España tiene dificultades económicas y un desempleo alto, pero es un país atractivo para invertir, con buenos trabajadores y una buena colaboración con las autoridades. Es decir, todas las condiciones son idóneas. El centro de I+D+i no será la primera inversión ni la última. No invertimos donde no somos bienvenidos...

P. ¿Y en España se sienten bienvenidos?

R. ¡Por supuesto!

P. ¿Cómo de importante es la innovación para la compañía?

R. Dow Chemical gastó el año pasado 1.700 millones en I+D+i, que es mucho más de lo que destinan los departamentos de química de las universidades de Estados Unidos. Entre el 60% y el 70% de esa cantidad está relacionado con la sostenibilidad: agua, aire, eficiencia energética... La innovación es hoy mucho más importante que nunca.

P. ¿Es rentable la sostenibilidad?

R. Todas estas inversiones lo son y deben serlo, porque tenemos accionistas a los que rendir cuentas. En algunos casos, dependiendo de la tecnología, los gobiernos se involucran en la investigación, porque les interesa acelerar los progresos en innovación. Otro de los cambios de cómo actuamos hoy es la colaboración entre tres partes: las compañías globales, las autoridades y la universidad. Los Gobiernos antes se limitaban a dar licencias para operar. Hoy es distinto: en muchos casos son clientes, en otros son socios y en algunos incluso inversores.

El vicepresidente de Dow Chemical, Geoffery Merszei, en el hotel Arts de Barcelona.
El vicepresidente de Dow Chemical, Geoffery Merszei, en el hotel Arts de Barcelona.SUSANNA SÀEZ

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.
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