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Griñán pone fin a la legislatura más difícil de los 30 años de la autonomía

Arenas acaricia el Gobierno andaluz en su cuarto intento como candidato

El presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, firmó ayer el decreto de disolución del Parlamento autónomo y de convocatoria de las novenas elecciones andaluzas que se celebrarán el próximo 25 de marzo. Griñán, que asumió la jefatura del Gobierno andaluz en 2009 tras sustituir a Manuel Chaves, pone así fin a la legislatura más difícil de los 30 años de la autonomía.

Todos los partidos que concurrieron a los comicios pasados prometieron el pleno empleo en este mandato, pero la brutal crisis económica ha hecho trizas esa promesa. El paro se ha desbocado y alcanza ya el 31,2%, según la reciente Encuesta de Población Activa (EPA), 13 puntos más que hace cuatro años.

Griñán ha apurado todo lo posible para convocar elecciones. Desoyó a los que le pidieron que hiciera coincidir la convocatoria andaluza con las generales del 20 de noviembre -como venía ocurriendo en las cuatro últimas citas-, convencido de que ir juntos era una muerte electoral segura. El socialista justificó esta decisión por la estabilidad parlamentaria de la que gozaba -en 2008, el PSOE volvió a ganar por mayoría absoluta- y en que aún había que adoptar medidas de gobierno.

La tasa de paro es del 31,2%, 13 puntos más que al inicio del mandato
El líder del PP cabalga sobre el desempleo y el caso de los ERE

Pero tras esa posición también se escondía el cálculo de recuperar la confianza de los votantes socialistas decepcionados con la gestión del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y con que las duras medidas que debería adoptar el Ejecutivo del PP de Mariano Rajoy, dando por hecho su triunfo, le daría una posibilidad de escapar vivo en las elecciones.

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Griñán basa toda su campaña en el contraste con las políticas de derechas del que el Presupuesto andaluz es un buen ejemplo: este ha subido en un 1%, también se incrementan las partidas de educación, de dependencia y se mantiene el gasto sanitario. No obstante, cada día que pasa está más claro que las cuentas áutonómicas tendrán que ser modificadas una vez que Rajoy presente los Presupuestos Generales del Estado, algo que hará después de las andaluzas.

Todas las encuestas publicadas vaticinan el triunfo del PP de Andalucía el 25 de marzo, donde el deseo de cambio político es muy grande, según el Instituto de Estudios Sociales Avanzados de Andalucía (IESA), un organismo oficial de gran prestigio por el acierto histórico de sus previsiones. En su último trabajo, dado a conocer en diciembre, el 72,8% de los andaluces se manifestaba a favor de un cambio político en Andalucía, mientras que un 35% prefería el triunfo del PP, nueve puntos más de los que escogían al PSOE. El 61,7% cree que los populares ganaran en las elecciones, mientras que solo un 16,9% opina que lo hará el PSOE.

Pero no solo están los sondeos, sino también los dos recuentos electorales que se han producido. En las elecciones municipales de mayo de 2011, el Partido Popular logró por primera vez superar por siete puntos de ventaja al PSOE en el conjunto de la comunidad. Y el 20 de noviembre pasado, en las elecciones generales, esa brecha se amplió en dos puntos más, al borde de la mayoría absoluta.

Para los socialistas andaluces, esta ha sido su legislatura más complicada. No solo por las dolorosas cifras de desempleo, sino también porque está bregando con un caso de corrupción como el fraude en los expedientes de regulación de empleo (ERE) que no para de dar sorpresas.

Y sobre el lomo del paro y del escándalo de los ERE cabalga el líder del PP andaluz, Javier Arenas, en su cuarto intento por ser, al fin, presidente de la Junta de Andalucía. Arenas confía en sacar mayoría absoluta, lo que daría al traste con un hipotético pacto entre socialistas e Izquierda Unida, como ya ha dejado bien claro que hará el coordinador de la federación de izquierdas, Diego Valderas.

Arenas, además, ha tenido un regalo añadido en su tarea de oposición. El relevo de Manuel Chaves por José Antonio Griñán, al principio modélico, ha desembocado en continuos choques entre el equipo de uno y otro. Ha habido hasta seis fotos oficiales del Gobierno autónomo y en el PSOE andaluz el nuevo equipo dirigente no deja de generar dudas sobre su capacidad, tras las dos derrotas electorales del pasado año.

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