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El vuelco electoral | Galicia

Feijóo recupera a los desencantados

El PP conserva el voto rural y arrasa en las grandes ciudades - Es el partido más votado en Vigo y A Coruña, donde hace sólo un año ganaba el PSOE

Sonia Vizoso

Nadie podía imaginar hace 12 meses que el PSOE se desplomaría en Galicia sólo cuatro años después de desbancar al PP de su feudo histórico. El castigo más duro a los socialistas y a sus socios del BNG ha llegado de Vigo y A Coruña, dos ciudades que en marzo de 2008, en las generales, aún votaban al PSOE como primera fuerza. El domingo, las urbes gallegas más pobladas se entregaron al PP, que creció cuatro puntos. Entre una y otra cita pasaron muchas cosas.

- El electorado de la derecha se volcó con Feijóo y no con Fraga. Fue el dato que más sorprendió dentro y fuera del PP: los populares han logrado la mayoría absoluta con una participación histórica del 70%, tres puntos más que en 2005, rompiendo la teoría de que cuando la gente acude en masa a votar, gana la izquierda. Los colegios electorales recibieron a muchos votantes del PP que le dieron la espalda hace cuatro años a un Manuel Fraga debilitado por la edad y la tormentosa legislatura del Prestige. La movilización de la derecha fue clave en el voto rural: en Ourense, la tierra que más pisó Rajoy, la participación subió siete puntos con respecto a 2005.

La movilización de la derecha fue clave: en Ourense subió un 7% la participación
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- Desencanto en los votantes del bipartito. PSOE y BNG gobernaron gracias al respaldo de quienes querían acabar con 16 años de manipulación de los medios, reparto discrecional de subvenciones, política de fotos y comilonas y maltrato al medio ambiente en favor de las empresas. Aquel impulso llegó sobre todo de Vigo y A Coruña, donde ahora el PP ha arrasado. Detrás está el desencanto con un bipartito que se entregó a una transición tranquila, que siguió bombardeando a los gallegos con propaganda y actos de colocación de primeras piedras, con los dos socios obsesionados para que el otro no rentabilizase más el ejercicio del poder.

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- Acusaciones de despilfarro contra Touriño. Justo antes de comenzar la campaña, el PP acusó al presidente de la Xunta de derrochar en plena crisis por unas costosas reformas en las dependencias del Gobierno. El PSOE reaccionó tarde, cuando la duda sobre Touriño ya había calado. Y lo hizo aireando trapos sucios de la Xunta de Fraga que no denunció al llegar al poder.

- Daño a la imagen del líder nacionalista. La organización de un acto en el que utilizó como público una excursión de la tercera edad sin consentimiento de los afectados fue el gran resbalón de Anxo Quintana, candidato del BNG, durante la campaña. El PP lo atacó además en los mítines con insinuaciones malvadas sobre su vida personal y distribuyó fotos suyas en el yate de un empresario beneficiado por el concurso eólico, que luego publicaron varios medios.

- Ruptura del consenso lingüístico. Por primera vez en la historia de la democracia en Galicia, la política de fomento del gallego, una lengua en regresión, no fue apoyada por todos los partidos. El PP se desmarcó de un decreto que prima el uso del gallego en las aulas y que aplica un plan de Fraga. Los populares hicieron bandera de la supuesta imposición lingüística, un mensaje que alimentó la subida en áreas urbanas, más castellanohablantes.

- Paro. Contra el criterio de su partido, y en particular de José Blanco, Emilio Pérez Touriño se negó a adelantar los comicios al otoño para esquivar el clímax de la crisis. En octubre, había 33.000 parados menos y sobre la planta de Citroën en Vigo, que emplea a 8.000 gallegos, no planeaba, como ahora, un ERE.

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Sobre la firma

Sonia Vizoso
Redactora de EL PAÍS en Galicia. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago. Lleva 25 años ejerciendo el oficio en la prensa escrita y ha formado parte de las redacciones de los periódicos Faro de Vigo, La Voz de Galicia y La Opinión de A Coruña, entre otros. En 2006 se incorporó a El País Galicia.

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