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EL 'CASO GAL'

Álvarez reveló la estructura de los GAL, pero en privado

Francisco Álvarez, ex jefe del Gabinete de Operaciones Especiales del Ministerio del Interior explicó ayer al juez Garzón la estructura de los GAL, aunque no lo hizo en la declaración que firmó, sino una vez acabada la misma. Álvarez no quería aparecer como un delator de personas de otros cuerpos y por ello llegó a una fórmula de compromiso, según informaron fuentes jurídicas..En la declaración ante Garzón se, refirió a la existencia de cuatro GAL, el verde, de la Guardia Civil; el azul, de la Policía; el marrón, del Cesid y el Gal francés. Inmediatamente y a una pregunta de su abogado Manuel Murillo, detalló el funcionamiento de la lucha antiterrorista desde el punto de vista operativo. Explicó que en el País Vasco había un comité de enlace, en el que participaban él mismo por la policía, el fallecido coronel Jesús Somontes por el Cesid y por la Guardia Civil, los coroneles Enrique Rodríguez Galindo, por Guipúzcoa; lledro Llul Catalá, por Vizcaya, y Javier Lara, por Navarra. Agregó que en el nivel nacional había una estructura similar, integrada por tres generales. Por encima estaba Barrionuevo y personas con más altas responsabilidades en el Gobierno, según dijo.

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Una vez que la declaración estuvo concluida y firmada, Álvarez hizo ver que la estructura de mando de los GAL y la de la lucha antiterrorista estaba relacionada.

El error Marey

Francisco, Álvarez detalló la reunión que los procesados Julián Sancristóbal, Ricardo García Damborenea, Miguel Planchuelo y él mismo celebraron en su despacho cuando el entonces, director general de Seguridad, Rafael Vera les advirtió que se habían equivocado y no habían secuestrado al etarra Mikel Lujua Gorostiola, sino a Segundo Marey.El ex comisario explicó que Luis Roldán, que entonces era delegado del Gobierno en Navarra, advirtió a Vera de que en el paso fronterizo de Dancharinea (Navarra) estaba José Amedo con dos mercenarios y un tipo llamado Segundo Marey al que querían pasar a España. Vera, consciente del error, avisó a los reunidos en la Jefatura Superior de Policía de Bilbao.

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Sancristóbal, según Álvarez, llamó en presencia de todos ellos al entonces ministro del Interior, José Barrionuevo, y le comunicó el error. Barrionuevo dijo que había que seguir adelante para presionar a los franceses a que desmantelasen el llamado santuario francés de ETA.

Respecto a los atentados contra los bares Batxoki y La Consolation, en el que seis personas resultaron gravemente heridas, Álvarez destacó que creía que se trató de una trampa montada por el Cesid para que los ex policías José Amedo y Michel Domínguez fueran los chivos expiatorios y que al tener unos culpables la investigación no se dirigiera hacia los verdaderos responsables. Álvarez subrayó que tenía informaciones de que los mercenarios portugueses autores de los atentados estaban en nómina del Cesid y que también cobraban de Amedo.

La denuncia, de Álvarez hacia el Cesid sólo tiene un lunar de sospecha, pues cuando abandonó el Ministerio del Interior montó una empresa de investigaciones privadas radicada en Barcelona llamada Check-in. Esta empresa y el propio Álvarez tuvieron numerosos problemas el pasado año cuando se vieron involucrados en las escuchas a directivos del diario La Vanguardia. Varios de los implicados en el sumario que se abrió en un juzgado de Barcelona eran miembros del Cesid, entre ellos Miguel Lejarza, el Lobo, el más famoso infiltrado en las filas de ETA a finales de los setenta.

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