De Bono a la vicepresidenta

El nombramiento de Alberto Saiz (Cuenca, 1953) como director del CNI causó estupor incluso entre algunos ministros del primer Gobierno Zapatero. El perfil de este ingeniero de Montes, sin idiomas ni más experiencia política que la Consejería de Industria y la Dirección de Medio Ambiente de Castilla-La Mancha, parecía el menos adecuado para el puesto. Su elección se explicaba por el pacto entre José Bono y Zapatero, por el cual el primero asumió la cartera de Defensa a las órdenes de quien fue su rival en el 35º Congreso del PSOE. Y, sin embargo, Saiz se asentó pronto en el cargo, hasta el punto de que, cuando Bono dejó el Gobierno en 2006, nadie cuestionó su continuidad. Estableció una relación de confianza con Zapatero y, sobre todo, con la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, a cuyas reuniones sobre inmigración acude cada viernes. La inmigración ilegal ha sido una de las prioridades del CNI en esta etapa. Las otras dos: la lucha contra ETA y el yihadista. El CNI ha estado tras de algunos de los golpes más certeros contra la banda (la captura de Txeroki y de su sucesor Gurbitz) y de la desarticulación de varias redes islamistas. La detención más difícil fue, sin embargo, la de un ex agente del CNI, Roberto Flórez, acusado de vender secretos a Rusia, en julio de 2007.