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La crisis del Partido Popular

Aznar apoya a los 'duros' del PP frente a un Rajoy que quiere "mover" el partido

El ex presidente reivindica la confianza y los principios del PP, como hizo San Gil - El líder del PP cree que el PSOE no da motivos para criticar su política antiterrorista

Carlos E. Cué

Hasta ahora, Mariano Rajoy tenía como rival a un creciente y voluntarioso equipo de miembros del sector duro. Desde ayer, todo el PP sabe que el líder tiene enfrente a un miembro de la primera división, un miura casi imposible de controlar: José María Aznar. El ex presidente, que había mantenido un discreto silencio incluso después de la crisis de María San Gil -fue su esposa, Ana Botella, quien defendió a la dirigente vasca-, lo rompió ayer con estruendo: "En la vida política, la confianza y la defensa de los principios es siempre esencial". Palabras casi calcadas a las de San Gil, que ha lanzado un órdago a Rajoy porque, según le dijo a la cara, ya no confía en que él defienda los principios del PP.

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Aznar entraba así en la guerra interna del PP, colocándose, como se esperaba, del lado de los duros que critican a Rajoy por su "tacticismo", una palabra que utilizó ayer el ex presidente. Y, sobre todo, reivindicaba su forma de hacer política, resumida con una idea que ayer repitió -"sin complejos"- frente a las supuestas dudas de Rajoy.

El líder del PP, que sabía que se iba a enfrentar a otro doloroso lunes -además de Aznar se esperaba la gresca en el PP vasco por la convocatoria del congreso interno-, decidió, por una vez, adelantarse.

En contra de lo habitual, Rajoy presentó una conferencia del barón gallego Alberto Núñez Feijóo -uno de sus más fieles apoyos- y aceptó preguntas. A la primera sobre la situación interna, lanzó una parrafada que parecía preparada con un mensaje claro de respuesta a los duros: "Yo soy el que he sido siempre, pero creo que en la vida de cuando en cuando hay que moverse. Lo único que no podemos hacer es no movernos y estar siempre en el mismo sitio, porque eso no lo hace nadie en ninguna faceta de la vida".

Frente a quienes le critican el acercamiento al Gobierno en materia antiterrorista -hubo foto unitaria después del último atentado-, Rajoy esgrimió un argumento: "Nadie discute que apoyemos al Gobierno, si es que el Gobierno lógicamente vuelve a los principios del Pacto Antiterrorista. No tengo ningún dato en esta legislatura que me diga que no va a volver a esos principios. La mayoría de los españoles quiere que apoyemos al Gobierno en este tema".

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El líder dejaba claro así que no puede ser duro en el asunto antiterrorista, como le reclaman, porque el Gobierno está haciendo lo que siempre le han pedido: mano dura contra ETA y Batasuna. Sin embargo, los matices en el PP se ven cada vez más claros. El domingo, Esperanza Aguirre, la más clara alternativa a Rajoy, exigía a José Luis Rodríguez Zapatero que no reciba al lehendakari hoy en La Moncloa, como protesta por la aprobación de una moción sobre la tortura en el Parlamento vasco. Rajoy, por el contrario, no le pidió que no lo reciba, sino que le escuche para decirle "no a sus ensoñaciones".

Las dos almas del PP, cada vez más divididas, quedaron en evidencia no sólo por las palabras de Aznar, también por su auditorio. El ex presidente inauguró un curso de FAES, la fundación que preside, para recordar los 10 años de entrada de España en el euro. Y allí no había ningún miembro del equipo de Rajoy. Ni de los habituales de Génova, ni de la actual dirección, como Miguel Arias-Cañete, ni del grupo parlamentario. Sólo Cayetana Álvarez de Toledo, significativamente la única representante del ala dura en la dirección del grupo parlamentario. Tampoco estaban personajes moderados pero distanciados de Rajoy como Juan Costa -que suspendió su anunciada presencia a última hora- y Rodrigo Rato, que a pesar del asunto -el euro- no asistió. Por el contrario, Aznar contó entre su auditorio con Esperanza Aguirre, Ignacio González, la mano derecha de ésta, y varios consejeros de Madrid.

Hace un par de semanas, cuando se empezó a lanzar la idea en los mentideros del PP de que Aznar estaba muy preocupado y molesto con la gestión de Rajoy, un diputado aznarista señaló a EL PAÍS. "Nadie puede hablar en boca de Aznar. Cuando quiera entrar, lo hará, y será con estruendo". El ex presidente cumplió ayer las previsiones de este parlamentario. En algunos momentos incluso llegó a usar la fórmula del "no me resigno" con la que Esperanza Aguirre hizo temblar a todo el PP en su amago de presentación de candidatura alternativa.

Aznar no citó en ningún momento a Rajoy, y más bien se refirió a la época de la entrada de España en el euro, pero sus consejos sonaban como cuchilladas contra el líder, porque hurgaban en la herida abierta por las acusaciones de quienes dudan de Rajoy.

El ex presidente aseguró que uno de los criterios que han inspirado su actuación en política es el de "buscar la integración y la suma en torno a objetivos compartidos ya fueran éstos la refundación del PP o, ya desde el Gobierno, la incorporación al euro". Precisamente a Rajoy le acusan, especialmente Jaime Mayor y Francisco Álvarez-Cascos, dos personas con mucho poder en la época de Aznar, de no contar con todo el partido, de refugiarse en los más fieles y dejar fuera a gente de mucho peso.

Rajoy sólo recibió un ligero respiro cuando, unas horas después, uno de los que siempre están en todas las quinielas para sucederle, Alberto Ruiz-Gallardón, le prometió en público fidelidad, al menos hasta el congreso de junio. Gallardón recordó que Rajoy le dejó fuera de las listas al Congreso, pero insistió en que él es el líder para este momento. Casi todo el partido asume que Rajoy tendrá una reválida en las elecciones gallegas y europeas previstas para 2009.

Y mientras, aún retumbaba la cantinela de Aznar. "Nosotros renovamos España sumando a muchos y no prescindiendo de nadie"... En el PP ya se ha instalado la broma de que la nueva canción oficial del partido será I don't like mondays, un éxito de Bob Geldof que fue número uno en Inglaterra en 1979.

Aznar ha recordado que las mejores cosas que hicieron para España, las hicieron juntosVídeo: ATLAS

Las frases de Rajoy

- ay que moverse. "Yo soy el que he sido siempre, pero creo que en la vida de cuando en cuando hay que moverse. Hay mucha gente en el partido que tiene derecho a que se le escuche, pero lo único que no podemos hacer es no movernos y estar siempre en el mismo sitio, porque eso no lo hace nadie en ninguna faceta de la vida".- Apoyo al Gobierno. "Nadie discute que apoyemos al Gobierno, si es que vuelve a los principios del Pacto Antiterrorista. No tengo ningún dato en esta legislatura que me diga que no va a volver a esos principios, y creo que la mayoría de los españoles quiere que apoyemos al Gobierno en este tema. Creo que la experiencia de los años 2000 a 2003 fue muy positiva y a mí me gustaría que volviera". - Convencer a más gente. "Yo creo que el PP tiene posibilidades serias y reales de ganar las próximas elecciones. Me siento con fuerzas, con ganas e ilusión para encabezar ese proyecto, que tiene que ser ganador y tiene que convencer a más españoles de los que ha convencido, que han sido muchos".

Las frases de Aznar

- La confianza, esencial. "Para adaptarse al paisaje, no hace falta mucho. Es fácil. Pero quiero recordar que en la vida política, entonces y ahora, es decir, siempre, la confianza y la defensa de los principios es siempre esencial". - Un proyecto sin complejos. "Teníamos un proyecto ambicioso para España. Un proyecto sin complejos: el de una España unida para desarrollar un proyecto común, abierto al mundo, con confianza y vocación de futuro". - Contar con los mejores. "Hay que buscar la integración y la suma. Siempre hay que procurar contar con los mejores y además tener la voluntad y la decisión de llamarles y de agruparlos en torno a un gran proyecto".- No al tacticismo. "Ambos principios de actuación expresan convicciones ganadoras en la política democrática, definen una opción clara a la que el electorado puede dar su confianza, alejan el sectarismo y preservan la política frente al tacticismo que, por cierto, nada tiene que ver con la necesaria administración inteligente de un proyecto político".

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