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Entrevista:

"El Gobierno ha entrado en el tema del terrorismo como un Miura".

Carlos Yárnoz

En 1966 participó en un curso sobre guerra revolucionaria en Fort Bragg (California). En 1970 fue destinado al Servicio Central de Documentación (SECED), creado por el almirante Luis Carrero Blanco. En 1976, el entonces presidente Adolfo Suárez le nombró jefe de este servicio y, como tal, siguió directamente todos los acontecimientos de la transición, la reforma y el nacimiento del nuevo régimen democrático. Con motivo de su nombramiento, Presidencia difundió una fotografía oficial de Cassinello. Una copia de la foto fue encontrada en poder de los GRAPO años más tarde.Felipe González y Alfonso Guerra "recuerdan con afecto", según dice Barrionuevo, que su primer contacto "con el poder" lo tuvieron con Cassinello. Como enviado de Suárez, visitó en Francia a Tarradellas, y su posterior informe fue previo a la vuelta del ex presidente catalán. En 1978, pasó a dirigir los servicios de información de la Guardia Civil. Participó directamente en la desactivación de la llamada Operación Galaxia. El 23-F coordinó todas las unidades de la Guardia Civil en permanente contacto con el palacio de la Zarzuela. Ésta es la primera entrevista que Andrés Cassinello concede a un medio de comunicación.

Pregunta: ¿Mantiene la tesis de que en los servicios de información deben estar los hombres más limpios para los trabajos más sucios?

Respuesta: Ése es un planteamiento novelesco. Hay también una gran cantidad de trabajo burocrático. Lo sucio suele ser minoritario. El problema no es si haces algo limpio o sucio, porque eso depende de la ética de cada uno, sino en saber a quién sirves.

P: ¿Sabe usted a quién sirve?

R: Sí, a mi patria.

P: ¿Qué diferencias de trabajo existen para los servicios de información en un régimen dictatorial o en uno democrático?

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R: En un sistema democrático hay más libertad para conseguir información. El conocimiento de la situación actual es más diáfano. Para saber muchas cosas de lo que ocurre en el sur de Francia entre los presuntos etarras no tienes más que suscribirte a Egin, por ejemplo.

P: ¿Qué acción profesional recuerda con mayor interés?

R: No sé... La que mejor sabor personal me ha dejado ha sido, desde luego, la de Tarradellas. Creo que serví bien. En aquella misma época viví muchas, pero prefiero no contarlas. La de Tarradellas fue una cosa fácil. Llegué allí, como enviado del presidente del Gobierno, y me encontré con un caballero, un señor que tenía un sentido del Estado como muy poca gente. Regresé y conté lo que había visto.

P: ¿Cómo era el SECED cuando usted se hizo cargo del servicio en 1976?

R: Era un gran equipo profesional. En estos servicios tienes dos opciones: o rodearte de gente muy valiosa, y entonces el mando se hace muy dificil; o rodearte de tontos, y el mando se hace muy sencillo. Pero el secreto de vencer está en lo primero.

P: Mariano Sánchez-Covisa, presunto jefe de los Guerrilleros de Cristo Rey, detenido porque usted descubrió que estaba implicado en un taller clandestino de armas, le acusó de organizar la matanza de Atocha.

R: Decía en la querella que yo había sido el inductor del múltiple asesinato de abogados laboralistas en enero de 1977. El juez decretó el sobreseimiento y me preguntó si quería presentar yo otra querella. ¿Para qué iba a hacerlo?

P: ¿Por qué se acabó el terrorismo ultraderechista?

R: Porque no se puede reconquistar el régimen de Franco cuando Franco se ha muerto.

P: Pero, ¿no existía algún contacto desde el SECED con los ultras?

R: Sabíamos más o menos sus actividades sin necesidad de infiltrados. Eran muy, transparentes. Hubo presiones para que hubiera contactos, pero yo siempre me negué.

P: ¿Qué papel jugó el SECED en la transición?

R: En el SECED se había elaborado un documento titulado Ante el cambio, en el que analizábamos la situación. Pensábamos que, por lógica, a una dictadura le sucede otra dictadura, pero en el mismo documento se afirmaba que no era posible continuar con la dictadura. Veíamos, presentíamos, que debía producirse el cambio democrático... y lo deseábamos. No éramos tan fieras como se ha dicho.

P: ¿Qué cambios ha experimentado la Guardia Civil con el sistema democrático?

R: En los últimos años se le ha dotado de grandes medios y de una técnica para utilizar esos medios. Los hombres son prácticamente los mismos, o sea que grandes cambios no se han producido. Lo que sí ha habido es una mayor concienciación profesional de la misión que tienen.

P: ¿Por qué cree usted que se ha producido este love story entre el Gobierno socialista y la Guardia Civil?

R: Simplemente ha ocurrido que quien gobierna debe hacerlo lo más eficazmente posible y se ha encontrado con un mecanismo eficaz que, por su fuerte disciplina interna, les comporta menos problemas que otros cuerpos policiales.

P: Su mayor especialización en el terreno de la información ha sido ETA.

R: Sí, sí, mucho más que los GRAPO.

P: ¿Ha tenido entrevistas con etarras fuera de España?

R: A través de alguno, sí.

P: ¿Qué significa eso?

R: Que se malograron. Hubo un tiempo en que intentamos entrar en contacto con ETA, más o menos al mismo tiempo que lo de Tarradellas, pero aquello no cuajó. El contacto iba a ser en Ginebra, entre miembros del SECED y de ETA. A través de intermediarios sí han existido numerosos contactos. Ahora no conozco que se esté produciendo ninguno.

P: ¿Es usted partidario de la negociación con ETA?

R: No. La negociación con ellos es imposible. La experiencia me demuestra que no es posible. Además, ahora el Gobierno no puede ya intentar llegar a una negociación.

P: ¿Cuál es su opinión sobre la política antiterrorista de este Gobierno?

R: No he conocido jamás ningún nivel de decisión ni voluntad de ir a por todas como la del Gobierno socialista de ahora, y además, de forma coordinada, con acciones diplomáticas, con acciones policiales, con apoyo a las fuerzas de seguridad... El ex ministro Juan José Rosón inició la política de reinserción de los terroristas. Este Gobierno ha entrado en ese tema como un miura. Dudo que Francia hubiera adoptado una política de dureza con ETA sin el respaldo de la campaña de reinserción social. Algo similar con lo sucedido ahora en Bélgica. Porque, una de dos: o son asesinos, y no deben estar allí, o no lo son, y entonces pueden venir aquí cuando quieran.

P: ¿Aceptan los guardias esa política de reinserción?

R: Claro que la aceptan. ¿Quién más que ellos quiere la paz?

P: ¿Cree que, como ha dicho varias veces el Gobierno, se puede acabar con el terrorismo en esta legislatura?

R: Creo que, en el caso de un movimiento terrorista que dura 25 años, soñar con una solución a breve plazo, como dos o cinco años, es una utopía. Esta gente funciona ya por propia inercia. Lo que podemos llegar es a un terrorismo residual, con acciones policiales muy cualificadas y con un rechazo mucho más extendido de la población. Porque también hay que preguntarse qué precio está dispuesta a pagar la sociedad para, que la policía acabe con el terrorismo. ¿Está dispuesta la sociedad española a tolerar las medidas que habría que adoptar? ¿Estaría dispuesta a renunciar a parte de su libertad para incrementar su grado de seguridad?

P: ¿Cuántos etarras cree que forman ahora parte de comandos activos?

R: Creo que dos o tres comandos ilegales en el interior, más el apoyo ocasional de cuatro o seis comandos legales.

P: ¿Qué imagen tiene usted del etarra?

R: Tiene, en primer lugar, un gran caos mental. El análisis interno de la organización ha sido cerrrado y lo ha convertido en una tautología, en un esquema fijo. Te lees un comunicado actual de ETA y parece que Franco está vivo.

P: ¿Ha creído alguna vez que ETA suponía un peligro imposible de atajar para el Estado?

R: Siempre he estado seguro de la fuerza del Estado. El 80 fue el año de mayor debilidad del Estado respecto a ETA. Fue el año de la desilusión y del desencanto para quienes habían pensado que las reformas, los estatutos de autonomía y las amnistías políticas iban a ser el fin de ETA y ETA respondió de forma contundente.

P: Parece que los últimos sucesos respecto a ETA están suponiendo una inyección de moral para las fuerzas de seguridad...

R: Todo, absolutamente todo. Y, sin embargo, le dices a un ciudadano que, en lo que va de año, ETA ha asesinado a dos personas más que el año pasado y no se lo cree. Pero está claro que se ha invertido la moral entre los combatientes. Desde la sensación entre los nuestros de que no había salida y la moral de victoria de ellos, hemos pasado a otra situación tal que, con sólo leer las crónicas de Iparralde (País Vasco-francés) en Egin o las cartas del etarra Artapalo te das cuenta de que están con la moral hundida, en plan llorón.

P: ¿Qué país tiene el mejor aparato antiterrorista?

R: El Reino Unido, a pesar de que, como no disponen de algo similar a la Guardia Civil, tuvieron que meter en el Ulster al Ejército.

P: En el caso español, ¿cree que hubiera sido necesario llevar el Ejército a Euskadi si no hubiera estado la Guardia Civil?

R: Si no hubiera habido Guardia Civil, sí.

P: ¿Cómo interpreta el ojo por ojo, que es lo que está ocurriendo ahora?

R: Esas prácticas son muy peligrosas, porque se sabe cómo empiezan, pero nunca se sabe cómo acaban. Pueden ser un apaño para hoy y una hipoteca grave para mañana. De ninguna manera es deseable.

P: ¿Así califica a los GAL?

R: Yo no soy obispo ni soy jurista. He asistido a demasiados entierros de guardias civiles como para hacer condenas morales. He enterrado a un centenar de guardias, policías y paisanos sólo a lo largo de 1980, cuando estuve destinado en Bilbao.

P: Pero, por los comentarios que hacen, es evidente que los GAL son valorados positivamente entre los guardias.

R: Hoy les puede dar moral, mañana no.

P: Si no lo sabe usted, no lo sabe nadie. ¿Qué son los GAL?

R: Tenga la seguridad de que, si lo supiera, no se lo diría a un periodista. Ahora bien, tengo la impresión de que no hay un solo GAL, sino 17. Lo único cierto que sabemos es que dos desgraciados pasaron la frontera después de haber pegado unos tiros diciendo que eran de los GAL, los detuvimos y siguen en la cárcel.

P: Pero, ¿quién les paga?

R: Pregúntenlo a quien cobra.

P: Por ejemplo, a esos dos detenidos.

R: Esos pretendían que les pagáramos nosotros.

P: Da la impresión de que ustedes saben poco de los GAL, pero quizás porque no les interesa investigar en esa línea...

R: Sí, sí nos interesa. También a los franceses les ha interesado y han averiguado pocas cosas. Deben tener una buena infraestructura.

P: ¿Qué contesta cuando le preguntan si es usted el jefe de los GAL?

R: La última vez respondí: "Pues mira, hijo mío, publícalo. Primero, pide a Dios que sea verdad. Pero, además, no sabes la suerte que tienes de que no sea verdad. Fíjate, si fuera verdad y tú lo hubieras descubierto. Tu vida valdría sólo dos pesetas".

P: Las fuerzas de seguridad han cambiado sus fórmulas de actuación cuando localizan un comando. Los recientes casos de Pasajes (cuatro muertos) y Hernani (dos muertos) pueden ser dos ejemplos.

R: Sí, sí. Hay que tener en cuenta que se ha procedido a un nuevo despliegue de todos los efectivos, que tienen mejores medios y que todos los que son destinados al País Vasco pasan un cursillo previo de preparación.

P: ¿Qué les enseñan en ese cursillo?

R: A distinguir entre la población vasca en general y el terrorista. A usar sus armas. A hacer controles como deben hacerse. Y una formación física y técnica.

P: ¿Cree usted que ETA tiene problemas para incorporar a nuevos miembros a la organización?

R: Es indudable que tienen un sustrato amplio de apoyo. Pero hay que distinguir: son muchos más los que están dispuestos a votar a Herri Batasuna; muchos menos los que están dispuestos a participar en una algarada callejera; y muchos menos los que están dispuestos a matar.

P: ¿Qué cambios observan ustedes en Herri Batasuna?

R: La organización es caótica. No sabemos lo que puede ocurrir en los próximos meses.

P: ¿Qué es el terrorismo?

R: Estoy convencido de que es una forma de expresión.

P: ¿Cómo valora, con el tiempo, el proceso democrático?

R: Yo creo que se gestó una solución que parecía imposible. Hay todavía cosas que no me gustan. Existe, por ejemplo, una indefinición en un título de la Constitución que en mi opinión, debía haber sido mucho más tajante. Pero hay una Constitución.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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