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Reportaje:

Horror entre 'narcos'

Un torturado revela en el juicio la brutalidad del 'clan La Paca' y su connivencia con un policía de Baleares

"Estaba secuestrado y todos me pegaban y amenazaban de muerte". Ignacio Durand, Nacho, narró ayer ante la Audiencia de Palma su peripecia en el poblado chabolista de Son Banya, en Palma, en febrero de 2006, cuando un clan de narcotraficantes le detuvo y le torturó al creer que les había sustraído la caja negra de la droga: 6,7 millones de euros. Delante de él, otro secuestrado fue mutilado. Perdió parte de una oreja, rebanada por un cúter, acción que atribuyó a la jefa de la banda, Francisca Cortés, La Paca.

Hasta 20 narcos fueron denunciados por Durand, que se marchó de Mallorca rumbo al extranjero después de que su abogada, María Ángeles López, comenzara a negociar un pacto -el cobro una "indemnización", de 1,3 millones-, con la jefa de la banda. Mientras frenaba las denuncias, la letrada estaba en comunicación con su novio, el inspector jefe antiatracos José Gómez, Pepote, según se escucha en los pinchazos telefónicos realizados durante la investigación.

Los secuestradores rebanaron con un cúter la oreja de otro rehén

La narco Francisca Cortés, La Paca, destapó la extorsión, grabó a Pepote mientras fijaba un pago de 1,3 millones: "¿Hasta cuánto puedes pagar? (...) ¿Les digo que [serán] 150 [millones de pesetas] la semana que viene?". La Paca pagó una parte a la letrada López, en efectivo y en el poblado, ante dos de sus abogados. Asegura que Pepote la amenazaba. "Me estaba metiendo miedo. Me decía: 'Te van a meter 20 años". Abogada e inspector afrontan penas de 12 y 11 años de cárcel, respectivamente, por cohecho y blanqueo de capitales.

El botín de dinero sucio de la droga estaba oculto bajo tierra en la cuadra de trotones de carreras de uno de los integrantes del clan. Los narcos, tras recibir reiteradas condenas por blanqueo de capitales, habían dejado de efectuar inversiones inmobiliarias y depósitos bancarios porque se los acababan requisando.

La Paca, con condenas por blanqueo y narcotráfico, tiene una petición de 35 años de cárcel por detención ilegal, torturas, lesiones, amenazas, cohecho, allanamiento. Es la matriarca del clan de hermanos, hijos, primos y cuñadas. Nacho Durand, natural del Paraguay, trabajaba como herrero para la banda en Son Banya, un asentamiento de barracas creado por el franquismo para la "integración gitana".

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Nacho declaró que sorteó embestidas con navajas "de un palmo", recibió patadas, puñetazos, golpes con bastones, tablones y un bate al grito de "¿dónde está el dinero?". La banda buscó el dinero negro en su casa; le llevaron de un sitio a otro en coche y le amenazaron con quemarle vivo. "Humillándome, amenazándome y reteniéndome contra mi voluntad".

Identificó a sus supuestos agresores en la sala, cara a cara, uno a uno. "Esta gente estaba alborotada, mostrándome cuchillos, dándome palizas y recriminándome que les había robado cuando me daban trabajo".

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