_
_
_
_
_

Familiares del rumano que se quemó en Castellón intentan agredir a la esposa

La policía intervino para que la mujer, a la que acusan de abandono, no fuera maltratada

María R. Sahuquillo

A veces las historias tristes no terminan cuando muere el protagonista. Tampoco la de Marian Mirita, el rumano que falleció hace dos semanas, después de varios días luchando contra las quemaduras que se había provocado tras prenderse fuego a lo bonzo en Castellón. El miércoles, el esperado retorno de su cuerpo a Rumania provocó un enfrentamiento entre su esposa y varios miembros de su familia, que la acusan de haber abandonado a su marido en España. La policía tuvo que intervenir para evitar que Ionela, la esposa de Marian, fuese agredida.

"Aún no entendemos cómo es posible que Ionela le dejase solo", se lamentaba ayer por teléfono desde Targoviste Luminita, la hermana mayor de Marian. "Volvió a Rumania y dejó a mi hermano solo como un perro hasta que se murió", critica con voz ronca. Desde que falleció, la familia de Marian sólo había tenido una preocupación, que les devolviesen su cuerpo. Querían enterrarlo en el cementerio de su Targoviste natal, junto al de su padre. El miércoles, después de dos semanas de trámites, su ataúd llegó a Rumania. Los 4.200 euros que costaba su repatriación habían sido finalmente asumidos por el Gobierno rumano.

Fue a la llegada del cuerpo de Marian a su barrio, Prepeleac, cuando varios de sus familiares y vecinos comenzaron a recriminar a Ionela su actitud. La insultaron y quisieron agredirle. Le recriminaban que hubiera regresado a Rumania tres días antes de la muerte de su esposo, pero también que hubiera apoyado y, según la familia de él, alentado sus deseos de viajar a España.

Marian abandonó Rumania hace tres meses junto a su esposa y sus dos hijos. Buscaba una vida mejor. Les habían prometido casa y trabajo en Castellón pero cuando llegaron el sueño se convirtió en un espejismo. Entonces quiso regresar, pero no pudo conseguir los 400 euros de los billetes. El 4 de septiembre, desesperado, se prendió fuego a lo bonzo delante de la Subdelegación de Gobierno de Castellón ante su mujer y sus hijos.

Después del incidente, Ionela y sus hijos no han vuelto a casa. Izabela, la hija del fallecido, había explicado a EL PAÍS hace varios días que su madre temía morir en España. Por eso, dijo, regresaron a Rumania. Marian será enterrado mañana en el cementerio de Targoviste.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

María R. Sahuquillo
Es jefa de la delegación de Bruselas. Antes, en Moscú, desde donde se ocupó de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético. Sigue pendiente de la guerra en Ucrania, que ha cubierto desde el inicio. Ha desarrollado casi toda su carrera en EL PAÍS. Además de temas internacionales está especializada en igualdad y sanidad.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_