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Entrevista:JOSÉ ANTONIO ARDANZA | Expresidente del Gobierno vasco (1985-1998)

"ETA y Batasuna han asumido que esta es la única salida que tienen"

Luis R. Aizpeolea

José Antonio Ardanza (Elorrio, 1941) fue lehendakari (1985-98) en la etapa de los atentados más sangrientos de ETA, como el de Hipercor, con 21 muertos. Como presidente de un Gobierno de coalición con el PSE, promovió el Pacto de Ajuria Enea, el primer acuerdo unitario contra ETA, suscrito en 1988, referente político en la lucha contra el terrorismo por su capacidad movilizadora y por el método establecido sobre su final. Ardanza sigue militando en el PNV y preside Euskaltel. No suele admitir entrevistas, pero en esta ocasión ha aceptado opinar sobre el fin de ETA, sobre el que se muestra optimista.

Pregunta. ¿Esta vez va en serio la decisión de Batasuna de rechazar la violencia de ETA?

"Pasar la patata caliente de Sortu a los tribunales ha sido una cobardía"
"Estamos en un proceso terminal de la banda que no será muy largo"
"Creo que ETA ha perdido hasta la capacidad de una nueva estratagema"
"El PP debe volver a los postulados de Ajuria Enea de los que renegó"
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Respuesta. Sí.

P. Mucha gente, sobre todo fuera de Euskadi -el PP, asociaciones de víctimas y medios- creen que asistimos a una nueva estratagema de ETA. ¿Qué opina usted?

R. Creo que ETA ha perdido hasta la capacidad de una nueva estratagema. Evidentemente, si pudiera lo haría. Creo que a lo que estamos asistiendo es a otro debate, en el que subyace un temor: qué camino emprenderá el nacionalismo vasco liberado de la violencia de ETA.

P. Batasuna tiene un problema de credibilidad. Usted mismo vivió la tregua de Argel y el comienzo de la de Lizarra. ¿Por qué fracasaron?

R. Porque quienes impulsaron esas treguas dentro de ETA perdieron más tarde su posición de fuerza en la propia organización.

P. ¿No cree que Batasuna debe hacer un mayor esfuerzo de credibilidad, por ejemplo emplazando directamente a ETA a que abandone definitivamente la violencia?

R. Sería bueno que hiciera ese mayor esfuerzo, pero no lo considero necesario. Como sería bueno que todos en España condenaran y rechazaran hoy el golpe de 1936. Pero no lo hacen y no es necesario para convivir en democracia.

P. Sortu rechaza en sus estatutos la violencia de ETA. Pero ETA sigue ahí. ¿Se repite la historia?

R. Para ETA sería difícil repetir por cuarta vez la historia sin el apoyo social que ha ido perdiendo.

P. ¿Por qué ahora es distinto?

R. Porque la necesidad les apremia. No estar presentes en las elecciones sería tanto como acercarse a su defunción política. Me estoy refiriendo a Sortu, no a ETA.

P. ¿No contempla, en todo caso, el riesgo de una escisión de ETA?

R. De ETA, no. En ETA, puede ser. Me explico. Difícilmente Batasuna hubiera tomado su decisión si ETA en bloque hubiera estado en contra de la misma. Tenemos que pensar que Sortu nace con el visto bueno de un sector mayoritario de ETA. Así, la escisión no sería entre Sortu y ETA, sino dentro de ETA con un sector minoritario.

P. ¿No le parece increíble que ETA acepte retirarse sin lograr los objetivos políticos por los que ha matado?

R. Ellos deberán y sabrán cómo dar cuentas al pueblo desde Txiberta (la reunión del PNV y ETA de 1977 en la que esta comunicó que no aceptaba el proceso democrático español) hasta hoy.

P. Usted fue artífice del Pacto de Ajuria Enea, primer acuerdo de unidad política contra ETA y que fijó un método para su final. ¿Qué sirve, y ya no sirve, hoy de aquello?

R. Quiero aclarar rotundamente que Ajuria Enea fue primero un pacto para la normalización política vasca sobre la base del pleno y leal desarrollo del Estatuto; y, en segundo lugar, un compromiso de unidad de los demócratas ante la violencia de ETA. Respecto a qué sirve y no sirve hoy, sirve todo pese a los 23 años transcurridos, solo que aplicándolo correctamente.

P. ¿Tiene sentido la mesa de partidos que piden algunos abertzales cuando Sortu quiere ser legal?

R. A estas alturas, creo que no.

P. ¿Qué grado de importancia concede a la presión policial y social en el debilitamiento de ETA?

R. La presión policial, judicial, internacional y, sobre todo, social han tenido una importancia total.

P. ¿Y a la Ley de Partidos?

R. Evidentemente, muchísima, mucha más de la que Batasuna calculó cuando el PNV la rechazó en la Cámara vasca y ni siquiera se molestó en sumarse al rechazo.

P. ¿No cree que está poco reconocido el papel pionero y movilizador contra ETA de Ajuria Enea?

R. Sí, pero a nadie le gusta valorar lo pasado o lo que otros hicieron; esto, desgraciadamente, suele ser normal en política.

P. Usted trató a Jaime Mayor cuando representó al PP en Ajuria Enea. ¿A qué atribuye su cambio?

R. No fue miembro constituyente del Acuerdo de Ajuria Enea -lo era Julen Guimón-, y su participación fue muy puntual en un tiempo relativamente breve, que coincidió con el debate de la autovía de Leizarán. En el Mayor que yo conocí en 1985, luego en el Parlamento vasco, de ministro en el famoso periodo de su tregua-trampa y hoy de europarlamentario no he percibido ningún cambio de actitud.

P. ¿Qué le diría hoy al PP, el partido más reticente a cualquier iniciativa para un final de ETA?

R. Que vuelva a los postulados de Ajuria Enea, de los que renegó cuando propuso el cumplimiento íntegro de penas de los terroristas.

P. ¿Qué cree que puede y deben hacer el Gobierno central y vasco?

R. El Gobierno central, cumplir con su obligación administrativa: inscribir a Sortu si sus estatutos se ajustan a la ley, y no pasarle la patata caliente a los tribunales; y el vasco, defender esta posición.

P. Algunas asociaciones de víctimas han convocado una marcha contra la legalización de Sortu.

R. Me parece bien, les entiendo, pero las decisiones políticas y judiciales no les corresponden.

P. ¿Estamos en el proceso terminal de ETA? ¿A qué plazo?

R. Sí. Depende de ellos, pero en cualquier caso no muy largo... salvo que se produjera una escisión, en cuyo caso estaríamos más ante un terrorismo tipo GRAPO, minoritario y sin ningún apoyo social.

P. ¿Cuando fue lehendakari pensó en que el fin de ETA pasaría por un pulso con Batasuna?

R. Siempre pensé en un final compartido del brazo militar y el político. Ha sido siempre así. El primero rompió la tregua de Argel y el otro se plegó a esa decisión. Tras la tregua de 1998, ETA retomó las armas y Batasuna se volvió a plegar. En 2006, ETA rompió la tregua con el atentado de la T-4 y el brazo político se plegó también. Ahora, si el brazo político impulsa Sortu con un rechazo a la violencia de ETA es porque, pese a las dificultades internas, han asumido ambos que esta es la única salida.

P. Con los datos que se conocen, ¿cuál sería su hoja de ruta para propiciar el final de ETA?

R. Admitir a Sortu como partido y activar el punto 10 del Pacto de Ajuria Enea, es decir, diálogo para cerrar ETA, lo que Batasuna en la famosa declaración de Anoeta que dio pie al proceso de 2006 denominó mesa técnica. Para aclararlo: no habría diálogo político con ETA, pero para que su existencia no se perpetuara habría que ver qué se hace con los presos, los condenados y pendientes de juicio y fuera de las fronteras. Todo esto se habló y pactó en Ajuria Enea.

P. Los tribunales deciden sobre Sortu, pero usted ¿qué opina?

R. Que ha sido un acto de cobardía de la Administración. Debe de ser un acto de la Administración comprobar si unos estatutos se ajustan o no a la ley y actuar en consecuencia, sin enviar la patata caliente a los tribunales. Hasta hace no mucho las Administraciones, del PSOE o del PP, creían que quien lograra la paz tendría un reconocimiento electoral. Como ahora parece ser que la paz no tiene tanto valor porque la falta de la misma no supone un grave riesgo, lo que se pondera políticamente es quién es más bravo, más fuerte, más exigente con el enemigo al que se considera ya derrotado.

P. ¿Cree posible la reconciliación en este país? ¿Cómo?

R. Sí. Reconocer errores y equivocaciones y mucha generosidad por parte de todos.

José Antonio Ardanza, en su despacho de presidente de Euskaltel, en el parque tecnológico de Zamudio (Vizcaya).
José Antonio Ardanza, en su despacho de presidente de Euskaltel, en el parque tecnológico de Zamudio (Vizcaya).SANTOS CIRILO

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