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Unas 20.000 personas se manifestaron pacíficamente contra los proyectos educativos del Gobierno

Unas 20.000 personas, en su gran mayoría estudiantes, se manifestaron ayer durante dos horas contra la ley de Autonomía Universitaria, el Estatuto de Centros Docentes y la ley de Financiación de la Enseñanza. La marcha transcurrió sin apenas incidentes, pero al llegar los últimos grupos a la glorieta de Cuatro Caminos -lugar previsto para el final de la manifestación-, la Policía Nacional cargó vilentamente contra los concentrados. Ciento treinta personas fueron retenidas en un café de la glorieta, donde se refugiaron ante la carga policial, y otras veinte fueron detenidas en distintos puntos de la zona y calles cercanas.

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La manifestación había recorrido pacíficamente el tramo comprendido entre la plaza de Castilla y la glorieta de Cuatro Caminos. En diversos momentos de la marcha se recordó a los dos jóvenes muertos por la policía el pasado 13 de diciembre -«No estamos todos, faltan los muertos»- y se dieron gritos de «Policía, asesina», «Fuerza Nueva, asesina» y otros. Las peticiones de los congregados, hechas a veces al son de palmas y pasos de baile -«Un bote, dos botes, Seara el que no bote»- se centraron en «Una enseñanza popular y gratuíta», «Gestión democrática de los centros» y «Escuela para todos, trabajo para todos» y se dirigieron también a los partidos de la izquie:rda parlamentaria: «PSOE, PCE. no pactéis».A las nueve y media de la noche, la mayor parte de los manifestantes se habían díluelto ya y solo quedaban algunos grupos en la glorieta de Cuatro Caminos. Minutos después hicieron su aparición fuerzas de la Policía Nacional, que cargaron inmediatamente contra los ,Irupos de manifestantes y les persiguieron por los bares de la zona, calles adyacentes e incluso los túneles del Metropolitano. En el curso de la acción policial, un grupo de periodistas fue rodeado por agentes que habían descendido de las furgonetas de la Policía Nacional raatrículas 1337, 1275, 1019 y 1559, según numerosos testigos presenciales.

Varios agentes cercaron al fotógrafo de EL PAIS Bernardo Pérez, que se encontraba ligeramente adelantado respecto al grupo en la confluencia de Reina Victoria con Cuatro Caminos. Los policías golpearon al periodista en la cabeza pese a haberse identificado y que llevaba en su brazo derecho el brazalete que el Ministerio del Interior facilita a estos efectos. Los golpes de los policías le produjeron una herida en la parte posterior de la cabeza muy cerca de la nuca. Los propios informadores de prensa que habían presenciado lo sucedido evacuaron al herido al hospital Central de la Cruz Roja, donde se le aplicaron cinco puntos de sutura a la herida recibida, que sangraba abundantemente. También se le practicó un primer examen neurológico.

Horas más tarde, Bernardo Pérez acudió al juzgado de guardia, acompañado por el jefe de los servicios jurídicos de EL PAIS, donde se presentó la correspondiente denuncia. La dirección de nuestro periódico se puso en contacto con el gobernador civil de Madrid, Juan José Rosón, a quien presentó la protesta del periódico por lo sucedido. El gobernador prometió que se exigirían responsabilidades a los culpables.

Mientras tanto, numerosas dotaciones policiales, al mando del capitán Alemán, habían acudido a la glorieta de Cuatro Caminos. Las Fuerzas del Orden penetraron por las bocas del ferrocarril Metropolitano y prosiguieron su acción en túneles y andenes, con la colaboración de una pareja de vigilantes del Metro, que hicieron uso de sus defensas tan pronto como vieron aparecer a la policía. Según noticias no confirmadas, uno de los empleados de mantenimiento del Metro resultó herido y fue evacuado a un centro sanitario.

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Paralelamente a esta acción policial en el interior del Metro, fuerzas de la Policía Nacional bloquearon el café Metropolitano, situado en la misma glorieta de Cuatro Caminos, donde se habían refugiado grupos de estudiantes tras la carga. La policía retuvo a la totalidad de las personas que se encontraban en su interior - 130 estudiantes, y una veintena de clientes que estaban allí con anterioridad- y, tras proceder a un registro minucioso del local, organizaron un traslado masivo de estudiantes a las dependencias de la Jefatura Superior de Policía. Según fuentes oficiales, consultadas por EL PAIS a primeras horas de esta madrugada, la retención de los 130 estudiantes del café Metropolitano se hizo a efectos de identificación, y fueron puestos en libertad a medida que terminaban las operaciones correspondientes.

A partir de las diez de la noche, pequeños grupos de jóvenes protagonizaron diversos saltos en diferentes lugares de la capital, que en ocasiones provocaron cortes de tráfico. En zonas cercanas a Cuatro Caminos fueron arrojados a la calle varios bancos, papeleras, bolsas de basura y otros objetos. En total, la policía practicó una veintena de detenciones en estos incidentes.

Toda esta situación de violencia se produjo después de que finalizara la manifestación propiamente dicha, que había transcurrido en forma pacifica. Había sido convocada por las coordinadora de estudiantes de universidad e institutos nacionales de bachillerato y formación profesional, y contaba con la correspondiente autorización gubernativa. Los manifestantes portaban pancartas en contra de la política educativa del Gobierno -«UCD, UCD, la sotana se te ve», «La ley de autonomía es una porquería» y «Con el estatuto haremos un canuto», y especialmente de los ministros de Educación y Universidades: «Otero, gorrino, trabaja de interino», «Seara, capullo, la ley es un chanchullo», y «Seara, Seara, tienes mucha cara», entre otras.

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