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Adiós a las bombas racimo en siete meses

Defensa se compromete a liderar la prohibición de este tipo de munición un día antes de que que comience la cumbre de Oslo

"Todos los días mueren personas en Laos, Vietnam y Camboya por bombas de racimo lanzadas en los años 60 y 70". Mabel González es responsable de la campaña de Desarme de Greenpeace. Estos días se encuentra en Oslo (Noruega) con motivo de la cumbre internacional que durante los días 3 y 4 de diciembre dará lugar al Tratado Internacional contra las Bombas de Racimo. La ONG ecopacifista pedirá a la delegación española presente en la capital noruega que cumpla su compromiso y sea uno de los 30 primeros países en ratificar el tratado. Todavía en Madrid, la ministra de Defensa, Carme Chacón, ha dado un paso más en este sentido y ha presenciado esta mañana en El Gordo (Cáceres) el proceso de destrucción de las municiones de racimo a cargo de la empresa FAEX (Fabricaciones Extremeñas).

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Un tratado casi perfecto

Sin bombas en junio de 2009

Durante el acto, la titular de Defensa se ha comprometido a desactivar el arsenal español de bombas racimo en un periodo de siete meses. Esto es, la destrucción de 5.589 bombas de racimo en poder aún hoy de las Fuerzas Armadas españolas. Según ha manifestado Chacón, en junio de 2009 "sólo quedarán en nuestros arsenales aquellas bombas estrictamente necesarias para que nuestros zapadores e ingenieros aprendan a desactivarlas".

"Es un paso importantísimo", en opinión de la portavoz de Greenpeace, más si cabe teniendo en cuenta que el Ejército español no utiliza este tipo de munición, pero sus soldados desplazados al exterior en misiones de pacificación trabajan en su desmantelamiento. Según datos de Defensa, desde que España empezase a participar en operaciones de paz en el exterior, sus soldados han desactivado alrededor de 100.000 artefactos en Líbano, Afganistán, Bosnia-Herzegovina o la antigua Yugoslavia.

En la actualidad, dos empresas españolas fabrican este tipo de munición: la aragonesa Instalaza y la alavesa Expal. Precisamente de esta última compañía forma parte Faex, a la que el Ministerio de Defensa ha encargado la destrucción de las más de 5.500 bombas con un coste cercano a los cuatro millones de euros. Las Fuerza Armadas españolas cuentan en su arsenal con tres tipos de bombas de racimo: las CBU-1003 (Rockeye), importadas de EE UU (600); las Antipista BME-330 (400) que fabrica Maxam-Expal, y las granadas de mortero MAT-120 (4.600), de Instalaza.

El rastro mortal de las submuniciones

Según ha denunciado la portavoz de Greenpeace en Oslo, Mabel González, las bombas de racimo son "un arma indiscriminada que mata a civiles durante décadas debido al fallo de sus submuniciones". Hasta ahora y antes de que el tratado de Dublín, aprobado el 30 de mayo, llegará para su firma a Oslo, las bombas de racimo no estaban prohibidas. Sin embargo, el Derecho Internacional Humanitario, referencia en el seguimiento de conflictos, rechaza el uso de la fuerza militar contra civiles, algo imposible de prever con las bombas racimo.

El 11 de julio de este año, el Consejo de Ministros aprobró ya una moratoria unilateral por la que se prohibía "el empleo operativo o en maniobras de las bombas de racimo por parte de las Fuerzas Armadas españolas, así como el desarrollo y adquisición de este tipo de municiones". A esta tarea contribuirán los Ministerios de Asuntos Exteriores e Industria.

Se desconoce el punto de venta de las empresas que exportan este tipode munición
Se desconoce el punto de venta de las empresas que exportan este tipode municiónGreenpeace
Tras finalizar la visita, la ministra de Defensa, Carme Chacón, ha anunciado hoy que en junio de 2009 no existirá esta munición en España, salvo aquellas que usen los ingenieros para aprender a desactivarlas.Vídeo: VNEWS

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