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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un periodista en apuros

Confieso que me hizo gracia, y me intrigó, el subtítulo del libro autobiográfico que el periodista Eugenio Suárez (Madrid, 1919) acaba de publicar: Memorias de un antifranquista arrepentido. Cumplida la lectura, no acierto a ver de qué se arrepiente Suárez. Quizá de alguna decisión personal atolondrada, de cierta ingenuidad patológica. Pero, por lo demás, de su relato se deduce una gran coherencia y sinceridad. Se declara antifranquista como consecuencia de su condición de falangista "de primera línea". "Creo que lo único que realmente fui o me he sentido en la vida ha sido falangista y comprobé que un generalito africanista despersonalizaba y se comía al partido en el que había puesto mis ilusiones". De su desprecio por el dictador nace la peregrina idea de afiliarse, en la época clandestina, al partido comunista, teniendo como avalista a Eduardo Haro Tecglen y examinador de su idoneidad, sin saberlo el autor, nada menos que a Federico Sánchez (Jorge Semprún) quien, por prudencia, desaconseja el enganche. Luego llegan las decepciones, los desencantos ante el desarrollo del camino democrático, pero son los propios de la distancia que generan el escepticismo y la edad.

EL CASO CERRADO. Memorias de un antifranquista arrepentido

Eugenio Suárez

Oberon. Madrid, 2005

352 páginas. 22 euros

La política, empero, es lo menos relevante del libro de Eugenio Suárez. Sus memorias, desprovistas, a propósito confesado, del menor rigor historicista, son una avalancha de recuerdos, personajes, anécdotas y situaciones relacionadas, sobre todo, con su cualidad de periodista y editor. Sus dos publicaciones más significativas, El Caso, un semanario de sucesos que alcanzó gran éxito, y Sábado Gráfico, preludio de las revistas de información general que tanto peso tuvieron en la transición, le dieron notoriedad, dinero, amistades y muchos disgustos. En la época dictatorial en que la información (más bien la desinformación) estaba estrictamente tasada por la censura, El Caso era una válvula por la que escapaban algunos de los gases ocultos de un sistema que no se permitía defectos. Tras los relatos pormenorizados de los crímenes y delitos que poblaban sus páginas se escondían las miserias de una sociedad disimulada y pobre, y su simple exposición delataba que aquella España no era, en realidad, la perfección pregonada por la autoridad. Tanto, que, en momentos de lucidez, los censores impusieron una limitación al número de delitos de sangre de los que El Caso podía hacerse eco cada semana: primero dos; más tarde, tan sólo uno.

A lo largo de su peripecia vi-

tal, Suárez intentó, con desigual éxito, otras aventuras editoriales: Cine en 7 Días, El Burladero, El Cocodrilo Leopoldo, Defensa del Consumidor. Por sus redacciones pasaron muchos de los periodistas que hoy cuentan en el oficio y a todos los que, personalmente, he conocido les queda un recuerdo gratísimo de aquellos tiempos. De Sábado Gráfico recordamos los de entonces que era tal la retahíla de secuestros, suspensiones, expedientes al director (había iniciado, con cierto sensacionalismo, el camino del, en aquel tiempo, poco conocido periodismo de investigación y se especializó en el destape de escándalos de todo tipo), que acabamos refiriéndonos al semanario como Sábado Trágico.

Del Suárez viajero, cosmopolita, vividor, quedan en las páginas de sus memorias multitud de sucedidos y celebridades. Casi todos están tratados con bonhomía y los que no, pocos, con seguridad se merecen el desprecio del autor. No soslaya el periodista las muchas desventuras habidas en su agitada vida personal, algunas buscadas y otras sobrevenidas. El libro se lee con facilidad y los que lo hemos hecho contaminados por la época, con nostalgia. Cabría aconsejar su lectura a los jóvenes periodistas: hallarán, sin duda, muchas claves sencillas de lo que pasó en España en los últimos sesenta años.

El periodista madrileño Eugenio Suárez.
El periodista madrileño Eugenio Suárez.EFE

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