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Asistencia a reclusos en hospitales

La escena se repite cada día, varias veces, en todas las ciudades. Un furgón policial, o una ambulancia escoltada por un patrullero, llega a la puerta de urgencias de un hospital. Dentro viaja un preso que necesita asistencia sanitaria. Dependiendo de la peligrosidad del recluso, permanecerá vigilado por uno, dos o más policías; a veces, esposado a la camilla hasta que reciba el alta médica y vuelva a prisión."La situación", explica Ángel Yuste, "es mala para todos. Para el preso, que en muchos casos debe permanecer esposado y sin intimidad por motivos de seguridad. Para los demás pacientes, que unen a su malestar la inquietud por la presencia de un preso y de su escolta policial. Y para los policías, que deben trabajar en muy malas condiciones de seguridad".

Durante un tiempo se barajó la idea de crear hospitales penitenciarios. Pero se descartó enseguida. Ni la calidad de la asistencia sería comparable a la de los hospitales públicos ni servirían en caso de urgencia. Ahora, con la creación de 40 unidades de custodia en otros tantos hospitales, se pretende solucionar varios problemas de una sola tacada.

De una parte, los reclusos disfrutarán de una asistencia sanitaria idéntica a la del resto de los ciudadanos. Al tratarse de habitaciones separadas -mediante blindaje y vigilancia policial- pero del mismo hospital, el resto de los pacientes no tendrá la sensación de intranquilidad que proporciona la cercanía de un recluso custodiado por la policía. Y además, según los cálculos del director general de Instituciones Penitenciarias, entre 600 y 700 policías podrán dedicarse a otras labores.

Ángel Yuste estima que la construcción de cada Unidad de Custodia costará entre 17 y 25 millones, estableciéndose por tanto un presupuesto de alrededor de 1.000 millones para la realización del plan. Instituciones Penitenciarias espera que entre este año y el próximo puedan realizarse las obras necesarias en los 40 hospitales elegidos.

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