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Cae una banda dedicada al tráfico de vehículos

El clan familiar, compuesto por siete personas, obtuvo un botín de más de 5 millones de euros. -Utilizaban piezas de turismos siniestrados para borrar las marcas identificativas

El desenlace de la operación Bretaña se ha saldado con la detención de uno de los clanes más activos en el robo de vehículos en los últimos años en Cataluña. El grupo, compuesto por siete personas de la misma familia de entre 23 y 49 años, utilizaba piezas de vehículos siniestrados para transformar turismos robados y venderlos a terceras personas. La banda había amasado durante los últimos años un botín de más de 5 millones de euros gracias a las inversiones realizadas con el dinero obtenido. Cuatro de los detenidos son vecinos de Torre de la Claramunt (Barcelona), uno reside en Cabrils (Barcelona) y los otros dos en Altafulla (Tarragona).

La primera fase de la operación, se llevó a cabo en julio de 2010 con la detención de 15 personas, de entre 25 y 40 años, por su presunta participación en la trama. Según han informado hoy los Mossos d'Esquadra, en la operación han participado también agentes adscritos a la Unidad Central de Falsificación y Blanqueo de la División de Investigación Criminal, coordinados por la Fiscalía y el Juzgado de Instrucción número 24 de Barcelona.

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Desarticulada una banda que vendía coches de gama alta robados

El funcionamiento del negocio estaba perfectamente definido por los integrantes del grupo. Los vehículos, generalmente de gama alta, eran sustraídos de los concesionarios y almacenados durante un tiempo en locales controlados por la organización. Después esperaban a que un vehículo de las mismas características resultase siniestrado para comprarlo antes de ser peritado, y utilizar sus piezas para transformar el robado. Al tiempo, las marcas identificativas del mismo eran borradas en los talleres y naves industriales que la banda tenía en Anoia.

El sistema de la compra del vehículo siniestrado debía realizarse antes de su peritaje para no levantar sospechas y aparentar que la compra se realizaba de manera legal. De hecho, si los peritos realizaban el informe, éstos dejaban constancia de que la reparación de los turismos era inviable comercialmente, ya que superaría el valor del mismo.

Tras la transformación, los turismos eran vendidos a terceras personas a precio de mercado sin que estos tuvieran conocimiento de la venta fraudulenta del coche. Los beneficios obtenidos pasaban a una segunda fase de lavado, donde entraban en juego diversas empresas mercantiles controladas por el grupo familiar ligadas a la rama de la construcción y la promoción inmobiliaria.

El dinero en efectivo era integrado progresivamente en el patrimonio de una serie de más de diez sociedades e invertido mayoritariamente en la compra de viviendas. Por otro lado, una parte de los beneficios pasaban a formar parte del patrimonio de los integrantes llegando a alcanzar los dos millones de euros. Entre los activos confiscados por la policía, valorados en cinco millones de euros, se encuentran vehículos de lujo, dinero, embarcaciones marítimas y 28 inmuebles, dos de ellos en Punta Cana (República Dominicana).

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