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MATANZA EN NIGRÁN

Los policías asesinos iban en busca de 100 millones

Los gritos de auxilio de los dos hijos supervivientes del industrial vigués ahuyentaron a los criminales

Los dos policías iban dispuestos a hacer una carnicería para tapar su atraco. Los agentes Jesús Vela Martínez, de 41 años, y Manuel Lorenzo Vázquez, de 39, todo planeado: secuestrarían a toda la familia del industrial David Fernández Grande, le sacarían 100 millones de pesetas y después eliminarían a todos los testigos. Pero su proyecto se frustró cuando los hijos menores del industrial de Nigrán, cerca de Vigo, lograron liberarse de sus ataduras y pidieron auxilio. Los homicidas tuvieron que huir precipitadamente, dejando atrás cuatro cadáveres (el industrial, su esposa, su hija y la asistenta) y dos testigos vivos. Éstos dieron la pista que permitió a las fuerzas de seguridad la rápida captura de los dos presuntos asesinos.

Jesús Vela y Manuel Lorenzo están considerados policías problemáticos. Ambos planearon obtener 100 millones de pesetas de manos de David Fernández Grande, de 57 años, dueño de varias canteras de mármol y granito en Pontevedra, Orense, Madrid, Extremadura, Brasil y Venezuela.El industrial conocía a Jesús Vela porque éste le había prestado protección al industrial en el pasado. Además, uno de los hijos del empresario había tenido problemas con las drogas y el padre le había encomendado al agente Lorenzo que vigilara al chico para intentar apartarle de ese mundo, según fuentes policiales.

Sobre las ocho de la tarde del pasado lunes, Vela y Lorenzo pusieron en marcha el macabro plan. Llegaron al chalé de la familia Fernández, situado en la localidad de Nigrán, a 10 kilómetros de Vigo, en el que su propietario había instalado un buen sistema de seguridad. Llamaron a la puerta y entraron sin violencia con el pretexto de hablar con el joven David. En ese momento no estaba en casa el empresario. Esperaron a que llegara. Cuando lo hizo, él, su esposa y sus hijos fueron maniatados y amordazados.

David Fernández Grande y su esposa, Pilar Sanromán, de 48 años, fueron maniatados, igual que sus hijos David, de 25 años, Pedro, de 16, y Marta, de 27, que llegó más tarde a la finca. Así permanecieron durante toda la noche del lunes en el salón de la casa, en tanto que los dos asaltantes negociaban con el cabeza de familia la entrega de 100 millones de pesetas. Durante las largas horas de angustia, el industrial logró rebajar esta cantidad hasta 20 millones de pesetas. Los asaltantes mitigaron el hambre preparándose bocadillos en la cocina.

Noche de amenazas

El empresario, después de toda una noche de amenazas, llamó por teléfono a uno de sus contables para que le llevara a su casa un talonario. El empleado se presentó en la vivienda poco después de las ocho de la mañana. El industrial le firmó los talones sin invitarle a pasar al interior del chalé, le rogó que los hiciera efectivos en el banco y que regresara inmediatamente con el dinero.

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Cuando el empleado de Fernández se alejaba, coincidió con la sirvienta de la familia, Ana Isabel Costas Piñeiro, de 23 años, ignorante de lo que estaba ocurriendo en el domicilio. Inmediatamente fue reducida y maniatada, en unión de la joven Marta, según la reconstrucción de los hechos realizada posteriormente por la policía.

El empleado del empresario regresó a Nigrán a mediodía del martes y le entregó a su jefe los 20 millones de pesetas. Al hacerlo, escuchó que éste musitaba algo así como "llama a la policía". Pero él no llegó a entenderle y sub¡ó a su coche, sin atreverse a preguntarle nada más.

Conseguido su objetivo, los policías empezaron a cerrar la boca a los testigos: dispararon a quemarropa con una pistola del calibre 9 parabellum contra el matrimonio Fernández, su hija Marta y la sirvienta.

El joven David logró quemar sus ligaduras con un mechero y ayudó a su hermano a liberarse. Al escuchar los tiros, los hermanos empezaron a pedir socorro por la ventana de la habitación en donde estaban encerrados. Eso hizo huir a los dos homicidas en el coche Audi 100 de Marta Fernández. Ambos abandonaron el vehículo a sólo 500 metros y subieron después a otro de su propiedad, en el que se dirigieron hacia Vigo.

El testimonio de los supervivientes permitió la rápida identificación de los criminales. Al saberse que eran miembros del Cuerpo Nacional de Policía, acudieron a la comisaría de Vigo todos sus efectivos. Uno de los autores de la matanza fue detenido cuando cenaba en un restaurante y el otro, cuando había bajado a la calle para tirar la bolsa de basura de su domicilio, según informaron fuentes policiales.

Jesús Vela, que en el pasado había prestado protección al industrial asesinado, estaba actualmente "en segunda actividad" por "incapacidad psicofísica", según informó ayer el director general de la Policía, Carlos Conde-Duque.

Dicho agente había estado destinado anteriormente en el País Vasco, donde ya originó diversos problemas que, entre otras consecuencias, ocasionaron su expulsión del Sindicato Unificado de Policía (SUP), sindicato al que estaba afiliado. Conde-Duque aseguró que Vela no padece el denominado síndrome del Norte [trastornos mentales que afectan a los agentes que prestan servicio en el País Vasco]. Había estado tres años separado del servicio por estar de matón en una discoteca, de Vigo, "haciendo uso de su condición de policía", según manifestó ayer el director de la policía.

Manuel Lorenzo, al que fuentes policiales consideran el cerebro del múltiple crimen, estaba actualmente en activo, aunque había sido objeto de varios expedientes disciplinarios por mala conducta e insubordinación.

Vergüenza de la policía

Conde-Duque reunió ayer, con carácter extraordinario, al Consejo de Policía, en el que están representados los sindicatos, "para detectar los sentimientos de los miembros" de dicho organismo. El máximo responsable del Cuerpo Nacional de Policía reconoció que el crimen ha causado "indignación" y "vergüenza" a los miembros de este cuerpo, que, según dijo, están "dolorosamente afectados".

Los cinco sindicatos policiales mayoritarios calificaron de "indignos" a los dos agentes implicados en la matanza, mientras señalan "la irreprochable conducta de la generalidad del colectivo policial". Los sindicatos proyectan personarse como acusadores particulares en la causa judicial que se abra contra Vela y Lorenzo, que ya han ingresado en prisión.

La Unión Federal de Policía (UFP) ha pedido la constitución de una comisión parlamentaria para investigar el suceso de Nigrán, a la vez que ha criticado la "dejadez" de los servicios médicos en los casos de agentes problemáticos y el "deterioro" socioeconómico que sufren los policías. Según fuentes del cuerpo, la baja remuneración hace que muchos se dediquen al pluriempleo, en muchos casos en actividades "poco claras".

El funeral por los cuatro asesinados se celebrará a las cinco de la tarde del viernes en Priegue, un pueblo que forma parte del municipio de Nigrán.

Murdoch y el sindicalista

Jesús Vela es comparado por sus compañeros con Murdoch, el desquiciado y extravagante miembro de El Equipo A de la serie de televisión. Se teñía el pelo de rojo y llevaba un pendiente. Su compañero Lorenzo iba por la vida de sindicalista y ocupaba el cargo de revisor de cuentas del Sindicato Profesional de Policía Uniformada (SPPU). Sus compañeros ignoran cuál era el destino que ambos pensaban dar a los millones sacados al industrial.Lorenzo se presentó en el último congreso del SPPU, celebrado en marzo de 1993 en Zaragoza, y "convenció" a sus compañeros con una soflama en la que pretendía dedicarse en cuerpo y alma a la lucha sindical. "Salió elegido aunque no le conocía nadie", dijo un portavoz, que añadió que Lorenzo actualmente estaba en vías de ser expulsado porque su actitud despertaba recelos. "Nunca se había requerido su intervención por parte de los órganos del sindicato y además se le estaba haciendo un seguimiento, con propuesta de expulsión, por parte de la organización. No hacía nada".

El citado portavoz añadió que los motivos por los que despertaba recelos eran dos: "No se dedicaba ni a las tareas policiales ni a las sindicales y la Dirección General de la Policía le abrió un expediente por trabajar como portero de una discoteca, aunque se archivó porque no pudo demostrarse. Además provocaba conflictos con los compañeros y tenía otro expediente por peleas con otros agentes, lo que un sindicato policial no puede consentir". Lorenzo fue expulsado ayer mismo del SPPU por los órganos de dirección del sindicato.

Tantos recelos debía despertar que sus compañeros del SPPU de Vigo amenazaron con dimitir en bloque si Lorenso cumplía su deseo de presentarse al cargo de secretario provincial de organización del sindicato. Al final no sustanció su candidatura.

Fuentes policiales han informado de que recientemente desapareció una pistola de la taquilla de un policía de Vigo y otra de la armería de esta comisaría. Pero no se ha precisado aún si fueron las pistolas usadas para el crimen.

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