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Crítica:LIBROS | Ensayo
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Freeman Dyson, ciudadano de las dos culturas

Cuando escribo estas líneas, junto al libro objeto de la presente reseña tengo a mi lado la edición de Selected Papers, de Freeman Dyson, que la American Mathematical Society publicó en 1996. Incluye esta selección trabajos sobre teoría de números, análisis, topología, matemática general y aplicada, electrodinámica cuántica, teoría de campos, física estadística, del estado sólido, nuclear y atómica, óptica, gravitación, biología e ingeniería. Como se ve, una manifestación prístina de que su autor posee una gran amplitud de conocimientos; que se trata de un científico que ha transitado a lo largo de su carrera por campos muy diversos, pero no como lo haría un generalista, sino como un verdadero especialista.

El científico rebelde

Freeman Dyson

Traducción de Mercedes García Garmilla

Debate. Barcelona, 2008

376 páginas. 22,90 euros

Y no sólo ha contribuido Dyson a diversas ramas de la ciencia, sino que desde hace bastantes años también ha dedicado una parte de su tiempo al ensayo y a la divulgación científica. De hecho, se ha distinguido en este dominio -recordemos obras suyas como El infinito en todas direcciones y El Sol, el genoma e Internet- por la elegancia de su narrativa y la agudeza e imaginación de sus análisis, en los que, además, manifiesta una amplia cultura. Constituye por ello un espécimen poco frecuente entre la nutrida población de los científicos. Su ejemplo, como los de Jay Gould o Sagan, muestra que es posible superar la tantas veces citada noción de dos culturas, que introdujo en 1959 el físico reconvertido en novelista Charles Snow; dos culturas, la humanística y la científica, separadas por "un golfo de mutua incomprensión, de hostilidad y antipatía, pero sobre todo de falta de entendimiento".

El científico rebelde reúne un conjunto de reseñas de libros, prólogos y ensayos publicados por Dyson en diversos lugares, la mayoría en The New York Review of Books. Como todas las obras de índole miscelánea, ésta carece de unidad; no conduce, por consiguiente, a los lectores de un punto de partida a otro claramente determinado. Es fácil que libros de este tipo naufraguen, perdidos sin rumbo. Sólo sus autores los pueden salvar; de hecho, los mejores lo son porque sirven para mostrarnos universos de poliédrica belleza y profundidad: los de esos autores. El científico rebelde pertenece a esta clase. En él Dyson trata de temas tan diversos como: la conservación de la biosfera; la dimensión ética de la ciencia; la educación y las responsabilidades de los militares en un mundo que pone a su disposición, gracias a la ciencia y a la técnica, armas de destrucción casi ilimitada; el pacifismo; la importancia del trabajo de los aficionados en astronomía; la afición de Keynes a los estudios (y manuscritos) newtonianos; cómo Einstein pudo llegar a formular la teoría de la relatividad especial; las relaciones entre ciencia y religión; la teoría de las cuerdas (candidata a unificar las cuatro fuerzas que existen en la naturaleza); o las posibilidades que abre la ingeniería genética para modificar la vida, incluyendo la humana. Incluye también este libro retratos y reflexiones acerca de algunos científicos que han dejado su marca en la ciencia y en la sociedad; entre ellos: el poco conocido, pero extremadamente versátil y original, Thomas Gold; Robert Oppenheimer, el trágico y brillante físico que dirigió el laboratorio de Los Álamos, donde se fabricaron las primeras bombas atómicas; el matemático y creador de la cibernética Norbert Wiener, que tuvo que luchar contra la pesada herencia de haber sido un niño prodigio; Richard Feynman, un genio irreverente, cuya mayor contribución a la ciencia (su versión de la electrodinámica cuántica) tuvo en Dyson a su profeta y transmisor; Edward Teller, el "padre" de la bomba de hidrógeno; y Joseph Rotblat, el físico premio Nobel de la Paz que pudo presumir de haber sido el único de los científicos que trabajaban en Los Álamos que abandonó el laboratorio (lo hizo en 1944, cuando quedó claro que no habría bomba atómica alemana).

Aunque afincado desde hace muchos años en Estados Unidos, en el exclusivo Instituto de Estudio Avanzado de Princeton, Dyson nació y estudió en Inglaterra, que abandonó después de la Segunda Guerra Mundial. Leyendo este nuevo libro suyo, tan rico en detalles históricos, en sensibilidad y conocimientos culturales, nos damos cuenta de lo mucho y bueno que puede producir el mestizaje cultural, siempre, claro está, que el receptor sea un espíritu abierto e inteligente, como es el caso de Dyson, que ha unido, como pocos lo pueden hacer desde la ciencia, las herencias y tradiciones más valiosas del viejo mundo europeo con las del más joven norteamericano.

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