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Felipe González acepto que EE UU situara armas nucleares en España, según William Arkin

El presidente norteamericano, Ronald Reagan, dijo en Madrid, en mayo de 1985, al presidente del Gobierno español, Felipe González, que Estados Unidos no traería armas nucleares a España sin consultar antes al Ejecutivo español, pero no dijo que nunca traería este tipo de armamento, afirma el experto estadounidense William Arkin, que asegura que González dio su conformidad. En una doble negación sobre la aproximación de España a la OTAN y la negociación con EE UU, Arkin afirma en sus declaraciones a EL PAÍS que "España no es no nuclear", y considera que el Gobierno de González "no sabe lo que quiere" en sus negociaciones con EE UU.

William Arkin, director del programa de seguridad nacional del Instituto para Estudios Políticos de Washington, ha venido a España a pronunciar algunas conferencias y recabar información sobre las negociaciones con Estados Unidos. Arkin, en colaboración con Richard Fieldhouse, reveló en 1985 los planes secretos de EE UU para llevar a varios países europeos, en caso de crisis o guerra con el Este, armas nucleares, entre ellas 32 cargas de profundidad a España."Cuando Reagan estuvo en Madrid, en mayo de 1985, le dijo a González que nunca pondría armas nucleares en España en contra de la posición del Gobierno español. Y González estuvo de acuerdo. Los preparativos para traer armas nucleares a España prosiguen", asegura Arkin. "Los norteamericanos, en vez de prometer que no pondrían armas nucleares en España, por ser país desnuclearizado, dijeron que nunca las traerían sin preguntar antes", dice Arkin. Y añade: "Me parece que España cedió, pues accedió a permitir a EE UU que usara el territorio español para despliegues nucleares".

"España no es no nuclear por tres razones", dice Arkin. La primera es que "buques norteamericanos con armas nucleares están en Barcelona, en Mallorca o en Rota, y el Gobierno español hace como si eso no fuera territorio español". La segunda es que EE UU tiene planes de emergencia para situar armas nucleares en España en tiempo de guerra o crisis, razón en la que entra lo hablado entre Reagan y González. Respecto a la posibilidad de traer armas tácticas nucleares para el Ejército español, dice que "eso una fantasía de los militares españoles. Nadie en el Pentágono se preocupa por el Ejército de Tierra español.

La tercera razón estriba en las infraestructuras en España para las capacidades nucleares norteamericanas. La misión de los F-16 de Torrejón ha sido siempre "la misión nuclear preeminente de EE UU en el sur de Europa, y esto liga estrechamente a España a la estrategia nuclear", dice Arkin. Respecto a las negociaciones entre Madrid y Washington para la reducción de la presencia militar estadounidense en España, Arkin considera que "no hay una clara articulación por parte del Gobierno español sobre cuál es su estrategia y sobre lo que quiere conseguir en términos de sus capacidades militares y su política de seguridad nacional. No se sabe, pues, si el Gobierno se comporta de modo inteligente o no".

"Los españoles no tienen claro lo que quieren lograr", prosigue. "España dice que quiere que el ala táctica salga de Torrejón. Estados Unidos contesta que esta dispuesto a trasladarla a Morón. España no está de acuerdo. Y los norteamericanos dicen en respuesta que España tendría que asumir las misiones que EE UU abandonara, lo que resulta muy críptico. ¿Qué es lo que se supone que debe asumir España: misiones de bombardeo nuclear en Italia y Turquía?", se pregunta Arkin.

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"El Gobierno de González carece de pensamiento estratégico", afirma, "no tiene objetivos en el campo militar. Esto es lo que al final hará que EE UU lo ignore. González no sabe de lo que habla, no tiene ninguna visión ni ninguna estrategia de seguridad nacional"."Irónicamente", dice, las bases que resultan más peligrosas para España en términos de implicación española en políticas y estrategias a las que el Gobierno de González parece ser contrario no son Torrejón o Zaragoza, sino Rota. Pero parece que González está más dispuesto a aceptar su implicación en la carrera de armamentos nucleares que en operaciones fuera de la zona de la OTAN. Y ésta es la función de Rota", concluye Arkin, quien antes de venir a España se entrevistó con numerosas personas en el Pentágono y el Departamento de Estado que participan en estas negociaciones.

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