Un grupo sin apoyos políticos

La explosión de ayer en la discoteca Clangor de Santiago es la segunda acción con víctimas mortales que protagoniza el Exército Guerrilleiro do Povo Galego Ceibe (EGPGC), un grupo armado de ideología independentista que se dio a conocer en 1987 y ha venido actuando desde entonces con muy escasa infraestructura y casi ningún apoyo político. Las redadas contra el EGPGC que siguieron a la voladura de un chalé propiedad del actual presidente de la Xunta, Manuel Fraga, en mayo de 1988 en Perbes (La Coruña), y el asesinato de un guardia civil en otra localidad coruñesa, Irixoa, el 2 de febrero del pasado año, hicieron pensar a las autoridades que este grupo minoritario se encontraba prácticamente desarticulado. Pero el silencio de varios meses que ha seguido a cada golpe policial contra la banda armada siempre ha culminado con nuevas acciones por sorpresa y con consecuencias cada vez más trágicas.Las circunstancias de la explosión de ayer confirman de nuevo que el EGPGC nunca ha actuado con intención deliberada de causar víctimas, aunque en su historial tiene ya cuatro muertos a cuestas.
El 2 de febrero de 1989 un comando del EGPGC viajó en un coche alquilado a Irixoa, un pequeño pueblo del interior de la provincia de La Coruña. Los terroristas tenían intención de robar sus armas y sus uniformes a dos agentes de la Guardia Civil que solían patrullar de madrugada por la zona.
En el forcejeo uno de los integrantes del comando perdió los nervios y disparó su arma asesinando a uno de los agentes y causando heridas graves a su compañero. A las pocas horas fueron detenidos los cuatro autores del atentado: Josefa Rodríguez Porca, Francisco Javier Filgueira, Ramón Piñeiro y Manuel Quintans.
Desde entonces el EGPGC tan sólo se dedicó a acciones como la colocación de bombas contra entidades bancarias, empresas y torretas del tendido eléctrico. De los atentados sin víctimas la acción más espectacular se produjo el 27 de mayo de 1988 cuando un potente artefacto destruyó la residencia veraniega del actual presidente de la Xunta, Manuel Fraga, en la localidad de Perbes (La Coruña). Tras esta explosión, la policía logró detener a los principales cabecillas del EGPGC, incluido su fundador, Antón Arias Curto, quien llegó a declarar: "Nosotros nunca mataríamos a un policía, porque sería atentar contra un gallego".
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