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Crece el clamor en el PP para que dimita el tesorero, pero Rajoy espera a ver la acusación

Carlos E. Cué

El caso Gürtel ya está en el Tribunal Supremo, y el nerviosismo se extiende entre los diputados del PP. Apenas se hablaba de otra cosa en los corrillos del Congreso de los Diputados. Y rápidamente se podía comprobar una diferencia notable. Entre los diputados de base, el clamor era casi unánime: Luis Bárcenas, el tesorero, debe dimitir cuanto antes para no hacer daño al partido, señalaban. Debió hacerlo, insistían, cuando se hizo público el auto del juez Baltasar Garzón que le atribuía haber cobrado 1,6 millones de euros en sobornos, con más motivo ahora que el caso ha pasado al Tribunal Supremo porque un juez de Madrid ve indicios de cohecho y delito fiscal. Vicente Martínez Pujalte vino a resumir, en público, lo que muchos dicen en privado: "Bárcenas debería reflexionar sobre su continuidad". El otro aforado implicado, Jesús Merino, acudió a votar pero rechazó hablar con los periodistas, como antes hizo Bárcenas en muchas ocasiones.

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Por un lado está la mayoría, que pide que dimita, y por otro están los miembros más fieles del aparato de Génova, que insisten en que hay que dejar que sea Mariano Rajoy quien gestione la crisis abierta por la primera implicación de un tesorero del PP en un caso de corrupción desde 1989, año del caso Naseiro.

"Casi el 100% del partido quiere que se vaya Bárcenas, pero Rajoy no puede actuar de manera precipitada", explica uno de los dirigentes con posición intermedia. El tesorero se resiste a dimitir, al menos hasta que esté imputado. Por eso algunos creen que Rajoy tendría que forzar su dimisión.

Pero el líder del PP está explicando a los más cercanos que tras el primer auto de Garzón y algunas informaciones periodísticas que ofrecían detalles del aumento de patrimonio de Bárcenas, el tesorero habló con Rajoy y Dolores de Cospedal y les demostró con documentación cómo había comprado cada una de sus casas, cómo había aumentado su patrimonio con buenas inversiones -no tiene ningún crédito pendiente-.

Rajoy escuchó a su tesorero, que insiste en su inocencia, y asumió su versión. También la de que el ingreso de 330.000 euros en billetes de 500 euros que realizó en 2003 se produjo como consecuencia de un crédito para la compra de un cuadro que se frustró en el último minuto.

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El líder asegura que con los datos que tiene no puede exigir una dimisión. Por eso está esperando, más que a la imputación, a conocer, a través de otro auto público como el de Garzón en su día, cuáles son las acusaciones que pesan sobre Bárcenas.

Ajenos a este debate de matices, la mayoría de los dirigentes creen que debería dimitir ya y algunos consideran que lo hará en breve. Cada día que pasa, menos querido es el tesorero en su partido. "En provincias la gente se está partiendo la cara por algo que no ven claro. No es fácil salir en una tele local a defender a Bárcenas, un señor que nadie conoce, del que muchos no se fían, al que se le atribuyen delitos gravísimos y encima realizados con el dinero del partido, o sea que nos habría robado a todos, si se confirma", sentencia un diputado.

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