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Reportaje:Información privilegiada | Empresas & sectores

El pacto imposible y el papel de la CEIM

La presión de la patronal madrileña y otros 'lobbies' empresariales y el fantasma del PP planearon en la recta final de las negociaciones entre CEOE y sindicatos

Miguel Ángel Noceda

El miércoles, al final de la presentación del nunca suficientemente valorado Informe Cotec sobre innovación, Santiago Herrero y Arturo Fernández hicieron un aparte durante varios minutos en el vestíbulo del Palacio de Congresos de Madrid, por donde también pululaban, aunque sin acercarse, Jesús Terciado, presidente de CEPYME, y Jesús Banegas, presidente de las empresas de tecnología. Los presidentes de las patronales andaluza y madrileña hablaban —¿cómo no?— de la negociación colectiva y de la reunión que en aquellos mismos momentos mantenía Juan Rosell, presidente de la gran patronal, con los secretarios generales de Comisiones Obreras y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez. Los dos habían contactado por la mañana con Rosell y estaban convencidos del fracaso de las conversaciones. Otra cosa es lo que cada uno de ellos prefiriera sobre si debían acabar en acuerdo o no.

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Poco después se enterarían de que seguirían intercambiándose papeles. Pero los dos sabían que había poco que hacer, pese a la apariencia de estar confabulados para salvar los muebles. En esa prórroga seguramente influyeron las llamadas que les informaron de que el Ministerio de Trabajo —Valeriano Gómez movió hilos— ultimaba el texto para legislar unilateralmente.

Fue un simulacro más. La negociación había recibido un tambaleo en el comité ejecutivo de la CEOE del 18 de mayo, en el que tomaron la palabra 40 de los 46 miembros y en la que 37 coincidieron en pedir a Rosell que profundizara en las reformas. A Méndez y Toxo les sorprendió en Atenas en la toma de posesión de este como presidente de la Confederación Europea de Sindicatos (CES) y se temieron lo peor. Lograron enderazarlo y estuvieron cerca de cerrar el acuerdo el 27 de mayo y así se lo comunciaron a Gómez.

Sin embargo, había sido un espejismo. Ese mismo día comenzó a torcerse. En el ambiente corría el documento de la patronal madrileña CEIM en el que se extremaban las exigencias empresariales y que Rosell trató de sortear. El documento se vinculó a la influencia de la línea más dura del PP en las filas del rey Arturo, hombre componedor donde los haya, del que dicen que tiene el don de ubicuidad.

Herrero y él también habían intercambiado pareceres sobre ese papel, que, en realidad, recogía las opiniones que los representantes de la organización —sobre todo, el vicepresidente Juan Pablo Lázaro y el expresidente José Antonio Segurado— habían expresado en el famoso comité ejecutivo.

Aunque Rosell asegura que no cambió ni un ápice la postura inicial, la deriva de las negociaciones sufrió modificaciones a raíz del papel de CEIM, al que sumaron otras organizaciones patronales y lobbies empresariales como la del poderoso Consejo para la Competitividad que preside César Alierta. Pero, la realidad, es que incorporó —como nota a pie de página o anexo— las contrataciones y los salarios vinculados a la productividad, cuestiones ambas que no formaban parte de la negociación colectiva y que pedía CEIM. Eso y que no había concordancia en la flexibilidad y en ultraactividad, como se llama a la prórroga automática e indefinida de los convenios, hizo saltar por los aires cualquier atisbo de pacto.

También sostiene Rosell que no les influyó los resultados electorales, cosa que a su juicio sí radicalizó a los sindicatos. Pero al final, lo que de verdad pasó y hay que subrayar es que los empresarios no estaban dispuestos a dar el poder que pedían los sindicatos en las empresas, sobre todo en las pyme, y los sindicatos, a que no se cuente sin su presencia.

En todo caso, papeles como los de la CEIM han circulado muchos en los últimos meses y tan duros o más. Uno de ellos, de la patronal catalana Foment del Treball que presidía Rosell. Sin embargo, el que explotó con fuerza fue el que elaboraron los técnicos de la CEIM la tarde del día 25, revisado después por Segurado, quien, entre otras cosas, subrayó a este periódico que la mención que hace al Gobierno podría haber estado mal interpretada; pero que se habían dado cuenta de que en el PSOE no encontraban un interlocutor. Segurado aboga por un gran pacto de Estado en esta materia y "como [Mariano] Rajoy no pida un acuerdo, estaremos otra vez como estábamos". Aviso al PP desde la CEIM, que reparte para todos.

Santiago Herrero (izquierda) y Arturo Fernández, durante la pasada campaña de las elecciones sindicales
Santiago Herrero (izquierda) y Arturo Fernández, durante la pasada campaña de las elecciones sindicalesÁNGEL DÍAZ (EFE)

La novena vicepresidencia de la CEOE para Santiago Herrero

Está previsto que el próximo día 15 la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) cuente, tras la celebración de comité ejecutivo y junta directiva, con un nuevo vicepresidente. Será el noveno y, por tanto, el último, porque a eso se comprometió Juan Rosell cuando llegó a la presidencia. Y se trata de Santiago Herrero, presidente de la patronal andaluza CEA y aspirante al liderazgo en lucha con Rosell en las últimas elecciones. Rosell le ofreció el puesto nada más ganar, pero Herrero lo rechazó. La oferta ha seguido en pie hasta que el dirigente andaluz la aceptó, sobre todo después de que las rencillas de la campaña electoral han desaparecido del horizonte. -

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Sobre la firma

Miguel Ángel Noceda
Corresponsal económico de EL PAÍS, en el que cumple ya 32 años y fue redactor-jefe de Economía durante 13. Es autor de los libros Radiografía del Empresariado Español y La Economía de la Democracia, este junto a los exministros Solchaga, Solbes y De Guindos. Recibió el premio de Periodismo Económico de la Asociación de Periodistas Europeos.
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