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Botella asume la alcaldía de Madrid con Aznar como "referencia política"

La esposa del expresidente lo califica de "ejemplo" político y personal - La regidora, arropada en su investidura por ministros y ex altos cargos del PP

¿Por qué Ana Botella? El adagio repetido en público por ediles del PP para justificar que fuera investida ayer alcaldesa de Madrid en sustitución de Alberto Ruiz-Gallardón es tan sencillo como subjetivo: "Es la mejor de todos nosotros". El concejal de Economía, Miguel Ángel Villanueva, añadía un matiz: es la única en el Ayuntamiento con "un liderazgo político más que reconocido". Pero tan innegable como su relevancia pública -su investidura suscitó más revuelo que el anuncio del nuevo Gobierno- es su falta de experiencia política, pese a que el vicealcalde, Manuel Cobo, la situara ayer como "fundadora del PP".

La notoriedad de Botella (Madrid, 1954) se debía sobre todo al hecho de ser esposa del expresidente José María Aznar, circunstancia que, más allá de su valía, motivó a Gallardón a incluirla en su candidatura en 2003. Desde entonces la mimaba como sucesora in pectore y argumento de peso para propulsarse él hacia la política nacional: su salida del Ayuntamiento encumbraría a la esposa de uno de los hombres con más poder e influencia en el PP.

El PSOE sostiene que su legitimidad está "menguada" porque no fue cabeza de lista
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Alcaldesa sobrevenida

Ayer, ministros del nuevo Gobierno (Ana Mato, José Manuel García-Margallo, Ana Pastor y Luis de Guindos) y exministros de Aznar (Eduardo Zaplana, Ángel Acebes, Pilar del Castillo, Jaime Mayor Oreja) arroparon a Botella. En su discurso, la ya alcaldesa refrendó el programa de Gallardón: "Cambian las personas, se mantiene el proyecto". Y, a la vez, puso a su esposo como "referencia" política.

Unir su destino al de Botella -de quien Mariano Rajoy, entonces vicepresidente, había dicho que podría hacer política en muchos otros puestos- fue una jugada ambiciosa de Gallardón, pero a muy largo plazo. Aznar eligió a dedo a su sucesor en 2004: no fue él sino Rajoy. Y este no le incluyó en su lista hasta 2011. Hace unos días vio colmado su anhelo: ya es ministro; pero ahora Botella, más que un activo, se ha convertido en una decisión a justificar.

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En el PP hay quien teme que pueda perder la alcaldía en 2015, tras casi un cuarto de siglo en manos de los conservadores. La oposición acaricia esa posibilidad y se pregunta con qué legitimidad cuenta Botella, dado que no fue la cabeza de lista en mayo. "Usted es legalmente alcaldesa", le reconoció ayer el socialista Jaime Lissavetzky, "pero cosa muy distinta, políticamente hablando, es la legitimidad". Lissavetzky cree que esa legitimidad está "menguada" al producirse el relevo solo siete meses después de las elecciones. Él mismo admitió que se habían dado casos similares incluso en su partido, pero nunca tan pronto: Juan Barranco accedió a la alcaldía sin pasar por las urnas, al morir Enrique Tierno Galván en 1986. En Barcelona, Jordi Hereu sustituyó a Joan Clos cuando este fue nombrado ministro en 2006, siete meses antes de las municipales. Y el propio Clos había ocupado la vacante de Pascual Maragall en 1997, a mitad de legislatura.

Como ellos, Botella llevaba tiempo siendo edil (ocho años). Además, ocupaba desde el inicio un puesto en el Gobierno local, primero en Asuntos Sociales (2003-2007), luego en Medio Ambiente y, desde este año, en Medio Ambiente y Movilidad. No era primera teniente de alcalde, cargo que, rebautizado como vicealcalde, ostentaba la mano derecha de Gallardón desde hace más de una década, Cobo. Pero sí la sucesora. Probablemente Cobo abandone el Ayuntamiento junto a él aunque no sea para marchar con él.

Quien se irá seguro es el cerebro económico, Juan Bravo. Se diluye así el núcleo duro que ha regido ocho años la ciudad, y que ya trabajaba codo con codo antes en el Gobierno regional.

El paso de Gallardón de la Comunidad a la alcaldía en 2003 fue una maniobra de Aznar, que temía perder la capital. Gallardón incluyó a la esposa de aquel en su lista; ahora, con su marcha y la de sus principales colaboradores, le deja vía libre para imprimir su estilo en el Gobierno. O, visto de otra manera, la deja desguarnecida de experiencia sin sus pilares político (Cobo) y económico (Bravo). En unos días, elegirá a su vicealcalde y cubrirá vacantes en su Ejecutivo. Tiene la opción de colocar a dos o tres personas sin acta de edil, lo que podría abrir la puerta a algún responsable de FAES, la fundación ideológica en la que se enrocó el aznarismo.

Ayer, los hombres fuertes de esa época y algunos más que han logrado sobrevivir en primera línea hasta ahora acompañaron a Botella. Prometió ser la alcaldesa de todos los madrileños, "pero en primer lugar" de los parados y excluidos. Y elogió a su marido: "De la vocación de servicio público y respeto por el ejercicio honorable de la política he tenido su ejemplo. A su lado he vivido lo que significa la dedicación y entrega sin reservas en el servicio a España. Es para mí una referencia personal y política". Las tres alturas del teatro municipal prorrumpieron en aplausos. Botella, una de los suyos, gobernaba ya en Madrid.

Ana Botella con su esposo, el expresidente del Gobierno José María Aznar, ayer en el Ayuntamiento de Madrid.
Ana Botella con su esposo, el expresidente del Gobierno José María Aznar, ayer en el Ayuntamiento de Madrid.LUIS SEVILLANO

Ministros y exministros

Además del exalcalde Alberto Ruiz-Gallardón, ahora ministro de Justicia, otros cuatro miembros del Gobierno de Mariano Rajoy (pero no este) acudieron ayer a la investidura de Ana Botella: los responsables de Economía y Competitividad, Luis de Guindos; de Sanidad, Ana Mato; de Fomento, Ana Pastor; y de Exteriores, José Manuel García-Margallo.

Acudieron también el expresidente José María Aznar, marido de la regidora, y varios altos cargos de sus Gobiernos: Eduardo Zaplana, Ángel Acebes, Jaime Mayor Oreja y Pilar del Castillo. Estuvo la presidenta regional, Esperanza Aguirre ("somos amigas desde hace más de 40 años"), y su vicepresidente, Ignacio González; el presidente del Tribunal Constitucional, Pascual Sala; los líderes de la patronal madrileña, Arturo Fernández, y de los sindicatos UGT (José Ricardo Martínez) y CC OO (Javier López); los presidentes del Real Madrid, Florentino Pérez, y del Atlético, Enrique Cerezo; y la madre y dos de los tres hijos de la alcaldesa, Alonso y Ana, acompañada por su marido, Alejandro Agag.

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