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Aznar acusa a los socialistas de "llevarse la despensa" y no defender al Rey

El líder del PP defiende la guerra de Irak y critica al Gobierno por ofrecer diálogo a los secesionistas

Carlos E. Cué

A la misma hora en que Mariano Rajoy, su líder, daba su primer gran mitin en Barcelona -1.500 personas- tras la dimisión de Josep Piqué, José María Aznar reapareció en Madrid con el discurso más demoledor contra el PSOE de los últimos meses. El ex presidente defendió con ahínco su alianza con George Bush y acusó a su sucesor en La Moncloa, José Luis Rodríguez Zapatero, de no defender la Monarquía ni los símbolos patrios y de llevar a España a "una gran crisis nacional". Además, respondió a Pedro Solbes, que acusó al PP de dejar la despensa vacía: "Ellos se llevaron hasta la despensa".

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En el Partido Popular aún resuena la entrada en tromba de Aznar en la campaña electoral de mayo, cuando dijo que Zapatero "quiere reproducir el esquema que nos condujo a lo peor de nuestra historia, hace 70 años", esto es, la Guerra Civil. Pero lo de ayer no eran frases sueltas, sino un discurso largo, reflexionado, que en cada párrafo agredía con más dureza que el anterior al líder del PSOE.

Aprovechando la presentación del libro España en primer plano. Ocho años de política exterior, del senador del PP Alejandro Muñoz-Alonso (Gota a Gota, la editorial de FAES, la fundación que preside el ex presidente), Aznar primero justificó su alianza con George Bush y el apoyo a la guerra de Irak por el que, a cambio, obtuvo ayuda en la lucha contra ETA. "Humildemente, pero con toda determinación, pedimos ayuda y comprensión a nuestros socios y aliados para hacer frente a la lacra del terrorismo que sufrimos en España. Y con la misma humildad, y con la misma determinación, aceptamos la responsabilidad de ayudar a nuestros socios y aliados cuando nos pidieron apoyo en la lucha contra el terrorismo global". "Conseguimos que España fuera considerada un aliado leal".

Zapatero, por el contrario, ha llevado a España, "de nuevo al rincón de los países que no cuentan, al club de los países irrelevantes". "La actual, para sonrojo general, es una política exterior cuyos éxitos pueden medirse cronometrando el tiempo de los saludos protocolarios. Es lo que ocurre cuando en vez de pensar en los intereses de España se ocupa el tiempo en revolver en los cajones de la Historia, o, más bien, en los cajones de algún despacho, en un intento de justificar injurias y calumnias", sentenció en referencia a las actas de la reunión con Bush en el rancho de Crawford (EE UU) que publicó EL PAÍS.

"El resultado de todo eso es que en lugar de estar junto a las democracias más antiguas del mundo se está con los tiranos más viejos del planeta", insistió. Después de una larga lista de reproches personales y durísimos a la supuesta incongruencia de Zapatero -por apoyar la guerra de Kosovo, por retirar las tropas de Irak "casi en huida", por pedir a otros países que hicieran lo mismo-, Aznar volvió a la política nacional, y fue aún más duro.

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"No sería leal con mi conciencia", se justificó, "si no expusiera mi máxima preocupación por los acontecimientos que hoy se están viviendo en España: la amenaza secesionista, la quiebra del Estado, la fragmentación del sentido nacional. En definitiva, porque estamos viviendo una gran crisis nacional".

"Hoy vemos cómo se ataca interesadamente a la Monarquía de todos y cómo, en otro alarde de frivolidad, se inhiben quienes tienen el deber constitucional de defenderla. Hoy vemos cómo quienes debían defender los símbolos ofrecen diálogo y comprensión a secesionistas de toda índole y condición". "Estos años de éxito compartido demuestran, sin atisbo de duda, que a España le conviene la Monarquía Constitucional". "Sobran los motivos para agradecer a su Majestad el Rey la tarea realizada durante estos años en pro de la convivencia en libertad de los españoles y de la proyección de España en el mundo".En la sala no estaba Rajoy, pero sí la cúpula del PP, con Ángel Acebes y Eduardo Zaplana a la cabeza.

El ex presidente del Gobierno José María Aznar, ayer en Madrid.
El ex presidente del Gobierno José María Aznar, ayer en Madrid.B. PÉREZ

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