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LA DECLARACIÓN DE LIZARRA

Los nacionalistas vascos sellan un pacto para dialogar sin límites sobre las demandas de ETA

Pedro Gorospe

Las fuerzas nacionalistas vascas (PNV, Herri Batasuna y EA) sellaron ayer en Estella (Navarra), junto a IU y otras 19 organizaciones políticas, sociales y sindicales de Euskadi, un acuerdo que intenta sumar, bajo un lenguaje flexible, las demandas de ETA y el plan de paz de Ardanza, rechazado por la Mesa de Ajuria Enea. El texto, en cuyo debate no han participado ni el PP ni el PSOE, parte de la experiencia del Ulster para proponer un método de diálogo sin límites de toda la sociedad vasca en dos etapas. En la segunda, la "fase resolutoria", se contempla el cese "permanente de todas las expresiones de violencia". Es la primera vez que HB se compromete a pedir a ETA una tregua "permanente", aunque condicionada a que se alcance ese "proceso de negociación" en el que las cuestiones a resolver son "la territorialidad, el sujeto de decisión y la soberanía política".

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A menos de mes y medio de las elecciones autonómicas vascas, el denominado Foro de Irlanda, en el que no participan las dos fuerzas mayoritarias del país, PP y PSOE, rubricaba ayer lo que defiende como el inicio de un proceso de negociación y diálogo, al que como primera medida desea sumar a socialistas y populares y, como colofón, obligar a los Estados español y francés a asumir el resultado de las negociaciones.Apenas tres meses han bastado para que el PNV y Herri Batasuna, junto a EA, los sindicatos ELA y LAB, organizaciones pacifistas como Bakea Orain o Elkarri, además de otras 15 asociaciones vinculadas a la izquierda abertzale, y finalmente Izquierda Unida, escenificasen lo que denominan "el primer gran acuerdo de una nueva mayoría". Ése es el tiempo que ha necesitado el Foro de Irlanda, una iniciativa de HB que secundó inmediatamente el PNV, para sellar "la primera piedra de un proceso de pacificación abierto a todos", según Pernando Barrena (HB).

La gestación del texto ha ido paralela al proceso de diálogo reservado que mantienen el PNV y HB en busca de una tregua de ETA antes de las elecciones vascas, previstas para el 25 de octubre. En este tiempo han callado las pistolas de ETA (su último atentado fue el 25 de junio, cuando asesinó al edil popular Manuel Zamarreño), si bien la violencia callejera de los proetarras no ha cesado. Ayer mismo era quemado el vehículo de un concejal del PP en Sestao.

Desde que los peneuvistas mantienen contactos y conversaciones secretas con el entorno de ETA, han asegurado en varias ocasiones que en la próxima legislatura están dispuestos a llegar "hasta donde sea" para lograr la paz, aun sin la concurrencia del PSOE y el PP, partidos que rechazaron en la Mesa de Ajuria Enea el plan de paz presentado por el actual lehendakari en funciones, José Antonio Ardanza.

Solución política

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El documento, de tres folios, es ambicioso bajo un lenguaje muy medido para que pueda ser aceptado por todas las partes a las que se llama a dialogar. Bajo su aparente flexibilidad, sin poner condiciones previas, ni limitaciones en principio excluyentes, recalca que la solución a un "problema político" (el conflicto vasco) tiene que ser también "política" y habrá de girar en torno a tres asuntos: "La territorialidad, el sujeto de decisión y la soberanía política se constituyen en el núcleo de cuestiones fundamentales a resolver". Esa redacción aparca términos que se han demostrado infranqueables, como autodeterminación, integración de Navarra (donde los partidos firmantes ayer no suman la cuarta parte del electorado), referéndum o la tregua de ETA. Pero deja claro que sobre esos asuntos debe girar el diálogo. El punto final ha de ser que "los ciudadanos de Euskal Herria" tengan "la última palabra respecto a la conformación de su futuro, y se respete la decisión por parte de los Estados implicados", es decir España y Francia.Los partidos no llegaron a definir cómo participaría Francia en las negociaciones. Fuentes de los firmantes se limitaron a señalar que la apelación a ambos Estados parte del ejemplo irlandés, en el que se primó la soberanía de las decisiones que adopta una sociedad.

La forma y el fondo del documento no dejan lugar a dudas del esfuerzo por hacer revivir el fallido plan de paz del lehendakari y que el esquema de trabajo que se propone conviva con las reivindicaciones que ETA ha solicitado en los últimos tiempos a través de sus comunicados y en el vídeo con la denominada Alternativa Democrática, cuyo intento de difusión llevó a la cárcel a la anterior Mesa Nacional de HB.

El método que propone la declaración para iniciar el proceso de pacificación se asemeja terminológicamente al que proponía Ardanza al centrarlo en un "diálogo abierto, sin exclusiones, con la intervención de toda la sociedad vasca en su conjunto" -Ardanza hablaba de todos los partidos-. El diálogo se producirá en dos fases: "preliminar" y "resolutiva". La primera no debe contemplar condiciones "previas infranqueables para los agentes implicados" (presumiblemente en alusión a una tregua de ETA); la segunda, que el acuerdo define como "el proceso de negociación y resolución propiamente dicho", se desarrollaría "en unas condiciones de ausencia permanente de todas las expresiones de violencia del conflicto".

"En HB nos preocupa mucho más que la violencia que se ejerce desde ETA la que se ejercita desde el Estado", enfatizó Barrena.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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