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Reportaje:

Cataluña, indignada por el caos viario y eléctrico

La Generalitat ordena por primera vez levantar dos peajes en la autopista a causa de retenciones de hasta 75 kilómetros en Tarragona ø Decenas de quejas por la contaminación de los generadores

Cataluña está indignada. Un colapso circulatorio obligó ayer al Gobierno catalán, por primera vez en la historia, a levantar dos peajes de la AP-7 en la provincia de Tarragona. Sin embargo, la medida no sirvió para evitar las espectaculares retenciones de hasta 75 kilómetros, que se prolongaron con menor intensidad hasta bien entrada la noche. También el servicio de Cercanías de Renfe sigue provocando escenas de caos en Barcelona y sus alrededores. El penúltimo desastre del viernes obligó a cerca de 600 pasajeros a bajarse del tren y recorrer a pie el trecho que les separaba de la estación de Sants. Estos hechos, junto al apagón que dejó sin luz a más de 350.000 personas hace dos semanas, han acabado de agotar la paciencia de los ciudadanos.

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Recorrer los escasos 100 kilómetros que separan Barcelona de Tarragona, un tramo en el que habitualmente se emplea una hora, costó ayer, en algunos momentos del día, hasta cinco horas, lo que puso a prueba la paciencia de miles de conductores. El Servicio Catalán de Tráfico (SCT) admitió que la operación salida fue "atípica" y un portavoz de Acesa-la empresa concesionaria de las autopistas- admitió que no se producía una situación así "desde hace diez años".

Acesa achacó el gigantesco colapso circulatorio al hecho de que la segunda fase de la operación salida del verano coincidiera con el sábado y a "los problemas de movilidad ferroviaria" en el área de Barcelona. Al cierre de esta edición, todavía había 27 kilómetros de colas en sentido sur.

Entre los conductores, la actitud general era una mezcla de indignación y obligada resignación. Era el caso de Sylvie Thibaut, una francesa que, junto a su marido y sus dos hijos, de 12 y 8 años, se vio atrapada en la ratonera en la que ayer se convirtió la AP-7. La familia, que iba a pasar unos días de vacaciones a un pueblo costero de Tarragona, tardó tres horas en cubrir los 70 kilómetros que separan los peajes de El Vendrell y L'Hospitalet de l'Infant. "Es vergonzoso que no nos den más alternativas que quedarnos aquí parados", se quejaba Sylvie.

También el servicio de Cercanías de Renfe en Barcelona ha acabado con la paciencia de miles de ciudadanos. Las averías en los trenes y los retrasos se han multiplicado durante este último año y la concurrida estación de Sants -la más importante de la ciudad- ha sido el escenario de vergonzosas escenas de maltrato a los pasajeros. El penúltimo desastre obligó el viernes a cerca de 600 personas a bajarse del tren en el que viajaban y recorrer a pie el trecho que les separaba de la estación. Los pasajeros tuvieron que ser evacuados por los Bomberos porque tanto Renfe como la empresa Administradora de Infraestructuras (Adif) les mantuvieron encerrados en los vagones durante dos horas, sin aire acondicionado, alegando razones de seguridad.

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Tren al aeropuerto

La avería de ese único tren generó una serie de retrasos en cadena que afectó a 24.000 pasajeros de 90 convoyes de Cercanías, larga y media distancia. Una de las líneas afectadas fue la del aeropuerto. Lo más grave es que era la tercera vez en lo que va de semana que quedaba fuera de servicio.

La visita del presidente del Gobierno a Barcelona el pasado jueves coincidió precisamente con la enésima avería del servicio de Cercanías de Renfe. José Luis Rodríguez Zapatero no escatimó mensajes de comprensión y solidaridad para una ciudadanía harta. También habló de inversiones. Prometió que los Presupuestos Generales de 2008 destinarán el 18,8% de la inversión total en infraestructuras para Cataluña. Las elecciones generales están cerca y Zapatero sabe que Cataluña es un caladero de votos socialistas. En los comicios de 2004 el PSOE logró en esta Comunidad casi un millón de votos más que el PP.

Mientras, la situación de la red eléctrica es todavía precaria después del apagón de hace dos semanas. Muchos hogares y comercios tienen electricidad gracias a generadores portátiles. Los vecinos que viven cerca de estos aparatos ya han denunciado el ruido y la contaminación que generan. Se calcula que durante los tres días que duró el apagón, los comercios catalanes perdieron algo más de 60 millones de euros. Los ciudadanos afectados recibirán indemnizaciones de entre 60 y 300 euros.

Los políticos catalanes han aprovechado los fallos en la red eléctrica y en el servicio ferroviario para lanzarse críticas y acusar al Gobierno central de falta de inversiones. El PP catalán pidió ayer la dimisión de la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez e ICV y ERC han solicitado su comparecencia en el Congreso para dar explicaciones de los "insoportables" y "nuevos y reiterados episodios de caos en la red ferroviaria catalana".

Información elaborada por Jaume Bauzà, Laura Casadevall y Gonzalo García.

Aspecto que presentaba en la mañana de ayer el peaje de la AP-7 en El Vendrell (Tarragona).
Aspecto que presentaba en la mañana de ayer el peaje de la AP-7 en El Vendrell (Tarragona).EFE

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