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Enrique Curiel, un comunista templado

El diputado realizó toda la travesía de la transición democrática con el PCE

Enrique Curiel, un comunista templado que trató de sobrevivir políticamente en el PSOE durante las dos últimas décadas, falleció esta madrugada en el hospital universitario Puerta de Hierro de Majadahonda (Madrid) a los 63 años de edad, como consecuencia de un cáncer. La muerte temprana de Curiel evoca la vida de una persona que vivió intensamente las crisis que han azotado a las organizaciones de izquierda en España, convirtiendo la trayectoria de un buen profesor de Ciencia Política y exvicesecretario general del PCE en una de las muchas personas a las que el PSOE atrajo a sus filas sin darles un papel a la altura de sus potencialidades y conocimientos. No obstante, en la legislatura anterior fue secretario general del grupo parlamentario socialista en el Senado.

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Curiel era un joven universitario cuando entró en el PCE de la clandestinidad, en 1969, organización enfrentada de forma efectiva con el franquismo dentro de España, pero dominada desde fuera del país por Santiago Carrillo, Dolores Ibarruri y otros veteranos, muchos de ellos procedentes de la guerra civil. Curiel realizó toda la travesía de la transición democrática con el PCE. Trató de no verse implicado en la primera crisis de los "renovadores" que, en abierta discrepancia con Carrillo, empezó a provocar la salida del partido de personas relevantes en sus cuadros dirigentes. La pérdida de importancia electoral del PCE dejó a este partido solo con cuatro diputados en las elecciones de 1982, ganadas por el PSOE con 202 escaños, lo cual marcó al partido comunista el camino de la marginalidad. Carrillo dimitió, fue sustituido por Gerardo Iglesias y Curiel se mantuvo como vicesecretario general hasta finales de 1987, cuando Izquierda Unida ya había echado a andar como asociación de grupos políticos con los que superar la debilidad del PCE en la vida pública española.

Pero la crisis continuó instalada entre los comunistas y Curiel terminó dimitiendo de su cargo a finales de 1987, tras intentar una alternativa interna a Iglesias. Muy desanimado sobre la marcha del PCE, se refugió en la docencia, aunque siguió siendo militante y estuvo entre los que apoyaron inicialmente a Julio Anguita para encaramarse al poder en el PCE y en Izquierda Unida. El giro radical adoptado por este y su grupo de confianza llevó a Curiel a abandonar definitivamente ese partido en noviembre de 1988, alegando "un alejamiento progresivo de la orientación eurocomunista, a cuya defensa he dedicado mis mejores esfuerzos". Curiel puso también su escaño a disposición del partido por el que lo había conseguido, para mostrar la coherencia de su actitud. El propio Anguita elogió esa decisión en su momento, señalando lo raro que era ver a un parlamentario renunciando al escaño que ocupaba al dejar el partido.

Dos años después ingresó en el PSOE. Entre 1993 y 1996 fue diputado por Pontevedra. En 2004 salió elegido senador por la misma provincia y ejerció como secretario general de los socialistas en la Cámara Alta hasta 2008, pero no entró en las listas para las elecciones de la legislatura siguiente. Eran tiempos de otras personas, otros dirigentes y otra generación. Últimamente realizó un gesto de apoyo al sector de Tomás Gómez en la conflictiva elección interna de candidato del PSOE a la presidencia de la Comunidad de Madrid. Asimismo, ejerció como profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense.

Enrique Curiel en la comparecencia ante los periodistas en 1990, cuando ingresa en el PSOE.
Enrique Curiel en la comparecencia ante los periodistas en 1990, cuando ingresa en el PSOE.MIGUEL GENER

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