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La política de inmigración de los populares

Bienvenido a Francia... si dispone al menos de 1.000 euros al mes

"Bienvenido a Francia". Ése es el lema que encabeza el contrato francés de acogida e integración, en el cual se inspira la polémica propuesta electoral que el miércoles anunció el presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy. El documento, de dos folios, exige al inmigrante que aspira a obtener la residencia un compromiso de respeto a los "valores fundamentales" de la república y le obliga a participar en una serie de cursos de formación.

Su aprovechamiento es valorado por el prefecto correspondiente -que firma el contrato en nombre del Estado- a la hora de decidir sobre la renovación del permiso de residencia del inmigrante.

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El preámbulo del documento advierte: "Elegir vivir en Francia supone tener la voluntad de integrarse en la sociedad francesa y de aceptar los valores fundamentales de la República. Es por ello que usted debe preparar su integración republicana en la sociedad francesa firmando este contrato".

El artículo 1 recoge los "compromisos del Estado". Entre ellos figuran: un reconocimiento médico del inmigrante, una jornada de formación sobre los derechos fundamentales y los grandes principios y valores de la república, una formación lingüística que le permita alcanzar el nivel exigido para obtener el diploma inicial de francés, una sesión informativa sobre la vida en Francia y una información específica sobre el acceso a los servicios públicos de empleo y a la formación profesional, y, si esto no es posible, un examen de competencia profesional, que realizará la Agencia Nacional de Empleo.

Compromisos

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El artículo 2 recoge los compromisos del inmigrante. El primero: participar en una jornada de información sobre la vida en Francia. El segundo: asistir a cursos que le permitan obtener el diploma inicial de lengua francesa. El tercero: acudir a las entrevistas que le indiquen las autoridades. "La asiduidad del extranjero a cada una de las formaciones prescritas será sancionada con un certificado nominativo remitido por la Agencia Nacional de Acogida de Extranjeros y de Migraciones (ANAEM)".

El artículo 3 fija la duración del contrato: un año, aunque puede ser excepcionalmente prolongado por el prefecto hasta el límite de otro año para que el inmigrante termine la formación que le haya sido prescrita por la ANAEM. En ese caso, el contrato concluirá cuando finalice la formación.

El artículo 4 detalla el seguimiento administrativo y la evaluación del contrato por parte de la ANAEM. "Al término del contrato, la Agencia verificará que las sesiones de formación o de información inscritas en el contrato han sido seguidas y entregará al firmante un diploma (...). Ese diploma será transmitido al prefecto, quien lo tendrá en cuenta a la hora de renovar el permiso de residencia" del inmigrante.

El quinto y último artículo informa al inmigrante de que el prefecto podrá rescindir el contrato en caso de que no acuda a uno de los cursos prescritos.

El contrato, introducido por Nicolas Sarkozy en 2004 cuando era ministro del Interior, está destinado fundamentalmente a cribar a los extranjeros que se benefician de la reagrupación familiar.

Actualmente, el grueso de la inmigración entra en Francia por esa vía. Según datos del Ministerio del Interior, sólo el 5% de los extranjeros que llegan al país entran en el mercado laboral, mientras que en España su tasa de actividad es del 75%. De ahí que Sarkozy haya sumado al contrato otro requisito, mucho más difícil de cumplir. Al inmigrante que reside en Francia y quiere traerse a su familia, el Estado le exige que disponga de unos ingresos iguales o superiores al salario mínimo, que ronda los mil euros. Pero en esa cantidad no puede incluir las ayudas sociales que reciba, informa J. M. Martí Font.

Además, hace sólo dos meses el Gobierno decidió obligar a los candidatos a la reagrupación familiar que tengan entre 16 y 65 años a someterse a un examen de francés en su país de origen. En el caso de que lo suspendan, la Administración organizará un curso y un nuevo examen. El visado para entrar en Francia está supeditado a que el aspirante obtenga el aprobado.

La ex ministra francesa de Cohesión Catherine Vautrin (izquierda) da un contrato de integración en 2005.
La ex ministra francesa de Cohesión Catherine Vautrin (izquierda) da un contrato de integración en 2005.AFP

CURSOS, EXÁMENES Y LO QUE DIGA EL PREFECTO

- "Elegir vivir en Francia supone la voluntad de integrarse en la sociedad francesa y de aceptar los valores fundamentales de la República".- "Usted debe preparar su integración republicana en la sociedad francesa y firmar, con ese fin, el contrato de acogida y de integración".- "Si es necesario [el Estado le proporcionará] una formación lingüística destinada a permitirle alcanzar un nivel de lengua correspondiente al exigido para el diploma inicial de francés".- El inmigrante "se compromete a participar en una jornada de información cívica y en una sesión de información sobre la vida en Francia".- Deberá "seguir con asiduidad (...) la formación lingüística, así como presentarse al examen (...) para la obtención del diploma inicial de lengua francesa".- "El presente contrato tiene una duración de un año. Excepcionalmente, podrá ser prolongado por el prefecto hasta el límite de un año suplementario".- "La realización del contrato será objeto de un seguimiento administrativo y de una evaluación por la Agencia Nacional de Acogida de Extranjeros".- "El firmante es informado de que el prefecto puede rescindir el contrato en caso de no participación [del extranjero] en un curso prescrito o en caso de abandono de un curso de formación, sin motivo legítimo".

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