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Reportaje:

El pan de molde va en vertical

Seis expertos debaten sobre la sostenibilidad y la eficacia en el gran consumo

Los españoles acuden, de media, 16 veces al mes a un establecimiento para comprar alimentos y adquieren casi diez artículos en cada ocasión. Eso supone un gran consumo de productos, pero no solo. Detrás de la compra hay una serie de procesos que suponen un gasto de materias primas y un impacto para el medio ambiente; como el transporte, la iluminación de las tiendas o el uso de embalajes, por poner tres ejemplos. El gran consumo se enfrenta al reto de combinar la eficiencia con la sostenibilidad y la preocupación por el medio ambiente. Sobre estos temas debatieron seis expertos en el desayuno organizado por EL PAÍS y Asedas, la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados.

Los españoles, de media, acuden 16 veces al mes a hacer la compra
Colocar los paquetes de otra forma eleva su número por caja y reduce los repartos
Recuperar los envases es uno de los retos para el sector del consumo

¿Es el ecologismo una moda o una tendencia que ya se ha implantado? Teresa Ribera, secretaria de Estado del Cambio Climático, apunta que es una característica que se va incluyendo como algo normal y que los consumidores comienzan a demandarlo. Aunque señala que "todavía se puede avanzar mucho más con la recuperación de materiales y embalajes". Una forma para avanzar, según apunta Ribera, sería que las grandes cadenas incluyeran información ecológica sobre los productos en sus lineales.

Queda camino por recorrer, pero ya se han conseguido algunos logros. "La evolución en términos ambientales ha sido exponencial", señala Alba Cabañas, responsable de medio ambiente de Fomento del Trabajo, que apunta que entre los logros se encuentra haber minimizado el impacto que tiene sobre la ocupación del suelo. Respecto a la movilidad, asegura, que es un "reto" que la industria tiene presente y para el que es necesario combinar eficiencia con normativas, en referencia a la legislación para el reparto nocturno.

El transporte es uno de los temas sobre los que el gran consumo puede tomar medidas para tratar de conseguir una mejora en la eficiencia energética. "Un supermercado con un servicio a domicilio eficiente puede ahorrar 1,3 toneladas al año en emisiones de CO2", explica Ignacio García Magarzo, director general de Asedas.

Un ejemplo concreto es Mercadona, que ha tratado de reducir la distancia entre sus almacenes y sus tiendas. "Somos muy eficientes en logística", señala Margarita Muñoz, responsable de medio ambiente de la cadena de supermercados. "El último año hemos reducido 50 kilómetros la distancia media entre el almacén y la tienda", añade. Una reducción que conlleva no solo una menor contaminación por el ahorro en gasolina, sino también un ahorro para la empresa. Y es que la clave en muchos casos para conseguir la eficiencia medioambiental es la combinación de ciertos cambios organizativos con el ahorro de costes.

A veces, un simple gesto es suficiente. Colocar los paquetes de pan de molde en vertical en lugar de horizontal en la caja donde se transportan para distribuirlos a las tiendas ha permitido a Mercadona aumentar el número de envases que caben en una caja. Así, en un año la cadena de supermercados apunta que ha ahorrado 1.800 camiones, lo que supone menos gasto de gasolina, menos contaminación -algo positivo para el medio ambiente- y un menor gasto en transporte -algo positivo para la empresa-.

García Magarzo se muestra optimista al hablar de la situación del sector. "En España el peso de los formatos de proximidad, especialmente en la compra cotidiana, es muy grande. Pensamos que eso es un valor", asegura. Los supermercados cercanos al domicilio permiten ir andando a hacer la compra lo que reduce el uso del vehículo y, por tanto, las emisiones de CO2. "El 82% de los consumidores va a pie a los establecimientos", señala el director de Asedas.

Cabañas apunta a que es necesario diferenciar dos aspectos al hablar de la eficiencia en el gran consumo. Por un lado, la distribución como tal y, por otro, el producto en sí mismo. "Las capacidades de decisión no pueden ser las mismas que hacen ellos como las que dependen de un tercero", añade.

"Aunque al hablar de impacto sobre el medio ambiente se suele asociar con industria y fábricas, en la mayoría de los estudios se apunta a la alimentación, el transporte y la vivienda", explica Clemente Álvarez, autor del blog de EL PAÍS Eco Lab.

Las cifras sobre el gran consumo dan una idea del volumen de este sector. A pesar de la crisis, en 2009 se comercializaron 643 kilogramos por persona, seis kilos menos que en el periodo anterior. Un dato que hay que multiplicar por 45 millones de habitantes. En total, se comercializaron alrededor de 30.000 millones de alimentos y bebidas, según datos del sector. Para realizar todas estas compras los españoles realizaron 3.137 millones de desplazamientos por compra de gran consumo en un año.

Reducción de residuos, reciclaje o eficiencia energética son algunos de los retos a los que se enfrenta el sector para su desarrollo futuro. La población crece y, por tanto, el número de recursos que utiliza; sin embargo, los recursos no crecen a la misma velocidad. "En los últimos cincuenta años, la humanidad se ha multiplicado por 4, la economía por 40, la pesca por 35, el consumo de agua por 9 y el consumo de combustibles fósiles por 16", desgrana Ribera. "El ritmo de crecimiento del planeta es manifiestamente insostenible", añade la secretaria de Cambio Climático. "La gran distribución es un escaparate donde pueden verse patrones más sostenibles".

Precio y medio ambiente son dos conceptos que, a veces, parecen ir reñidos. Un producto ecológico o que se produzca con procesos respetuosos con el medio ambiente, ¿tiene que ser más caro? Si es así, ¿está el consumidor dispuesto a abonar un importe mayor? "La batalla se está ganando en el tema de los precios. La demanda es lo que marca el producto", dice Cabañas.

"Cuando se habla de precio hay que tener en cuenta que un sistema puede no ser económicamente viable ahora, pero tal y como está, por ejemplo, el precio del petróleo puede que sea rentable en el futuro", señala Francesc Giró, director de la Fundación Acción Natura. En su opinión, es importante estudiar procesos para crear productos y envases más respetuosos con el medio ambiente. "Algo que está diseñado y preparado para el futuro", añade. Giró recuerda el caso de unos productores que han desarrollado un embalaje basado en el compostaje para una cadena de supermercados extranjera, pero que todavía no les resulta rentable comercializar por su elevado precio.

"En el momento en el que un consumidor tiene que optar por un producto debería saber toda la información posible", apunta Álvarez. "Estamos hablando de un cambio de hábitos, pero nos cuesta mucho porque estamos muy mal, o muy bien, acostumbrados", añade Giró. El consumidor también es parte del debate. "No se puede responsabilizar solo al último eslabón de la cadena sobre el tema", apunta la secretaria de Estado. "Los consumidores esperan liderazgo tanto del sector, como de las marcas", señala Álvarez.

Y es que, hoy por hoy, diferenciar los productos ecológicos es todavía complicado. El objetivo, apuntan los expertos, sería crear una etiqueta sencilla, como la de las calorías, que permitiera al consumidor saber cómo ha sido el proceso que ha seguido el producto hasta llegar a la estantería del supermercado. Una etiqueta de huella ecológica. Actualmente, los sellos ecológicos, que existen para algunos productos complican más que facilitan la elección de un producto respetuoso con el medio ambiente, según explica Álvarez.

Otro de los retos a los que debe enfrentarse el sector es la gestión de los residuos. "Recuperamos el ciento por ciento de los envases que se quedan en nuestros almacenes; tanto los de polietileno como los de madera o cartón", explica Muñoz, de Mercadona. La responsable de medio ambiente de la cadena añade que también utilizan palés de material reciclado que proviene de sus programas de recuperar materiales.

Reciclar porque los productos que se encuentran en los estantes de un supermercado suelen ir recubiertos de una gran cantidad de embalajes. "Todavía se puede avanzar mucho más con la recuperación de materiales y embalajes", apunta Ribera. "Somos conscientes del impacto de los envases", dice García Magarzo, que añade que ya se han tomado algunas medidas y que se seguirá por el mismo camino. Al hablar de envases es inevitable hacer una referencia a las bolsas de plástico de los supermercados, que generan una parte importante de los residuos. Aunque todavía quedan metas por lograr, los expertos coinciden en que la preocupación por el medio ambiente ya no es solo una moda.

Una empleada de Mercadona reponiendo mercancía en una tienda.
Una empleada de Mercadona reponiendo mercancía en una tienda.

Bolsas con más de una vida

Meter la compra en una bolsa de plástico es casi un gesto automatizado. Cada español utiliza, de media, 238 bolsas al año, lo que hace que en España se utilicen 10.500 millones. Lo preocupante del dato es que ese uso generalizado produce casi 100.000 toneladas de basura, según Greenpeace. Una bolsa de plástico tarda cerca de cien años en descomponerse en la naturaleza, además de que en su fabricación se emite mucho CO2, explica Clemente Álvarez en su blog de EL PAÍS Eco Lab.

En otros países de Europa, los supermercados ya han comenzado a cobrar las bolsas de plástico para potenciar su reutilización y tratar de reducir el impacto sobre el medio ambiente. En España, la reforma de la Ley de Residuos busca la sustitución de las bolsas de plástico por otras biodegradables de forma gradual. Una regulación que todavía está en trámite para aprobarse y que traspone una directiva europea.

"Hay indicadores que señalan un cambio de mentalidad por parte de los consumidores finales", apunta la secretaria de Estado de Cambio Climático. Algo que en su opinión se refleja no solo en un aumento de la demanda de productos más ecológicos, sino también porque el cliente empieza a incorporar algunas actitudes en sus actividades de consumo que respetan el entorno. "Lo vemos en manifestaciones asociadas al gran consumo como, por ejemplo, en el uso de las bolsas de la compra. Aunque le queda mucho recorrido", añade. "Sin obligación, sino por puesta en marcha de una cadena de distribución sabiendo de antemano que se iba a un modelo de reducción de las bolsas de un solo uso, hemos empezado a recuperar el carrito cuando vamos a la compra o a llevar bolsas".

Una cadena de supermercados comenzó a eliminar las bolsas de plástico que tradicionalmente entregaba a sus clientes de forma gratuita. Una tendencia a la que ya se están uniendo otras cadenas de tiendas, como Mercadona, que planea, a partir del próximo mes de junio, comenzar a cobrar por las bolsas de plástico.

Ignacio García Magarzo, director general de Asedas, asegura que en el sector son conscientes del impacto de los envases, como por ejemplo las bolsas, y que van a cumplir los objetivos que se les vayan proponiendo.

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