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Los 'paracas', con ganas de acción

Controlarán los accesos de Zajo (Irak), pero no construirán un campo de refugiados

A las seis de la mañana de hoy, los paracaidistas españoles cruzarán la frontera turca para establecerse en Irak. Su base estará en una escuela de formación profesional en la ciudad de Zajo, a 12 kilómetros de Turquía. Se prevé que el lunes los paracaidistas releven a los marines norteamericanos en el control de acceso a la localidad que alberga un campo, bajo bandera de la ONU, con 2.700 refugiados kurdos. Aquí, los paracas se han convertido en los SEF (la Spanish Expeditionnary Force). A estos hombres les sobran ganas de entrar en acción.

Los paracaidistas españoles ponen hoy el pie en el norte de Irak. Será un corto viaje de 22 kilómetros. Según informó el jefe de la agrupación, coronel Javier Ledesma, la mayoría de los 160 militares españoles abandonará al amanecer la base aliada de apoyo, situada en Silopi -localidad turca a 10 kilómetros del límite con Irak-. El cruce de la frontera turco-iraquí se realizará sobre las seis de la mañana, hora españiola.Un pequeño grupo permanecerá en la base aliada para recibir a las unidades aún por llegar. Se espera que el contingente español, 600 hombres más equipo, esté completo el próximo miércoles. Parte viaja a bordo de aviones Galaxy norteamericanos que tenían previsto llegar ayer a la base de Incirlik. También se desplazarán cuatro aviones Hércules C-130.

Camino a la que será base española, los paracas contemplarán el que está previsto como su primer destino: el control de entrada en la ciudad de Zajo. Ahora consiste en unos parapetos desde donde los marines norteamericanos, con fusiles M-16 y una ametralladora más lejana, preguntan al viajero: "Weapons?" ("¿Lleva armas?"). Una vez en Zajo, los paracaidistas se dirigirán a la zona noreste, donde se levanta la escuela de formación profesional que les servirá de base. Está próxima al silo de cereales que acoge al cuartel general de los americanos. "Lo primero será rehabilitar las instalaciones", afirma el coronel Ledesma. "Hay que empezar por instalar agua y servicios. El recinto no es óptimo, pero es el mejor que se ha podido encontrar". Junto a este establecimiento los paracaidistas realizarán una segunda misión de control de acceso en carretera.

El recinto de la base española, vallado y con amplios campos, permitirá las operaciones de los helicópteros, que tardarán aún en comenzar.

El barco que transporta las siete aeronaves y la ayuda humanitarla llegará a puerto turco el próximo día 7.

A través del mando norteamericano, el coronel español ha pedido permiso a las autoridades iraquies para instalarse en Zajo, la ciudad de llanura que acoge un campo de refugiados organizado por los norteamericanos para traer a miles de kurdos que aún se encuentran en las montafias.

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Misiones coordinadas

Las misiones de los paracaidistas comenzarán por el control de ac ceso a Zajo en dos puntos, pero también estudian la "utilización inmediata" del Escalón Médico Avanzado Terrestre (EMAT), que llegará hoy. Se pretende aproximar en todo lo posible esta asistencia sanitaria a los refugiados kurdos, según manifestó el comandante médico Leyva.

El deseo es que la ayuda humanitaria española actúe de forma rápida, eficiente y coordinada. "Nos vamos a mover allá donde veamos una necesidad, en el marco de la frontera turco-iraquí, manifestaron los mandos españoles, satisfechos del nivel de coordinación con otras fuerzas militares, fundamentalmente norteamericanas. El socorro médico se podría proporcionar siguiendo las directrices de la ONU, partidaria de facilitar la creación de ríos azules: se trata de facilitar apoyos para que las decenas de miles de refugiados kurdos desciendan de las montañas.

El mando español, sujeto a las órdenes del Ministerio de Defensa, ha descartado la posibilidad de levantar un campo de refugiados, fundamentalmente por la falta de medios. Sin embargo, no renuncia a la posibilidad de canalizar la ayuda humanitaria de pabellón español.

Los norteamericanos han bautizado a los paracas como SEF. La Fuerza Expedicionaria Española estaba formada hasta ayer por 160 hombres de la Brigada Paracaidista, que cambiaron el cuartel de Alealá de Henares (Madrid) por el campamento militar aliado de Silopi, en el sureste de Turquía. En sus tiendas -una decena- se escucha flamenco a toda pastilla y hay añoranza de las latas de callos -sustituidas por las insípidas raciones americanas-. Al margen de las músicas, que no siempre suenan, hay muchas ganas de empezar la labor humanitaria con los refugiados kurdos a quienes, según las instrucciones recibidas, deberán llamar "desplazados iraquíes de origen kurdistani". "O sea, DYK, como el whisky", apostillan los muchachos.

Nuestros paracaidistas vienen a abultar la mitad que un marine norteamericano, pero no tienen complejos. "Es que esos parecen armarios roperos", zanja el cabo primero José Antonio Alonso. "Lo bueno se vende en frasco pequeño", puntualiza el leonés Juan Iglesias. Los paracadistas, que han perdido los partidos de balonvolea con los norteamericanos, no se achican.

"Yo me reenganché para poder venir y estoy encantado. Veo que los soldados yanquis viven fenomenal pero no tienen nada que hacer a nuestro lado", asegura Miguel Jiménez Cuevas, un toledano de 20 años con poco aspecto de Rambo. Ahmed Belaid, nacido en Ceuta hace 25 años, es uno de los más solicitados. Sabe aquello que casi todos ignoran: idiomas. Belaid habla árabe, francés y algo de inglés. Aunque son una escasísima minoría los paracaidistas que hablan la lengua de Shakespeare -alguno camina con el diccionario en el bolsillo- desde el primer momento cambiaron gorras y distintivos con los americanos.

Lo que peor llevan del sistema del campo, que también acoge a franceses, británicos, holandeses y canadienses, es la falta de intimidad en el retrete. "Es que eso de estar viéndole la cara al de enfrente cuando estás en la letrina... ", coinciden los tenientes Campos y Tagua. Sus subordinados lo suscriben.

El inconveniente no enturbia su entusiasmo. "Si no hiciéramos estas cosas sería como entrenarte para el fútbol y no jugar nunca un partido", dice el teniente Manuel Tagua. El no descarta "algún conato en la frontera". Los soldados disponen de armamento ligero.

Los paracaidistas, que no han traldo paracaídas, cubren sus primeros gastos con los 200 dólares que les entregaron en Alcalá. Aún no saben las dietas que cobrarán, unos creen que serán de 2.500 pesetas diarias y otros piensan que será similar a la que cobraron los marineros destinados en el golfo Pérsico.

Por su parte, el coronel Javier Ledesma, que el jueves se entrevistó con el máximo jefe norteamericano, general Jay Garner tuvo poco después un original primer contacto con el pueblo kurdo. A requerimiento de un fotógrafo español, el militar no dudó en posar ante un cartel de Zajo. Tuvo la idea de comenzar la ayuda humanitaria repartiendo unas golosinas a los niños, que aquí, son multitud. "En fila, en fila", pedía el coronel desbordado por la marabunta infantil.

Contacto diario

El grupo español tiene contacto diario con el resto de los ejércitos aliados. Un oficial de enlace acude a las dos reuniones informativas que se celebran cada jornada. "No tenemos ningún problema de coordinación. Es perfecta", asegura el coronel Ledesma, un hombre jovial de 53 años. "No estamos integrados en ninguna estructura de mando. Dependo de nuestro jefe de Estado Mayor", matiza.

Los paracaidistas han llegado vacunados contra el tifus y el tetanos. También se les administra Resochín, fuerte medicación contra la malaria que podría quedar suspendida. Quien más, quien menos lleva una defensa en la mochila. El vasco Alastúe se ha traído latas, queso y chorizo" como ayuda humanitaria consigo mismo. Al igual que él, muchos otros paracaidistas españoles se sienten en Silopi "como en una película de americanos". Es que lo parece.

[Al menos siete personas han muerto de cólera en el campamento de refugiados de Cakurca en la zona fronteriza turco-iraquí, según la organización humanitaria Médicos sin Fronteras. La organización denunció el viernes en París que en Cakurca, que alberga a 70.000 personas, han sido tratados 30 casos de cólera, informa Efe].

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