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La amenaza del terrorismo islamista

El CNI y la policía alertan de la creciente actividad de los nuevos aliados de Al Qaeda

José María Irujo

Al Qaeda en el Magreb, el nuevo aliado de Osama Bin Laden en el norte de África, está presente y activo en España en el terreno de la financiación, el proselitismo y reclutamiento de terroristas para Irak y las nuevas bases de entrenamiento en el Sahel, según señalan los últimos análisis de los servicios de inteligencia remitidos al Gobierno. España y Francia son los dos países más amenazados y penetrados por este grupo yihadista. Las fiscalías francesa y española trabajan en un estudio conjunto sobre su financiación.

España y Francia son los más amenazados y penetrados por un grupo argelino que actúa aquí desde hace una década
Las fiscalías española y francesa investigan juntas la financiación de los salafistas y sus activas redes en Europa
Al Qaeda está aglutinando en el Magreb a todos los grupos 'yihadistas' del norte de África, lo que multiplica el peligro
"Hemos impedido más atentados, pero eso crea la falsa sensación de seguridad"
La policía reconoce que sabe muy poco de este grupo y que la prevención es difícil
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El atentado que anhela Osama

Tras la oleada terrorista en el Magreb, este grupo está considerado la principal amenaza para España porque aglutinará y absorberá al Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM), al Grupo Islámico Combatiente Libio, a los movimientos tunecinos y a otros satélites, según pronostican los analistas del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y de la Comisaría General de Información de la policía. En su opinión esa alianza en una "corriente única" multiplicará su peligro.

La unión es una de las obsesiones de los salafistas argelinos, según destacó su dirigente Abu Musab Abde I Wadud el pasado 13 de septiembre. "Quedarse fuera de esta alianza no tiene disculpa... La umma [comunidad] islámica no puede vencer a sus enemigos si no es capaz de renunciar a sus diferencias y de apreciar el valor que posee la unión frente al enemigo... De ellos [los muyahidin] debe partir la unión... ¿Es razonable que los muyahidin permanezcan dispersos?".

El reciente comunicado de los yihadistas argelinos en el que se atribuyeron la matanza del pasado día 11 en Argel añade un nuevo factor de riesgo, la posibilidad de que este grupo transforme su retaguardia española en vanguardia de ataque. "No pararemos hasta liberar la tierra del islam desde Palestina a Al Andalus", señalaron en el comunicado colgado en sus páginas en Internet. Ayman al Zahawiri, el número dos de Al Qaeda, ha citado a España como objetivo en sus últimos cuatro comunicados.

¿Significa esta frase que el antiguo Grupo salafista para la Predicación y el Combate (GSPC) va a atentar en España? Los informes del CNI y la policía son prudentes, no descartan ninguna posibilidad, alertan del riesgo, pero aseguran que no se han detectado planes concretos de este movimiento yihadista para atacar en territorio español. "El peligro está en que la gente del GSPC se desplace aquí para atacar. Que decidan atentar aquí. Esa es la incógnita", advierte un jefe policial antiterrorista.

El Grupo Salafista para la Predicación y el Combate, recién rebautizado como Al Qaeda en el Magreb, está activo en España desde hace una década y hasta ahora su actividad se ha centrado en la financiación, el proselitismo y la captación de muyahidin (combatientes) para Bosnia, Chechenia, Afganistán e Irak. Pero su alianza con Bin Laden, la rotundidad del último comunicado y la reciente detención en Reus (Tarragona) de un profesor de taekwondo de aspecto inofensivo y saludable muestran perfiles preocupantes.

"El verdadero peligro de lo ocurrido este mes en el Magreb es el GSPC argelino. Hacía él tenemos puestas todas las miradas. Los suicidas marroquíes son gente aislada que todavía no tenían objetivos definidos. Son un peligro, pero diferente y menos organizado. Los ataques en Argel producen vértigo. Son obra de profesionales. Ahí está Al Qaeda en estado puro" asegura el jefe policial. Se sospecha que emires (jefes) formados en Afganistán ayudan desde hace meses al GSPC en su nueva etapa de expansión.

Mbar el Jaafari, militante marroquí de este grupo, detenido el pasado mes febrero en Reus se ha convertido para la policía en una verdadera caja de sorpresas. Las que no han trascendido son inquietantes y las conocidas no son baladíes: envió desde Cataluña a 35 yihadistas a Irak y guió a otros radicales hasta los nuevos campos de entrenamiento en el Sahel, una tierra desértica de fronteras difusas y Gobiernos débiles, donde los argelinos entrenan a sus hombres en armas pesadas, químicas, morteros y misiles. Su alianza con bandoleros tuaregs en Tumbuctú y Gao (Malí) les ha servido para escapar de la presión del ejército argelino.

Cándido Conde-Pumpido, fiscal general del Estado, se reunió la pasada semana con Alberto Saiz, el director del CNI, y horas después declaró en el Club Siglo XXI que "estamos muy cerca de una situación peligrosa". Ahora lo explica así: "Nuestra situación geográfica, la excarcelación (en Argelia) de terroristas yihadistas, la amplia colonia magrebí en España, la alianza del GSPC y otros factores son un peligro ascendente. Hemos conseguido impedir que se produzcan más atentados, pero esto puede crear una falsa sensación de seguridad". El fiscal general también augura que los grupos más aislados "se integrarán" en el nuevo aliado de Al Qaeda en África.

Javier Zaragoza, fiscal jefe de la Audiencia Nacional, tiene un diagnóstico similar. "Están aquí al lado, los atentados se van a reproducir con más frecuencia y hay factores que acrecientan el riesgo de que pueda pasar algo".

"No necesito a un ejército, sólo dos personas con cerebro, entrenadas y con nada que perder. Ellas extenderán el gas y dirán adiós. Dios está con nosotros". Esta frase del tunecino Essid Sami Ben Khemais, residente en Milán (Italia), la pronunció hace siete años poco antes de viajar a Pamplona y Valencia para visitar a sus "hermanos" españoles. Después de aquel viaje fue detenido.

La actividad del GSPC en Europa es antigua y su penetración en España alcanza un nivel alarmante. En 2001 la División de Investigaciones Generales y Operaciones Especiales (Digos) de la comisaría de Milán elaboró un informe en el que concluyó que el territorio español es "el anillo final" del salafismo porque otros radicales del GSPC como Ben Khemais que huían de redadas en toda Europa elegían el territorio español como refugio. Hassan Hattab, fundador del grupo hace una década, y otros dirigentes del GSPC de aquella época atentaron contra el metro y oficinas de correos en París y crearon células en Italia, Bélgica y Alemania que fueron desarticuladas antes de que ejecutaran sus ataques.

Pese a esas raíces y a la semilla sembrada por este grupo en muchas ciudades españolas, la policía reconoce que sabe muy poco del nuevo Al Qaeda en el Magreb. "Es difícil atacar a esta gente. Es difícil elaborar una acción preventiva. No tienen una organización con estructura y jerarquía. Son células sin conexión salvo la relación personal de sus miembros. No tenemos acceso a la información", admite un responsable de la policía.

Todos los jefes de la lucha antiterrorista consultados admiten que la actividad de este grupo es creciente. Primero captaban fondos, la Guardia Civil desarticuló en Málaga a una célula que asaltaba chalés, luego reclutaron militantes y ahora envían combatientes a Irak y a los campos de entrenamiento en el Sahel. ¿Cuál será el siguiente paso? ¿Un atentado?

Los suicidas de Casablanca se observan desde aquí con extraordinario interés y preocupación, por la proximidad de Ceuta y Melilla, pero el diagnóstico es diferente. "No tenían objetivos definidos, son todos del mismo barrio y, por lo que nos comunican los marroquíes, no tienen vínculos con España ni relación con los atentados de Argel. No hubo coordinación entre los dos ataques", asegura un experto antiterrorista. Y añade un dato pintoresco: "Se colocan el cinturón de explosivos caseros desde el instante mismo en que entran en la célula. Viven y duermen con el cinturón durante semanas o meses por si aparece la policía a detenerlos. Así han logrado asesinar a un agente".

La coordinación policial y judicial con Marruecos está en su apogeo desde que la noche del pasado 11 de marzo, aniversario del ataque contra los trenes de Atocha, un yihadista marroquí se suicidó en un cibercafé de Casablanca. "La confianza y eficacia es cada vez mayor", asegura Ángel Llorente, el juez de enlace en Rabat. Zaragoza ha convocado en Madrid para los días 16 y 17 de mayo a Hassan El Oufi, fiscal jefe de la Corte de Apelación de Rabat, y a Yahi Al Hassan, fiscal antiterrorista, para analizar la situación. Ambos hablan un perfecto español.

La policía ha iniciado una nueva etapa de colaboración con Argelia, todavía reticente a colaborar con Marruecos, y en Madrid se recibió antes que en París la lista de los 2.700 yihadistas a los que el presidente Abdelaziz Buteflika amnistió en 2006 en busca de la reconciliación nacional. "Después de Francia tenemos la mayor colonia argelina de Europa y en proporción hemos detenido a más personas de esa nacionalidad que a marroquíes", destaca un especialista. Desde el 11-M se ha detenido a 325 personas, de las que 148 están en prisión. "Es la cifra más elevada de Europa", incide Conde-Pumpido.

"¿Hasta cuándo nuestros hijos, hermanos y virtuosas y puras mujeres abarrotarán sus cárceles?", se preguntaba el emir del GSPC en su manifiesto de alianza con Bin Laden. De esas 325 personas detenidas, varias decenas son miembros del nuevo Al Qaeda en el Magreb. "¿Hasta cuándo permanecerán las tierras de los musulmanes siendo pasto de las tropas judías, cristianas y apóstatas?", añadía su jefe Abu Musab en otra referencia que también afecta a España. La presencia de nuestras tropas en Afganistán y Líbano es otro riesgo que aparece en todas las evaluaciones de amenaza, en especial desde las advertencias de Al Zawahiri a los "ejércitos de ocupación".

"Golpearemos por Alá a quién él [Bin Laden] desee y cuando quiera", anunció hace ocho meses el emir argelino. Nadie sabe hasta donde llegará la fidelidad de este grupo, aunque los analistas del CNI creen que será total. Un movimiento internacional que ya ha captado a militantes de seis países distintos. ¿Qué hacer? "Prevención, prevención y prevención", espeta un mando policial.

Tres bomberos sofocan el incendio que generó la explosión de un coche bomba en los recientes atentados de Argel, con nueve muertos.
Tres bomberos sofocan el incendio que generó la explosión de un coche bomba en los recientes atentados de Argel, con nueve muertos.EFE
El ciudadano marroquí Mbar el Jaafari.
El ciudadano marroquí Mbar el Jaafari.
El líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden.
El líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden.FRANCE PRESS

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Sobre la firma

José María Irujo
Es jefe de Investigación. Especialista en terrorismo de ETA y yihadista, trabajó en El Globo, Cambio 16 y Diario 16. Por sus investigaciones, especialmente el caso Roldán, ha recibido numerosos premios, entre ellos el Ortega y Gasset y el Premio Internacional Rey de España. Ha publicado cinco libros, el último "El Agujero", sobre el 11-M.

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