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Reportaje:

Anguita y la pinza que nunca existió

El ex líder de IU presenta un libro en el que reivindica su distanciamiento del PSOE

Carlos E. Cué

No hay en Julio Anguita ni un síntoma de agotamiento. Fresco como una rosa apareció ayer en Madrid para presentar su último libro, El tiempo y la memoria (La Esfera). Fiel a la tradición de no llamar a las cosas como lo hacen los demás, dice que no es de memorias. Pero lo parece. Sobre todo cuando rememora el momento más criticado de su carrera, el de la pinza con el PP.

El título de este capítulo lo deja todo claro: "La pinza que nunca existió, los alumnos de Goebbels". Anguita detalla las votaciones en las que IU coincidió con el PP, e incluso una cena en casa de Pedro J. Ramírez con Aznar que se consideró el origen de esa estrategia. "La pinza sirvió para abrir un camino de daños muy importantes en IU, cuyas consecuencias no se han cerrado todavía, en gran parte debido a la posición de sus dirigentes, que se achantan cuando alguien les amenaza con rescatar el asunto de la perversa pinza".

Para Anguita, la pinza fue un montaje de los medios y Nueva Izquierda, que trabajaba "para Roma [el PSOE]". El libro es muy duro con los líderes de ese grupo, que luego se pasaron, como él auguró, al PSOE: "Diego López Garrido y Cristina Almeida fueron a cobrar la recompensa que el romano, cicatero con ella pero munífico con él, había prometido".

"Corrupción y escándalo"

El ex coordinador culpa a Felipe González del desencuentro con IU, ya que éste optó en 1993 por CiU, y justifica su distanciamiento del partido "sinónimo del crimen de Estado, corrupción y escándalo". Sin embargo, ese distanciamiento permitió que el PP gobernara en Asturias y en cientos de municipios en los que la izquierda era mayoría.

También revela que Aznar le propuso que apoyara una moción de censura contra González, pero IU la rechazó. Por primera vez, Anguita habla de la famosa cena con Aznar y Ramírez. "Tengo que decir, en lo referente al ágape, que fue cierto (¿y qué?). Las opiniones de Pedro J. estaban en línea con los contenidos de la carta de Aznar pidiendo nuestro apoyo para la moción. Su diario nos daba algún respiro que aprovechábamos. Pero ni yo conseguí modificar la línea de El Mundo, ni él tampoco introdujo ni siquiera ligeros cambios en la línea política de IU".

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Anguita tampoco se privó ayer de hablar del presente. Allí estaban Llamazares, al que él apoyó para después enfrentarse, y Ángel Pérez, enemigo eterno. "Personas hay aquí que me han insultado", dijo de forma misteriosa sin que nadie se diera por aludido.

Entró de lleno en el actual debate dentro de IU, el de siempre: las relaciones con el PSOE, al que Llamazares ha decidido apoyar en casi todo. IU, dice Anguita, debe olvidarse del márketing del PSOE, de la política del "canutazo" y los mensajes televisivos para construir un discurso que dure.

"Soy hijo de mi tiempo, contradictorio", confesó. "Me mitificaron, me llamaron mesiánico. Tal vez sea el político que más ha estado en las hornacinas pero menos en las urnas", se rió. Al final, el mensaje clave del polémico político, protagonista de los noventa, es simple: "El tiempo ha dejado las cosas bastante claras". O sea, que tenía y tiene razón.

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