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El nuevo Gobierno de Zapatero

"Carme, quiero que seas ministra de Defensa"

Zapatero preparó durante siete días en Doñana su nuevo Gobierno tras consultar con cinco personas. EL PAÍS reconstruye el proceso

"Quiero que seas ministra de Defensa, ya es tiempo de que los ministros catalanes vuelvan a ocuparse de temas de Estado". Carme Chacón no podía imaginar que cuando en la tarde del viernes 14 de marzo, cinco días después de las elecciones, sonó su teléfono móvil y apareció el número del presidente del Gobierno en funciones, José Luis Rodríguez Zapatero, el encargo que iba a recibir era de ese calibre. "Gracias, gracias por la confianza", respondió Chacón. "En cuarenta y ocho horas me das la respuesta", se despidió Zapatero.

El presidente utilizó cinco borradores para la estructura del nuevo Ejecutivo
"No me veo, presidente, no me veo", repetía Alonso sobre ser portavoz
De la Vega le convenció para unir Medio Ambiente y Agricultura
No quería riesgo de bisoñez en Fomento, y por eso mantuvo a Álaverz
El presidente se asesoró con Solbes, De la Vega, Blanco, Sebastián y Serrano
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A Caldera: "Quiero que te encargues del proyecto para 2012 y 2016"
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Las claves del nuevo Gobierno

Cuando el ganador de las elecciones tomó rumbó al Coto de Doñana el 15 de marzo para emplear los ocho días de las vacaciones de Semana Santa en formar su Gobierno llevaba seis nombres fijos para su Gabinete, entre ellos el de Chacón, que ya le había dado el sí.

Pero antes de ir a Doñana y de cerrar la lista del nuevo Ejecutivo, Zapatero había tomado tres decisiones, que le resultaban capitales: la elección de una persona de su confianza, el ministro de Defensa, José Antonio Alonso, como portavoz del Grupo Parlamentario, en una legislatura en la que la negociación en las Cortes tendrá un papel clave; la creación de un laboratorio de ideas para preparar el socialismo del futuro, tarea para la que pensó en el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera; e incorporar al Gobierno una generación posterior a la suya.

Cuando salió del paraje onubense, siete días después, casi ya no le quedaban casillas por cumplimentar. La tarea fundamental, la nueva estructura del Gobierno, estaba hecha después de trabajar sobre cinco borradores.

Zapatero no ha recibido presiones ni para formar su equipo ni para configurar las áreas del Gabinete. "No lo hubiera consentido pero, además, nadie se hubiera atrevido", señalan fuentes próximas al presidente.

Las primeras 36 horas de estancia en Doñana fueron muy intensas de trabajo porque estuvo solo. Su familia llegó después. Con su esposa y sus hijos llegaron su primo José Miguel Vidal, y su familia, con quienes comparte actividades de ocio. Vidal trabaja en La Moncloa como miembro del gabinete del presidente, que preside José Enrique Serrano.

Precisamente, Serrano fue uno de los cinco interlocutores de Zapatero para la formación de su Gobierno. Los dos vicepresidentes, María Teresa Fernández de la Vega y Pedro Solbes; José Blanco, secretario de Organización del PSOE, y Miguel Sebastián, ahora ministro de Industria, fueron las otras personas a las que Zapatero consultó.

Pocos imaginaban que de Doñana salió todo precocinado, incluida la estructura que el pasado lunes aprobó el Consejo de Ministros. Cuando llegó al coto José Antonio Alonso ya sabía que iba a ser el nuevo portavoz parlamentario, que Chacón iba a dirigir Defensa y Sebastián, Industria, Comercio y Turismo. "Estás preparado para el puesto, por tu capacidad y por tu lealtad a este proyecto", le argumentó Zapatero para combatir sus recelos. "Pero es que no me veo presidente, no me veo", reiteraba Alonso. Impasible, el líder socialista le dijo que sería un gran portavoz. Junto a él, estará como secretario general un peso pesado de la política, Ramón Jáuregui, a quien Blanco le comunicó su nombramiento.

Cuando el pasado noviembre, en plena crisis de los trenes de Cercanías de Barcelona, el presidente pidió el número del móvil de Celes, como se llama a Celestino Corbacho en el socialismo catalán, todos asumieron que Zapatero había incorporado al veterano alcalde L'Hospitalet como interlocutor. Así fue. Por eso, a Corbacho no le extrañó recibir una llamada de Zapatero el pasado día 9. "Celestino, te quiero ver mañana en Moncloa", le saludó Zapatero. "Llegaré de sobra. Estoy en el AVE, a 300 kilómetros de Madrid", le respondió Corbacho, que viajaba a la capital por asuntos municipales.

A este alcalde y presidente de la Diputación de Barcelona se le pone en el PSOE y en el PSC como modelo por sus políticas en una localidad con alto porcentaje de inmigrantes.

Experiencia e innovación es la mezcla que Zapatero ha querido imprimir en su Gabinete. En el primer apartado está con derecho propio Pedro Solbes, vicepresidente económico. Zapatero convirtió a su vicepresidente en el héroe de la campaña electoral. Con él lo habló todo, antes de ganar las elecciones, cuando le convenció para que se quedara. Quedó pactado que él es el jefe del equipo económico y el descenso de rango de la Oficina Económica de La Moncloa, que pasa de ser Secretaría de Estado a Secretaría General. Pero Zapatero quiere que todo eso sea compatible con el estilo "innovador" de Sebastián, que emerge como la persona de confianza que siempre ha sido para él.

El presidente en funciones buscó en los modelos francés, sueco, británico y danés elementos de inspiración para su nueva estructura de Gobierno. La primera decisión que tomó fue fusionar el Ministerio de Agricultura con el de Medio Ambiente bajo la denominación de Medio Ambiente, Rural y Marino. Lo hizo a instancias de Fernández de la Vega, que le convenció con argumentos técnicos y prácticos. Entre otros, que el 80% del consumo del agua tiene como destino la agricultura.

La segunda decisión fue la creación del Ministerio de Ciencia e Innovación. Zapatero tenía clara la necesidad de crear un departamento que potenciase la investigación, para avanzar hacia un nuevo modelo económico, no dependiente de la construcción. Sobre sus competencias consultó con Sebastián.

La tercera decisión que adoptó Zapatero, vinculada a la anterior, fue la configuración del nuevo Ministerio de Educación, Asuntos Sociales y Deportes. La idea la tomó del modelo británico -donde se denomina Department for Children, Schools and Families- y para su configuración se asesoró de catedráticos universitarios. Mercedes Cabrera supo que sería la titular del ministerio el pasado miércoles, tras la fallida investidura de Zapatero.

La cuarta decisión fue la creación del Ministerio de Igualdad. En la concreción de su contenido -desarrollo de la Ley de Igualdad, Instituto de la Juventud y de la Mujer, y contra la violencia de género- le asesoró Fernández de la Vega. Habló con ella antes de viajar a Doñana. Tanto Fernández de la Vega como Solbes son dos pilares de su proyecto. La vicepresidenta fue confirmada en todas sus funciones, incluida, la de ministra portavoz y de la Presidencia.

La precisión de las funciones de Fernández de la Vega tenía sentido porque desde el partido, el Grupo Parlamentario y algunos ministros se cuestionaba su acumulación de competencias y su limitada dedicación a la Portavocía del Gobierno. Hubo propuiestas de crear un Ministerio del Portavoz, que existió con Felipe González, o de deslindar el Ministerio de la Presidencia. Zapatero no las tuvo en cuenta.

No hubo sorpresas en el Ministerio de Asuntos Exteriores. Miguel Ángel Moratinos mantuvo su cartera en todo momento.

No ha extrañado el ascenso de Bernardino León a la Secretaría General de la Presidencia del Gobierno. Zapatero ha querido que este diplomático esté más cerca de él tras su trayectoria al frente de la Secretaría de Estado de Política Exterior. León llega a una Moncloa en renovación. Continúa José Enrique Serrano al frente del gabinete del presidente, pero sus veteranos colaboradores Ludolfo Paramio y Enrique Guerrero cesan. Andrés Ortega, editorialista de EL PAÍS, dirigirá el Departamento de Análisis y Estudios.

Hubo sorpresa con la continuidad de Magdalena Álvarez al frente de Fomento. Pese a las críticas del PSC y del Gobierno catalán, Zapatero hace un balance favorable de su gestión, que cree confirmado por las encuestas. Además, Fomento va a ser un instrumento poderoso para amortiguar la caída del empleo. "El presidente no quiere correr riesgos de bisoñez y por eso ha apostado por la experiencia de Álvarez y su equipo", según fuentes del entorno de Zapatero.

Zapatero no movió más piezas hasta su investidura, el pasado día 11. Al primero que convocó en La Moncloa, a las 17.30 de ese día, fue al ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera. La salida de Caldera ha sido una de las grandes sorpresas del nuevo Gobierno por ser el principal compañero de Zapatero desde el inicio de su carrera.

Pero Zapatero le convenció de que su salida no era un desdoro a su gestión como ministro. "Muchos partidos socialistas han ganado las elecciones y luego han fracasado porque no tenían un proyecto político de futuro. Quiero que te encargues de preparar el proyecto socialista para 2012 y 2016", le dijo.

El viernes notificó los ceses a los ministros de Industria, Joan Clos, y de Medio Ambiente, Cristina Narbona. A Narbona le ha ofrecido la Embajada de España ante la OCDE y a Clos podría ofrecerle la de Marruecos.

Ese mismo día confirmó telefónicamente la continuidad de los ministros que había designado en febrero y julio del pasado año: Mariano Fernández Bermejo, en Justicia; César Antonio Molina, en Cultura; Bernat Soria, en Sanidad y Consumo.

Con Alfredo Pérez Rubalcaba cerró el ciclo de entrevistas en La Moncloa, en la noche del pasado viernes. Venció las últimas resistencias al cargo de su eficaz ministro del Interior para que asumiese su continuidad por un tiempo.

Las claves políticas nuevas las jugó Zapatero entre el jueves y viernes con las entrevistas con la nueva titular de Ciencia e Innovación, la investigadora donostiarra, Cristina Garmendia; con la nueva ministra de Igualdad, la militante socialista andaluza, de 31 años, Bibiana Aido, y la titular de Vivienda, Beatriz Corredor, registradora de la propiedad. Las tres representan nuevos proyectos y una nueva generación.

Garmendia, a la que Zapatero conoció hace cuatro años en el CSIC, desempeñará un papel importante no sólo como titular de una cartera estratégica, como es Ciencia e Innovación, sino que tendrá proyección en Euskadi, como respaldo al secretario general del PSE, Patxi López, en su pretensión de ser lehendakari. Zapatero consultó para su nombramiento al alcalde de San Sebastián, Odón Elorza.

Beatriz Corredor, registradora de la propiedad y ex concejala del Ayuntamiento de Madrid, es otra apuesta de futuro de Zapatero, que recuerda los elogios que el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, hace de ella, con la que ha convivido desde mayo en el Ayuntamiento. "Es muy buena", le dijo el alcalde.

Zapatero se fijó en la socialista gaditana, de 31 años, Bibiana Aido, tras sendas conversaciones en los prolegómenos de dos mítines. Con ella, Zapatero pretende introducir en su Gabinete a la nueva generación socialista.

De los secretarios de Estado que Zapatero ha nombrado en La Moncloa, el más significativo ha sido el de la periodista de la Cadena SER, Nieves Goicoechea, al frente de Comunicación. Zapatero ha prescindido de grandes figuras de la política o el periodismo, como ha sido tradicional. "Con Goicoechea ha pasado algo inédito. Ha saltado del periodismo de calle a sentarse en la Secretaría de Estado de Comunicación. Es otro reto de Zapatero", señalan fuentes cercanas al presidente. Un reto que se suma a la audacia de componer un Gobierno con más mujeres que hombres, de poner a otra mujer, además embarazada, al frente del Ministerio de Defensa, o de una joven de 31 años al frente de un nuevo ministerio: Igualdad.

Zapatero, en su despacho de La Moncloa el 5 de febrero.
Zapatero, en su despacho de La Moncloa el 5 de febrero.MARISA FLÓREZ

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