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La industria española tiene desarrollado un proyecto para la construcción de un submarino nuclear

Carlos Yárnoz

La industria de construcción naval española cuenta ya con un proyecto completo para la fabricación en España de un submarino de propulsión nuclear, pero hasta el momento no existe una voluntad política del Ejecutivo para realizar el programa, según aseguran fuentes oficiales del sector. El proyecto ha sido elaborado recientemente por un equipo de técnicos de la Empresa Nacional Bazán. Los mandos del Cuartel General de la Armada se muestran favorables al mismo, aun, que entienden que hoy no es necesario para cubrir las misiones encomendas a la Marina de guerra.

Para desarrollar el proyecto español, sería necesaria la aportación, aunque en una pequeña parte, de tecnología extranjera, y concretamente francesa. Las autoridades francesas, de hecho, nunca se han opuesto a la posibilidad de facilitar esas ayudas a las españolas. Ya a comienzos de esta década se planteó en medios oficiales del Ministerio de Defensa la posibilidad de construir un submarino nuclear entre los dos países, partiendo del modelo Rubi desarrollado en Francia.La fabricación de submarinos nucleares en España haría necesaria la construcción de una nueva base para este tipo de buques. Hoy, la flotilla de submarinos está basada en Cartagena, pero los técnicos consultados estiman que no es apropiada para los buques de propulsión no convencional.

La Armada ha realizado ya varios estudios sobre la conveniencia de fabricar un submarino de ese tipo, y en 1982 el entonces ministro de Defensa, Alberto Oliart, reconoció que era muy probable la construcción de un buque de propulsión nuclear, pero que los estudios se enfocaban hacia el desarrollo de un barco de superficie logístico y de aprovisionamiento.

Sin embargo, fuentes de la Armada aseguran que ahora no existe presión alguna de la Marina para la construcción del submarino. En su opinión, el coste económico para fabricar un submarino nuclear, junto con la necesaria infraestructura de mantenimiento, triplicaría el presupuesto de un submarino convencional, que hoy puede rondar los 8.000 millones de pesetas. Por ello, los expertos de la Marina entienden que, si bien les agrada la idea de contar con submarinos nucleares, es más necesario dirigir el esfuerzo económico hacia otros objetivos, como la fabricación de un buque logístico convencional o la adquisición de cazaminas para proteger los alrededores de la base de Rota.

El ministro de Defensa, Narcís Serra, ha declarado varias veces a lo largo de últimos años que el Gobierno no tenía todavía intención de poner en marcha la construcción de submarinos nucleares. Según los expertos militares consultados, en la actualidad no es necesario contar con un submarino nuclear teniendo en cuenta el reducido espacio de interés geoestratégico para España -fundamentalmente el Estrecho y sus accesos, el Mediterráneo Occidental y el área comprendida entre Canarias y la Península- y las misiones que debe desempeñar la Marina de guerra en esas zonas.

Estos expertos estiman que la conveniencia de contar con ese tipo de buques se reduce al tener en cuenta que los submarinos tendrían que portar sólo armas convencionales, y nunca atómicas.

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A pesar de todo ello, el Gobierno español siempre hace hincapié en que España no renuncia a fabricar un sistema de armas de ese tipo cuando lo considere oportuno, y precisa que esa iniciativa no está limitada por el hecho de haber firmado el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP). Por ello, las fuentes consultadas estiman que la próxima generación de submarinos que se fabriquen en España serán, casi con seguridad, de propulsión convencional, pero los siguientes serán nucleares.

Colaboración francesa

Los últimos submarinos construidos por Bazán en la factoría de Cartagena (Murcia) han sido fabricados bajo licencia francesa. Se trata de sumergibles de la clase Agosta y son considerados los más modernos de propulsión convencional. Francia construyó cuatro unidades de esta clase para su Marina y España otras cuatro.Los submarinos de la clase Agosta tienen 65 metros de eslora, 6,8 de manga y 5 de calado. La velocidad máxima en inmersión es de 20 nudos y tiene una autonomía de 45 días, pero continuamente debe subir a la superficie, aunque sólo asome algunos sistemas, para cargar sus baterías, lo que le hace ser fácilmente detectable.

La gran diferencia con un submarino de propulsión nuclear consiste en que, en este caso, la autonomía, incluso en inmersión permanente, sólo está condicionada por la capacidad de portar suministros para la dotación.

Desde que en la pasada década se planteó la posibilidad de construir un buque nuclear -la Armada llegó a presionar al Gobierno a finales de los años setenta para realizar el programa-, siempre se aseguró que el proyecto se hará en colaboración con Francia.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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