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Los escándalos que afectan al PP

Clamor interno en el PP por la dimisión del tesorero mientras Rajoy le protege

Las pruebas del juez Garzón disparan el malestar entre críticos y 'marianistas' - El líder guarda silencio sobre Bárcenas mientras Cospedal y Arenas le defienden

Carlos E. Cué

Luis Bárcenas pasó ayer todo el día en la sede nacional del PP, en la calle Génova, tratando de ofrecer una imagen de normalidad. A todos los que se cruzaron con él, que fueron varios porque se dejó ver, el tesorero implicado en el caso Gürtel les dijo lo mismo con voz muy segura: "Estoy tranquilo, y estad vosotros tranquilos, todo esto quedará en nada. Puedo demostrar cómo he comprado todas mis propiedades, todo lo que dice el auto de Garzón es falso".

En Génova encontró apoyo. Primero se reunió con Mariano Rajoy, el presidente, y Dolores de Cospedal, la secretaria general. Les aseguró que puede demostrar de dónde viene todo su patrimonio -hace unos días les enseñó documentos para probarlo-, que está muy tranquilo y que el auto del juez Baltasar Garzón, que le acusa de llevarse 1,3 millones de euros, es un despropósito. Ni siquiera puso su cargo a disposición del presidente, según las fuentes consultadas. También el conocido eurodiputado Gerardo Galeote, acusado de recibir 652.000 euros de la trama, defendió su inocencia ante el líder y aportó documentos para explicarse.

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Rajoy, como es habitual cuando hay polémica, huyó de los periodistas y dejó que contestaran sus subordinados. Cospedal atacó a Garzón y defendió al tesorero, aunque con cautela. Dijo que el PP pensará "con mucha tranquilidad" qué es "lo más adecuado" sobre Bárcenas, aunque recalcó que "debe prevalecer el principio de presunción de inocencia". Javier Arenas, hombre fuerte del partido, aseguró que tanto el tesorero como Galeote "se consideran inocentes" y él está seguro de que "demostrarán que son inocentes". La mayoría de las fuentes consultadas creen que Rajoy no hará nada hasta que Bárcenas no sea imputado, algo que sólo puede hacer el Tribunal Supremo por ser un senador.

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Pero mientras en Génova le daban cariño y al menos le concedían el beneficio de la duda, en todo el resto del partido se extendía un clamor a favor de su inmediata dimisión. Diputados, senadores y dirigentes regionales, críticos o fieles a la dirección, coincidían en una sentencia unánime: el PP no puede permitirse el lujo de tener un tesorero, el cargo más delicado de cualquier partido, que está implicado gravemente en un caso de corrupción. Una veintena de dirigentes consultados, incluso algunos muy marianistas, coincidían en este análisis en privado.

El auto de Garzón, a quienes lo han leído y a quienes lo han consultado con amigos juristas para ver qué fuerza tiene, ha despejado las dudas de la mayoría, y sólo la máxima dirección defiende ya a Bárcenas. La publicación la semana pasada de las pruebas del cuantioso patrimonio personal del tesorero, antes gerente, a quien no se conoce otra actividad más que la de dirigente del partido desde 1983, ya sembraron una gran desconfianza entre diputados y senadores.

Bárcenas, que ayer tampoco quiso hacer ninguna declaración a los medios, negó a EL PAÍS que cobrara 300.000 euros al año del partido. De hecho, según fuentes del aparato, su sueldo es inferior al de Rajoy, que cobra 8.000 euros mensuales netos. "El que más gana es el presidente", insisten fuentes de Génova. Pero ese desmentido no despejó las sospechas, y ahora muchos se preguntan cómo puede llevar ese tren de vida con un sueldo similar al de otros altos cargos del partido.

Las dudas y el enfado estaban ya instalados, pero la publicación del auto de Garzón desató todas las alarmas. Sobre todo por su detallada exposición de la contabilidad de las empresas de la trama de Correa que apuntan a L.B. como perceptor de hasta 1,3 millones de euros, a lo que se suma las declaraciones del contable, José Luis Izquierdo, y una trabajadora, Isabel Jordán, que apuntan a Bárcenas como perceptor de regalos de la trama.

"Aquí está cada vez más claro que no hay financiación ilegal, sino un grupo de personas que se han aprovechado del PP para hacerse ricos. Y la sola sospecha, documentada en un auto judicial, de que el tesorero está entre ellos, debería hacerle dimitir por dignidad", señala un histórico del partido que resume la opinión extendida fuera de la dirección.

"Garzón puede ser un mal juez, un prevaricador, la mayoría en el PP lo pensamos, pero las pruebas que aporta son contundentes y merecen una respuesta contundente, que sólo puede ser la dimisión para defenderse mejor y no afectar al partido, como han hecho otros", sentencia otro dirigente, habitualmente situado con la dirección. "No entiendo este cierre de filas con ese auto encima de la mesa", concluye otro. El mismo análisis sirve para Gerardo Galeote, uno de los más conocidos eurodiputados del PP, acusado de haber recibido 652.000 euros de la trama.

Uno de los problemas de Bárcenas y de Rajoy, que de momento lo protege, es precisamente la diferencia de trato que se está produciendo. Mientras tres diputados autonómicos de Madrid, entre ellos el ex consejero de Deportes, Alberto López Viejo, han dimitido de sus cargos públicos, y todos los imputados también, e incluso han dejado el partido, los valencianos Francisco Camps y Ricardo Costa, en una situación similar a López Viejo -con un auto que les implica pero sin estar formalmente imputados- no han ofrecido ni siquiera su suspensión temporal de militancia.

"En Madrid hemos puesto el listón muy alto, Bárcenas tendrá que dimitir tarde o temprano", señala un dirigente madrileño.

Sin embargo, Bárcenas sigue ejerciendo de tesorero con normalidad después del auto de Garzón. De hecho, ayer participó en una reunión del comité de contratación para las elecciones europeas que debe decidir entre distintas empresas, aunque él sólo da instrucciones generales y no forma parte del grupo que decide, según fuentes de la dirección.

Eso le corresponde al gerente. De hecho, Bárcenas, hasta que en 2008 Rajoy le nombró tesorero -fue el líder del PP quien le hizo senador y por tanto aforado en 2004-, era gerente, y como tal era una especie de jefe de compras, el que decide con qué empresa se contrata. De ahí su intensa vinculación con Correa, una relación que ahora le ha complicado mucho la vida.

Rajoy habla por teléfono ayer en el Congreso.
Rajoy habla por teléfono ayer en el Congreso.BERNARDO PÉREZ

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