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Reportaje:

La crisis tumba a Lehman Brothers

La apuesta por los títulos hipotecarios pone contra las cuerdas al banco de inversión

La innovación financiera que ha puesto a Lehman Brothers contra las cuerdas a raíz de la crisis financiera está en el código genético de la firma casi desde que el inmigrante alemán Henry Lehman abrió su pequeña tienda de mercancías en Montgomery (Alabama) en 1844. Unos años después, cuando ya se habían unido a él sus hermanos Emanuel y Mayer y el negocio había adoptado su centenario nombre, empezaron a admitir el algodón como moneda de cambio para saldar las cuentas de los granjeros locales. Eso les llevó a convertirse en intermediarios y a participar en Nueva York en la fundación de la bolsa del algodón tras la Guerra de Secesión. Con los bonos del ferrocarril como primera experiencia, la firma se fue volcando cada vez más en las finanzas y menos en las materias primas. Lehman se vanagloria de haber sido uno de los pioneros en innovaciones financieras que permitieron captar capital tras el crash de 1929. De aquella crisis, Lehman salió fortalecido; de ésta, puede que no salga vivo.

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El cuarto banco de inversión de Wall Street ha perdido el 95% de su valor en Bolsa desde su máximo de 2007. La firma es víctima de su decidida apuesta por las titulizaciones hipotecarias, la innovación financiera que ha saltado por los aires con la crisis de las hipotecas subprime. La crisis se ha agudizado esta semana tras el fracaso de las conversaciones con el Korean Development Bank, el único que hasta ahora había mostrado interés real por inyectar capital y tras la publicación de unas pérdidas de 3.900 millones de dólares y de un plan de crisis que no ha merecido la confianza de los inversores.

La única esperanza es que algún gran banco con dinero asuma el riesgo y se lance a comprar sus activos o incluso toda la firma. Richard Fuld, consejero delegado de Lehman Brothers, presentó el miércoles una serie de iniciativas estratégicas para captar capital y recomponer sus cuentas. El plan contemplaba la venta del 55% de su división de gestión de fondos, incluida parte de Neuberger Berman, un recorte del 93% el dividendo y colocar unos 30.000 millones de dólares en activos inmobiliarios en una compañía que cotizaría de forma independiente.

De esta manera, esperaba reducir su exposición al riesgo del sector de la vivienda y hacerse más pequeña. Pero el parqué no quiere planes, sino acciones concretas y resultados. Y este escepticismo impide que pueda vender de una forma ordenada los activos de los que necesita desprenderse. "Estamos ante la situación del huevo y de la gallina", indican desde Standard & Poor's.

"Si Lehman no consigue capital, sus títulos caen. Y si sus títulos caen, no se hace con la liquidez que necesita". Ante la negativa respuesta del mercado, Richard Fuld está buscando comprador. Entre los grupos interesados en la compra está Bank of America, aliado con JC Flowers y el fondo público chino CIC. Otras entidades que se dice que podrían estar en condiciones financieras de asumir el papel de príncipe azul serían Nomura Securities, Goldman Sachs, Barclays o el HSBC. La cuestión está en el precio que estarían dispuestos a pagar por una franquicia completamente resquebrajada.

Richard Fuld reconoce que es el periodo más difícil que afronta la entidad en sus 158 años de historia, aunque recuerda que sobrevivió a otras crisis. Pero desde Wall Street se acusa a Fuld de no haber hecho nada hasta ahora por recuperar la confianza de los inversores y creen que sus iniciativas llegan tarde.

La pregunta es si el Departamento del Tesoro y la Reserva Federal saltarán en algún momento a escena para evitar el colapso del cuarto banco de inversión de EE UU, como pasó en primavera con Bear Stearns. El apetito de Washington a la hora de intervenir es limitado, y su acción está condicionada a que encuentre antes a alguien que esté dispuesto a meterse en el juego. En todo caso, no se descarta que haya una operación este fin de semana o que las autoridades intervengan antes de que mañana, lunes, abran los mercados asiáticos.

Es lo que se hizo con JPMorgan Chase, que se convirtió en el salvador de Bear Stearns. Si se presentara una alternativa similar, entonces el banco central podría forzar el matrimonio respaldando la operación con fondos y alzándose como guardián moral.

Lehman Brothers cuenta, sin embargo, con una ventaja de la que no pudo beneficiarse Bear Stearns. El banco de inversión dispone de una cámara de aire en la ventanilla de descuento de la Reserva Federal, que permite a la banca de inversión acceder a liquidez para capear el temporal cuando Wall Street no se la ofrece, e intercambiar a su vez activos por otros más seguros.

La firma cuenta en la actualidad con 42.000 millones de capital, lo que, según S&P, es una cantidad razonable para mantenerse a flote. Pero su modelo de negocio está roto, y su exposición al riesgo en el mercado de crédito está evaporando la confianza de los inversores para seguir jugando su dinero. Por eso se cree que Lehman estaría mejor como parte de un institución mayor. Moody's Investors dice ahora que difícilmente podrá sobrevivir si no llega a un acuerdo con un rival más fuerte que le ponga bajo su paraguas.

Y si hay lugar a dudas sobre las intenciones de Fuld, sólo hay que leer lo que dijo el miércoles en una conferencia con analistas: "Siempre dije que si alguien me viene con una propuesta atractiva que dé valor a los accionistas, la elevaré al Consejo de Administración para evaluarla y discutirla". Los días de independencia de Lehman podrían estar contados. -

Sede central de Lehman Brothers en Nueva York.
Sede central de Lehman Brothers en Nueva York.ASSOCIATED PRESS

La ansiedad continúa

Lehman Brothers no es el único banco con problemas en EE UU. El Fondo de Depósito (FDIC) identifica a 117 entidades que están en riesgo de colapso. Son datos de finales de junio, y en Wall Street dan por descontado que habrá muchos más en dificultades, ante la incapacidad que tienen para hacerse con suficiente capital privado para compensar las pérdidas.

La FDIC no da nombres concretos. Pero la atención del parqué neoyorquino se dirige hacia Washington Mutual, el cuarto banco comercial de

EE UU. Sus títulos sufrieron esta semana un fuerte varapalo. Y su caso puede ser más grave aún que el de Lehman Brothers, Bear Stearns o IndyMac, porque es una de las piezas clave del mercado hipotecario. El mercado apunta a negociaciones con JPMorgan, que podría hacerse con la sociedad (lo que se niega en JPMorgan). La otra castigada es Merrill Lynch, que está desprendiéndose de activos contaminados por las subprimes para marcar el fondo de la crisis.

En este clima de ansiedad, esta semana presentan resultados del tercer trimestre Goldman Sachs, Morgan Stanley y Lehman Brothers (revisados). El resto lo hará en octubre. -

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