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Reportaje:

El Algarrobico amarillea

El hotel paralizado en Almería espera su demolición lleno de escombros

Justo cuando se cumplen dos años desde que se paralizaran las obras del hotel El Algarrobico, en el parque natural de Cabo de Gata-Níjar (Almería), la empresa que promovió el complejo permite por primera vez visitar las entrañas del esqueleto de hormigón que, de estar prácticamente alicatado, ahora languidece con el paso del tiempo.

El Gobierno y la Junta persiguen desde febrero de 2006 el derribo de uno de los principales símbolos de la destrucción del litoral andaluz, cuya ejecución depende de la resolución de ocho procesos judiciales y del coste de expropiación del inmueble, todavía no definido.

Al acercarse al edificio, un gran cartel en el que se lee "Hotel legal" recibe a las visitas. El ruido de las máquinas cesó el 23 de febrero de 2006, cuando se ultimaban los detalles para tratar su apertura en verano.

Más información
Declarada nula la licencia municipal de obras de 'El Algarrobico'

Un día antes, un juzgado de Almería ordenaba la paralización cautelar de obras al apreciar indicios de ilegalidad en la licencia concedida en enero de 2003 por el Ayuntamiento de Carboneras, gobernado por el PSOE. La ocupación del edificio protagonizada meses antes por activistas de Greenpeace y la publicación en el Boletín Oficial del Estado de un nuevo deslinde de 100 metros para esta zona del parque natural de Cabo de Gata-Níjar, cambiaron la suerte de esta mole en la que hoy campa el deterioro.

El Ministerio de Medio Ambiente anunció en noviembre de 2005 el inicio del proceso de expropiación de los terrenos. Poco después, empezaron a oírse las primeras peticiones de demolición por la Consejería de Medio Ambiente que, en septiembre de 2006, ejerció el derecho de retracto de los terrenos sobre los que se alza el edificio, de 20 plantas y 411 habitaciones.

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El edificio empieza ya a amarillear por la humedad y en sus rincones se acumulan escombros y materiales de obra. Frente a una amplia cristalera salpicada de vidrios rotos, el portavoz de la promotora del complejo, Antonio Baena, traslada su inquietud sobre los motivos por los que un proyecto "amparado" por las administraciones y entendido como parte de un plan de reconversión turístico aprobado en Consejo de Gobierno en enero de 2004 se ha llegado a convertir en un "monumento a la especulación urbanística".

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