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Reportaje:

Destronar a Mas desde Madrid

Duran Lleida ve en los pactos tras las generales la oportunidad de oro para hacer sombra a un líder de CiU que ya acumula dos derrotas

Miquel Noguer

Artur Mas y Josep Antoni Duran Lleida ya han encontrado escenario para retomar su lucha por el liderazgo de Convergència i Unió. La pugna que Jordi Pujol interrumpió en 2001 al nombrar a Mas sucesor ha vuelto a estallar en toda su intensidad. El pretexto esta vez ha sido la definición de los hipotéticos pactos que los nacionalistas deberían alcanzar después de las elecciones generales.

Poco ha importado la lejanía en el tiempo de las decisiones a tomar. Duran Lleida, líder de Unió Democràtica, ha visto en los comicios a los que concurrirá como candidato la mejor oportunidad para que su formación deje de ser el socio minoritario de Convergència i Unió.

Duran tiene a su favor la grave situación de CiU en Cataluña. Los nacionalistas acumulan ya cuatro años calentando las bancadas de la oposición en el Parlamento y han sido barridos de todos los grandes ayuntamientos. Un pacto en Madrid, con el PSOE o con el PP, podría devolver a CiU importantes dosis de poder y a Duran una apetitosa ración de protagonismo. Quién sabe si, incluso, algún ministerio. Mas no quiere oír hablar de pacto con el PP, ni con el PSOE si ello no implica que los socialistas catalanes dejen de cortarle el paso a la presidencia de la Generalitat.

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En Unió Democràtica no dejan de recordar tampoco la discreta hoja de servicios de Artur Mas: dos intentos de alcanzar la Generalitat y dos fracasos consecutivos. Todo ello da alas a Josep Antoni Duran para pensar que algún día puede ser él quien lleve las riendas de la federación.

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No es casualidad, pues, que Duran haya acallado las voces que desde su partido pedían esta semana el divorcio de la federación. Él ha puesto sordina y ha asegurado que las únicas tentaciones de ruptura están en CDC. Aseguró el pasado viernes que incluso comprendería a estos sectores "si es que consideran que Unió representa sólo una carga para la federación". En todo caso, tildó de "barbaridad" cualquier tentación de divorcio.

Las ansias de liderazgo de Josep Antoni Duran preocupan, y mucho, en CDC. Fuentes de la dirección del partido de Artur Mas dicen estar convencidas de que "la militancia no aceptaría a Duran como líder", si bien admiten que el democristiano podría tener una virtud que algunos echan en falta en Mas. "Podría aglutinar la sensibilidad nacionalista más moderada". Y ello podría bastar para poner en situación de descalabro a la actual dirección de CDC que, según un dirigente de Unió, "a veces hace de Esquerra Republicana y a veces de Partido Popular". Tampoco faltan en el partido de Mas los que critican la radicalización de la actual dirección y lo lejos que se encuentra de los postulados de Jordi Pujol. Cuando el debate del Estatuto, recuerdan, Mas defendió el concierto vasco para la fiscalidad catalana y él mismo corrió a rebajarlo todo mediante el pacto con José Luis Rodríguez Zapatero.

Mas y Duran no se dan tregua pero nadie quiere dramatizar. Después de todo, la crisis estratégica, de liderazgo y las actuales amenazas de divorcio no son nuevas. Todos los dirigentes de CiU recuerdan qué ocurrió cuando Pujol decidió personalmente quién le sustituiría al frente del partido al retirarse. El portazo de Duran se escuchó desde todos los rincones de la Generalitat. Entonces consejero de Gobernación, Duran dimitió al conocerse la noticia. Muchos vieron allí el inicio del fin de CiU. Pero no pasó nada. Hay que ver ahora si las velas de la federación, algo más añejas y castigadas, aguantan otro temporal.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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