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Aznar reivindica a Azaña en Barcelona

Enric Company

El líder del Partido Popular (PP), José María Aznar, continuó ayer en Barcelona sus esfuerzos para presentarse como representante de una fuerza política moderada, que ofrece un "cambio razonable" y "tranquilidad" a los electores. En el empeño para alejar toda posibilidad de que se le identifique con la derecha pura y dura, Aznar proclamó que tiene "una profunda vocación azañista". En su primera visita a Cataluña desde que fueron convocadas las elecciones, el presidente del PP pidió "la participación de los catalanes en el cambio tranquilo" que preconiza.

Acompañado del cabeza de lista del PP en Barcelona, Jorge Fernández Díaz, y del presidente del partido en Cataluña, Aleix Vidal-Quadras, Aznar mantuvo por la mañana una reunión con empresarios de la industria químico-farmacéutica catalana.Por la tarde, Aznar mantuvo un encuentro con la Confederación de Gremios de Cataluña y habló ante unas 600 personas en el Colegio de Graduados Sociales. Ante ellos se mostró convencido de que la reanudación del diálogo entre Gobierno, sindicatos y empresarios será posible si gana las elecciones. "Como lo ha sido en Francia", dijo, "a las pocas semanas de la victoria del centro-derecha".

Entre uno y otro acto el presidente del PP convocó una rueda de prensa en la que declaró su "vocación profundamente azañista". Aznar pertenece a una familia de la derecha castellana profundamente identificada con el franquismo, por lo que su evocación del que fue presidente de la Segunda República, Manuel Azaña, constituía una prueba de esa apertura que estaba predicando. La alusión al político republicano tuvo un inequívoco sentido positivo y Aznar la formuló a propósito de las descalificaciones que los nacionalistas catalanes vierten sobre el PP, al que consideran como una fuerza anticatalana. "El patriotismo es cosa de todos, está en todas las fuerzas políticas", añadió. "Cada uno aporta sus soluciones a los problemas del país, y serán mejores o peores. Valdrán lo que valgan en sí mismas. Pero lo que no vale, es decir que sólo son patriotas catalanes los que piensan como yo'. Eso no me parece razonable".

El candidato del PP reiteró que mantenía su política de "mano tendida" respecto a los nacionalistas, tanto los vascos del PNV como los catalanes de Convergencia i Unió (CiU). A preguntas de los periodistas, replicó a unas palabras del líder del PNV, Xabier Arzalluz, en las que éste dijo que obtener un ministerio o dos no basta para justificar un pacto de gobierno. "Me gustaría que dijeran para qué quieren los ministerios, qué piensan hacer en ellos", afirmó.

Respecto a las condiciones en política económica y autonómica de las que habla el candidato de CiU, Miquel Roca, como requisito para cualquier pacto, Aznar se mostró también abierto. Aunque criticó que se ponga tanto el acento en condiciones y contrapartidas. "Si llegamos al diagnóstico de que España está en una situación difícil, ¿a qué se va a condicionar la colaboración para sacarla de la crisis? ¿A un ministerio? ¿A dos ministerios? ¿A dos obras públicas? No me parece una posición razonable".

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La oferta a Cataluña

Estas consideraciones no fueron obstáculo, sin embargo, para que Aznar formulara las condiciones generales de su oferta para Cataluña, que no contienen ninguna arista inaceptable para los nacionalistas de CiU: "Pido lealtad a la Constitución; ofrezco lealtad al Estatuto de Autonomía; ofrezco un acuerdo sobre bilingüismo real, basado en la libertad de cada ciudadano; ofrezco desarrollo de las competencias autonómicas, basado en una correcta lectura del Estatuto; y ofrezco el desarrollo de la corresponsabilidad fiscal".

Sobre este último punto, Aznar, que evitó pronunciarse de forma explícita sobre la cesión del 15% del IRPF a las comunidades autónomas, especificó así su criterio: "Si financiar un servicio cuesta equis y usted quiere tener en su comunidad equis más uno, pues eso lo tiene que poner usted", en clara alusión a la aplicación de recargos. Corresponsabilidad fiscal quiere decir, añadió, responsabilizarse no sólo de gastar, sino también de recaudar los ingresos de la autonomía.

Lanzado a ofrecer tranquilidad al electorado, Aznar reiteró que un gobierno del PP no recortaría las prestaciones del desempleo ni las pensiones y mantendría los subsidios del Plan de Empleo Rural (PER) que se abonan en Andalucía y Extremadura -"aunque no apoyaría las situaciones de fraude que reproducen el viejo esquema caciquil o me votas o no hay subsidio", advirtió. El único miedo que hay a una victoria del PP, dijo, es "el de los que temen perder el poder".

También reiteró su anuncio de que ante la opción -"un poco simplista", matizó- entre sida y preservativos no se opondría a campañas de divulgación del uso del preservativo. "E incluso de su reparto", remató para que quedara claro que no sigue las indicaciones de la Conferencia Episcopal.

Esta actitud de Aznar respecto a la Iglesia fue criticada ayer en Sevilla por el ministro de Justicia, Tomás de la Quadra, quien le acusé de "vender su alma, o sus convicciones" para obtener el poder". De la Quadra se refería a la afirmación del presidente del PP de que no enviará a nadie a la cárcel por abortar.

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