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Los treviñeses votan 'sí' a la celebración de un referéndum sobre la segregación de Burgos

Pedro Gorospe

Más de la mitad de los 919 habitantes del municipio de Treviño (uno de los dos que componen el Condado de Treviño) votó ayer sí a la celebración de un referéndum sobre la segregación del Condado de la provincia de Burgos y su integración en la de Álava. Inmediatamente después del escrutinio, el pleno del Ayuntamiento se reunía para redactar y aprobar una moción que inicie el proceso de separación. Un proceso largo, pues exige que la Diputación de Burgos y la Junta de Castilla y León elaboren primero sendos informes. Si ambas instituciones no vetasen la iniciativa, sería el Gobierno central el que decidiese si procede o no el referéndum, al que se opone. Como primera respuesta, el delegado del Ejecutivo y el consejero de la Presidencia anticiparon anoche que la consulta "no tiene validez", "ha sido ilegal" y es "como si no se hubiera celebrado".

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Votaron 708 vecinos de Treviño y sus 43 pedanías de los 919 censados: un 77% de participación. Dijeron que sí 477, un 67,4% de los votantes y un 51,9% de los censados. No quieren el referéndum 221, un 31,2% de los votantes y un 24% de los censados. Hubo, además, dos votos blancos y cinco nulos. La victoria del sí fue festejada con cava y cohetes por los vecinos a las puertas del Ayuntamiento.El primero de los votos que entró en la urna de Treviño fue recibido con aplausos. Gabriel Zaldivar, agricultor de 49 años, llegó desde la localidad de Villanueva Tobera y estuvo esperando desde las ocho de la mañana a que se abriera la mesa. "Tenía muchas ganas de votar", explicó. "Llevo toda mi vida luchando por ello y después de haberlo intentado ya en 1980 ahora lo podemos hacer". La consulta, que ha sido desautorizada y calificada de ilegal por el Gobierno de José María Aznar, tenía como objetivo pulsar la opinión de los habitantes del municipio de Treviño, de 919 posibles votantes, sobre si desean un referéndum para integrarse en Álava. El segundo de los municipios del Condado, La Puebla de Arganzón, de 216 habitantes, ya se manifestó en 1995 al aprobar de forma mayoritaria una moción que pedía el referéndum. Su alcalde anunció ayer que presentarán mociones conjuntas con esta iniciativa en los dos ayuntamientos.

Las mesas electorales se constituyeron por sorteo, como en las elecciones, y para votar había que presentar el DNI que acreditara el empadronamiento. "La cosa va a estar muy reñida", decía un grupo de jóvenes de Treviño empadronados en Vitoria, "porque la mayoría de los que se han quedado son mayores y están acostumbrados a esto". En Vitoria residen 2.341 treviñeses, número superior al de los actuales habitantes del Condado. Una vecina de Miranda, que todavía seguía empadronada en el Condado lo dijo muy claro después de votar: "Vivo en Miranda, y con eso te digo bastante". Y se preguntaba: "Qué vamos a hacer en Álava, si los impuestos son mucho mayores".

Los ciudadanos del Condado están divididos. La renta familiar media por habitante se sitúa entre 1,3 y 1,6 millones, cuando la media de Alava es 1,6 millones. Sin embargo, los de La Puebla de Arganzón llegan hasta 1,9 millones. La situación económica les permite a la mayoría preparar su jubilación en Álava y, durante su etapa laboral, los agricultores se afilian a la Unión de Agricultores de Alava, mientras reciben las subvenciones de la Cámara Agraria de Burgos. La escuela municipal, que hace 25 años tenía en sus aulas a 312 alumnos, ahora no llega a 32. Y políticamente se encuentran atrapados entre las directrices del PP de Burgos y Madrid; las que emanan del PP alavés, partidario de la integración, y la figura de su alcalde, Ernesto Argote, de 44 años, que tras la victoria del sí afirmó: "Tenemos que dar los pasos que marca el estatuto y pedir la segregación es el primero".

El Ayuntamiento tiene cuatro concejales del PP y tres independientes que apoyan decididamente la integración en Álava. En La Puebla son cuatro independientes y uno del PP. Unos y otros coinciden en que un sí en la consulta evidencia el deseo de los habitantes de integrarse en Alava, y que estaría muy mal visto el veto posterior de las instituciones burgalesas o de la administración central. A partir de ahora hay una serie de trámites que cumplir.

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La Diputación de Burgos tiene que emitir un informe favorable o desfavorable, al igual que la Junta de Castilla y León y el Parlamento vasco. Además, el Gobierno central tendrá la última palabra ya que tiene la potestad para autorizar o no el referéndum.

Una de las cosas que más trae de cabeza a los habitantes del Condado son los impuestos. Las declaraciones de la Renta parten de Miranda con destino a Burgos, y se paga menos que en Álava, pero también tienen menos servicios. Aunque disponen en Treviño de un servicio de atención médica urgente, el médico de cabecera está en la localidad alavesa de Bernedo. La basura se recoge dos veces por semana y va al vertedero de Vitoria, y hasta la Guardia Civil pertenece a la comandancia de la capital alavesa. Pero la Junta de Castilla y León ha invertido 4.000 millones de pesetas en los últimos siete años.

Desde que en el año 1161 Sancho VI de Navarra fundara Treviño, y treinta años después La Puebla de Arganzón, los 221,6 kilómetros cuadrados que ocupa el Condado no han parado de estar en boca todos. "Queremos que eso acabe, y por eso los que queremos hablar somos nosotros, pero que se nos escuche", declaró ayer Ignacio Portilla, el primero que votó en la pedanía de Albaina.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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