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Reportaje:

Dieguito el Malo, una vida entre celdas, libros y atracos

Juan Diego Redondo, el atracador que retuvo a siete rehenes el miércoles en Barcelona, ha pasado por 18 cárceles

Blanca Cia

"La tercera parte la escribirá desde la prisión". Una dependienta de la Casa del Llibre en el Paseo de Gràcia de Barcelona recordaba ayer la presentación el pasado mes de diciembre del libro autobiográfico La Fuga de los 45 que escribió Juan Diego Redondo, alias Dieguito el Malo, sobre la gran evasión de la cárcel Modelo de Barcelona en 1978. El mismo que el pasado miércoles protagonizó un atraco con rehenes en un supermercado barcelonés de la calle de Ganduxer.

"La librería estaba llena y se vendieron muchos libros", apuntaba la librera. Para esa presentación, Diego tuvo un permiso de 17 horas de la prisión de Brians. Su hijo, un adolescente de 16 años, y sus hermanas acudieron a la presentación. Un acto bastante emocionante, recuerda el periodista Josep Maria Huertas Clavería, que prologó el libro.

Antes de entrar en el súper, se le cayó una bala en un bar cercano y mostró su pistola

El libro salió de la mano de un delincuente común que tiene 46 años, de los que más de 30 los ha pasado entrando y saliendo primero de reformatorios y después de las prisiones. Entre rejas aprendió a leer y a escribir. "A los siete años me fugué por primera vez del orfelinato Rivas, un internado de Protección de Menores para niños huérfanos y de familias numerosas. La escapada acabó al día siguiente: me encontró un empleado de feria mientras dormía en un remolque de atracciones". Con ese relato arranca la introducción de su primer libro. Le siguió otro: La Fuga de los 45 II. Atracos a Bancos, que se publicó la primavera pasada.

Y como su título indica, iba de atracos. Un delito que junto con el de tenencia ilícita de armas se repite una y otra vez en su expediente penitenciario iniciado en 1974. Y al que añadirá uno más, el del pasado miércoles. Un atraco de más de una hora en el que el poder de persuasión de los empleados -seis mujeres y un hombre- fue decisivo en el desenlace. Según reconoció la consejera de Interior, Montserrat Tura, fueron las mujeres las que "convencieron" a Diego para salir todos juntos del establecimiento. El atracador accedió y salió para ser inmediatamente detenido por los Mossos d'Esquadra.

Un rato antes de entrar en el supermercado a mano armada, Diego tuvo un comportamiento peculiar. Sobre las ocho y media de la tarde entró al bar Taita-1, cerca del supermercado, se tomó tres cañas y estuvo conversando con el propietario del local, Josep Lluis Santoll. La charla fue "amigable" y "hacía bromas sobre las mujeres", recordaba ayer el dueño del bar.

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En un momento da la charla, a Diego se le cayó algo de un bolsillo. Era una bala. "Enseguida sacó una pistola del cinto y la puso encima de la barra y yo le dije que no hiciera tonterías y que la guardara inmediatamente", recordaba el propietario. No llamó a la policía porque pensó que podía ser un agente un poco pasado de copas. La tercera caña se la tomó más deprisa alegando que se le "hacía tarde". Poco después, entraba en el súper pistola en mano.

Diego estaba en busca y captura desde el pasado agosto cuando no regresó a la cárcel de Brians tras un permiso de tres días. Estaba en segundo grado penitenciario en cumplimiento de una condena de 10 años de prisión por varios delitos de robo y tenencia ilícita de armas. Su perspectiva penal era la de cumplir las tres cuartas partes de la condena en marzo de 2007 y la libertad definitiva en 2009. "No lo tenía tan mal" opinaban ayer abogados penalistas.

Desde entonces, Diego estaba en busca y captura. Una situación que no fue obstáculo para que decidiera protagonizar un programa de la Televisión de Catalunya -Entre linies- que se emitió el pasado mes de septiembre. En "Se Busca", Diego explicaba su negra y triste historia que ha corrido paralela a su estancia en 18 penales diferentes del país, con escasos periodos de libertad.

Después de pisar varios reformatorios, Diego entró en la Modelo por primera vez a los 16 años. Antes, desde 1972 a 1975, ya se había fugado varias veces del Tribunal Tutelar. Por el camino, vio como morían amigos suyos. Y él mismo ha sufrido las consecuencias de tiroteos en varias ocasiones e incluso alguna vez una bala le dejó en coma.

No se benefició del indulto tras la muerte de Franco en 1975, pero sí salió de la cárcel dos años más tarde, cuando el Rey concedió otra medida de gracia. Fue la época en la que nació la COPEL (Coordinadora de Presos en Lucha). Diego cuenta en su libro que fue propuesto como número uno.

Unos años explosivos dentro de las prisiones, recuerdan veteranos penalistas. Los motines y revueltas se sucedían. En esas condiciones se fraguó la que ha sido la fuga más multitudinaria de la cárcel Modelo. Fue ideada para la evasión de 600 internos aunque finalmente fueron 45 los que emergieron del túnel a las calles del Eixample barcelonés. Y es en esa fuga en la que se recrea Diego en el libro. Una evasión que no hubiera podido lograrse, en opinión de algunos veteranos penalistas, con otra actitud de los funcionarios que estaban inmersos en reivindicaciones laborales.

En 1983, Diego se benefició, junto con 10.000 presos más, de una excarcelación masiva por un abuso de prisión preventiva. Volvió a entrar y a salir. Y a entrar y a salir. Hasta que en 1988 su vida dio un cambio. Se casó con Carmela y tuvo dos hijos. "Por primera vez contaba con trabajo fijo [fue carpintero], un hogar y una familia. Pero el sueño duró poco porque tenía una causa pendiente de 1978", relata en el libro. En 1992 volvió a entrar en la cárcel. Su mujer se suicidó tres años después, en diciembre de 1995. Y al cabo de muy poco, cuatro meses más tarde, su hija Lorena, de cinco años, se electrocutó cuando tocó unos cables en una urbanización cercana a Rubí.

En 1998 volvió a salir de prisión por una redención pero enseguida -lo cuenta él mismo- volvió a las andadas. Además de aprender a leer y escribir, Diego recibía clases por correo. Y decidió escribir un libro sobre la fuga de la Modelo y en cierto modo autobiográfico. A ese libro le siguió una aparición en televisión en enero de 2004 como invitado y un documental que fue presentado en una edición del Festival de Cine de Sitges.

Después otro libro y ya en el verano pasado el programa de televisión cuando se encontraba en busca y captura. Un delincuente con cierta necesidad de notoriedad, opinan personas que conocen su trayectoria. Un recorrido parecido, por lo menos en cuanto a la presencia en los medios, que tuvo en su día Juan Moreno Cuenca, El Vaquilla, a quien, por cierto, Diego conoció en prisión.

Y una trayectoria en la que las épocas malas y menos malas -las buenas, en realidad, no existieron para él- se suceden entre la lucha por salir adelante y la desesperación. Escribía Diego al final de la introducción de su primer libro: "Aunque parezca mentira, voy a cambiar de vida. Mi hijo Eric me espera para formar un hogar y una familia como los demás".

Fotograma de TV3 de Juan Diego Redondo, <i>Dieguito el Malo.</i>
Fotograma de TV3 de Juan Diego Redondo, Dieguito el Malo.

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Sobre la firma

Blanca Cia
Redactora de la edición de EL PAÍS de Cataluña, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en diferentes secciones, entre ellas información judicial, local, cultural y política. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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