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LUCHA ANTITERRORISTA

20 años contra el terrorismo

Fernando Mariscal Carchenilla lleva 20 años en la policía. Casi los mismo S que está dedicado a luchar contra ETA. Es comisario desde hace algo más de un año. Muy pocos compañeros del cuerpo le conocen personalmente, lo que, en opinión de un alto cargo de Interior, "es una gran ventaja" y revela que es el hombre ideal" para el trabajo que le ha encargado el ministro Juan Alberto Belloch. Ayer estuvo en la cumbre antiterrorista de San Sebastián, en calidad de enlace de la lucha antiterrorista entre Francia y España.Mariscal, de 41 años, madrileño, soltero, hijo de un directivo de banca, es uno de los tres hombres de la Unidad de Apoyo -junto con el comisario Felipe Hernández y el teniente coronel de la Guardia Civil Rafael Ferreras- encargada de asesorar sobre terrorismo a la viceministra de Interior, Margarita Robles.

Ha llegado a este cargo apadrinado por Gabriel Fuentes González, comisario general de Información. Este ya se llevó con sigo a Mariscal cuando el juez Baltasar Garzón le fi chó para desempeñar un alto cargo durante la breve etapa de éste como de legado del Plan Nacional sobre Drogas en Interior.

Comando Madrid Durante años fue jefe del grupo de la Brigada Central Operativa encargado de perseguir a los etarras que actuaban en Guipúzcoa. Como componente de esta unidad colaboró en la captura del comando Madrid, detenido en 1987 en un piso del número 8 de a calle del Río Ulla, en el barrio de Ciudad Lineal. En esa operación participó. En esa operación participó también Fuentes, aunque el cerebro de la misma fue el comisario Juan Bautista Felices, actual jefe de policía de Bilbao.

Antes de aquello, Fernando Mariscal también desempeñó un papel secundario en el asalto a una vivienda de Leganés (Madrid), donde Manuel Ballesteros, entonces jefe de la lucha antiterrorista, creía que se escondía el comando Madrid. Los GEO (Grupos Especiales de Operaciones) entraron al asalto en la casa, cuyos ocupantes resultaron ser un pacífico matrimonio y unos niños. Según varios compañeros, Mariscal era uno de los que se oponían a esa actuación porque "no le encajaban las piezas" y dudaba que el soplo que tenía Ballesteros fuese acertado. La historia le dio la razón: el asalto fue un monumental patinazo.

Fuentes policiales atribuyen a Mariscal una importante participación en la captura del comando que atentó contra el Hipercor de Barcelona, donde en junio de 1987 murieron 21 personas y 45 resultaron heridas.

Este funcionario, aficionado al gimnasio, pidió la excedencia y durante un año trabajó como jefe de seguridad de un banco. Después reingresó en el cuerpo. Pero este pequeño desliz, que le hizo perder algunos puestos en el escalafón, fue considerado por algunos como una traición a los viejas normas del Cuerpo Nacional de Policía. El abandono temporal del cuerpo estuvo a punto, además, de impedirle ascender a comisario.

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Mariscal marchó de España para encargarse e espiar los movimiento, de los activistas de ETA asentados en Venezuela y Nicaragua. Hay quien dice que aceptó este destino tras algunos enfrentamientos con Julio Hierro, jefe de la Brigada Central Operativa (antiterrorista), que fue destituido hace unos meses por Belloch.

Fernando Mariscal, que pasé sólo unos meses en San Sebastián tras obtener los laureles de comisario, no es un policía de choque. Quienes mejor le conocen le definen como discreto y trabajador. "Aquí no hay genios; en esta empresa lo que vale es el trabajo", señala uno de sus amigos, quien le considera "el hombre ideal" para su actual destino.

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