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Chacón pedirá al Congreso más tropas para Afganistán si la situación lo requiere

La titular de Defensa se reúne con Karzai.- España envía 450 soldados para garantizar la seguridad en las elecciones del 20 de agosto

La ministra de Defensa, Carme Chacón, ha asegurado este lunes en Kabul que España está abierta a enviar más tropas a Afganistán si la situación lo exige. "Si las condiciones de seguridad lo requieren, sería la primera en ir al Parlamento para pedir refuerzos", ha afirmado la ministra, aunque, por el momento, ha considerado que el contingente español en el país asiático es suficiente.

Chacón ha aterrizado a las 14.30 (hora española) en el aeropuerto de Kabul a bordo de un Airbus de la Fuerza Aérea Española, donde se ha reunido por la tarde con el presidente afgano, Hamid Karzai, a quien ha mostrado el apoyo de España ante las elecciones aunque ha reclamado que sean limpias y transparentes para garantizar que todos los candidatos tengan las mismas opciones, según fuentes del Ministerio de Defensa.

Se trata de su cuarta visita a Afganistán, donde arrancó el pasado día 21 la campaña electoral para los comicios presidenciales y provinciales del próximo 20 de agosto, y para cuya seguridad España ha enviado un batallón de 450 soldados que permanecerá en ese país durante tres o cuatro meses, dependiendo de si es necesaria o no una segunda vuelta. Además del apoyo militar, España tiene previsto aportar hasta cinco millones de euros para apoyar el desarrollo de la cita electoral.

La proximidad de las votaciones ha provocado una radicalización de la violencia de la insurgencia en todo el país, también en las zonas donde se ubica el contingente español. La presencia militar española en Afganistán se inició en enero de 2002, y desde entonces el nivel de riesgo del país no ha dejado de aumentar.

Los retos de las tropas españolas

De cara al invierno, las tropas españolas se enfrentan a varios hándicaps en suelo afgano, donde tienen responsabilidad sobre la provincia de Badghis (el país está dividido en 34 provincias), que cuenta con una extensión ligeramente inferior a la de la Comunidad Valenciana, está situada al oeste del territorio afgano y tiene una población de unos 400.000 habitantes. El principal peligro de la misión, la más arriesgada de cuantas realiza el Ejército español en el exterior, se sitúa en la zona norte de la provincia bajo control español cuando se produce la coincidencia de pastunes y de opio, como reconoció hace meses el jefe de la base de Qal-i-Naw, el coronel Pedro Rolán.

Uno de los retos será contener el empuje talibán hacia el norte, que se ha plasmado en que el destacamento español distribuido principalmente entre Herat y Qal-i-Naw (la capital) ha perdido en los últimos meses tres de los siete distritos de la provincia y ha sufrido numerosos ataques. Desde el comienzo de la misión española en Afganistán un total de 89 militares han perdido la vida (entre ellos la primera soldado fallecida en misión exterior, Idoia Rodríguez) y otros 45 han resultados heridos.

Hace apenas dos meses lo reconocía la propia ministra con estas palabras: "Todo el mundo es consciente del deterioro de la seguridad que se ha producido en Afganistán". Y pedía a los responsables de las tropas que "elevasen las medidas de autoprotección".

Otro de los retos pendientes para España en suelo afgano se iniciará en octubre. Setenta militares españoles asumirán la responsabilidad de garantizar la seguridad del aeropuerto de la capital afgana durante cuatro meses. A cientos de kilómetros de allí, se trabaja para concluir la construcción en octubre, antes de la llegada del invierno, de una nueva base de española, considerablemente más grande que la que ocupan ahora los soldados destacados en Qal-i-Naw, en la que incluso tendrán cobijo efectivos de otras nacionalidades e incluso varias unidades del Ejército y de la Policía de ese país. La idea es que los primeros soldados lleguen en octubre y se vaya ocupando gradualmente hasta completar su capacidad, de unas 1.300 personas, el próximo verano.

El nuevo acuartelamiento tendrá un perímetro de cinco kilómetros y unas 70 hectáreas de superficie. Aunque los soldados de Camp Arena, la base ubicada en la misma provincia, en la localidad de Herat, donde se encuentra el grueso del contingente español, y la Base de Apoyo Avanzado (BSF) no se trasladarán. En la actual base en esa localidad está instalado el Equipo de Reconstrucción Provincial (PRT) que lidera España, y se encuentran desplegados 250 militares.

La intención es sacar la base a las afueras del casco urbano de Qal-i-Naw de forma que se pueda garantizar mejor la seguridad. Las nuevas instalaciones, que tendrán un coste de unos 44 millones de euros y se ubicarán en un lugar elevado, podrán albergar 1.300 efectivos, el doble de la capacidad que la base actual. El contingente enviado por España a Afganistán está integrado en la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF).

La estrategia de España para Afganistán pasa por tres objetivos: ayudar a la formación de la Policía y el Ejército afganos para que sean quienes se hagan cargo gradualmente de la seguridad del país; intentar que los países de la región se impliquen en el desarrollo del país; y limitar al máximo el uso de la fuerza para minimizar al máximo las bajas, especialmente las de civiles.

La ministra de Defensa, Carme Chacón (2ª derecha), y el presidente de Afganistán, Hamid Karzai (derecha), acompañados por el jefe del Estado Mayor de la Defensa, el general del Aire José Julio Rodríguez (2º izquierda), y del embajador de Afganistán , José Turpin (3º izquierda).
La ministra de Defensa, Carme Chacón (2ª derecha), y el presidente de Afganistán, Hamid Karzai (derecha), acompañados por el jefe del Estado Mayor de la Defensa, el general del Aire José Julio Rodríguez (2º izquierda), y del embajador de Afganistán , José Turpin (3º izquierda).EFE

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